En esto sí que ha aprendido Barbón de Moncloa: cuando vengan mal dadas, una película de la guerra civil te apaña la escaleta del momento. A Sánchez le funciona, o al menos lo intenta
Qué bien le vendría a Adrián Barbón un Franco enterrado en Asturias. Cuánto rédito político podría sacar el presidente de un Valle de los Caídos a la asturiana, una caja de los truenos donde encerrar miedos antiguos y agitarlos convenientemente ante su parroquia cuando vienen mal dadas o cuando se quiere evitar hablar de lo sustancial. Lejos de debates sobre financiación autonómica, de listas de espera en la sanidad pública, de lo difícil que está encontrar un empleo en Asturias, de que el cartón de La Central sigue por las nubes o de que por cada tres paisanos que se van al otro vecindario sólo viene un guaje a este. Se dice pronto.
Qué bien le vendría a Barbón también una flota de Lamborghinis de renting. No para actos oficiales, que un presidente del Principado al final pisa mucha caleya en sus actos oficiales y no están las cuentas públicas como para andar pagando talleres. No. Sería útil, por ejemplo, hacerlos desfilar por la calle Santa Teresa de Oviedo y que, a su paso por la Junta, toquen el claxon al unísono y enciendan los ánimos de la calle. “Menos Lambos y más TUAs”, entonaría entonces Barbón.
Pero todo eso ya está inventado y no está al alcance de Barbón. Franco pisaba Asturias apenas para sacar salmones del Sella o del Narcea, pero nunca se le pasó por la cabeza caer muerto aquí. Y Lamborghinis, por Asturias, muy pocos. No hay ni una fortuna asturiana en el top100 nacional de Forbes. Y en todo caso, aquí somos más de Aston Martin. Así que es difícil colocar un Franco o un Lamborghini en el discurso de turno como hace Sánchez habitualmente con igual maestría que descaro. Pero Barbón, intentar, lo intenta. Y a veces hasta casi cuela.
Casi nos la cuela Barbón hace días en Funeres. En el Pozu de Funeres, cerca de su Laviana, donde Barbón llevó de excursión a una nutrida troupe de socialistas para dar inicio, escénico más que otra cosa, al curso político de la FSA. Allí hay una fosa donde entre marzo y mayo de 1948 fueron ejecutados una veintena de militantes socialistas y comunistas de los que se habían echado al monte contra el franquismo al final de la guerra. Aquello provocó la evacuación de gran parte de los maquis por el puerto de Luanco, en una operación coordinada por Indalecio Prieto. Los asturianos de 75 años para abajo ni habían nacido.
No estamos en marzo, ni abril, ni mayo. Aquello fue en 1948 y estamos en 2024. No hay ningún aniversario redondo. Lo de Funeres fue, en esencia, humo de marketing político. Teatrillo para el parroquiano. En esto sí que ha aprendido Barbón de Moncloa: cuando vengan mal dadas, una película de la guerra civil te apaña la escaleta del momento. A Sánchez le funciona, o al menos lo intenta. Y si falla, Barbón siempre puede echar mano a unos cuantos Lambos bajando por el parque San Francisco cuando le pregunten por las cesiones de su jefe a Cataluña.