El problema de aparcamiento, el estado de las aceras y el mantenimiento de árboles y jardines, principal preocupación de los vecinos de la zona
Es el barrio con más habitantes de Gijón, sólo un peldaño por delante de La Calzada. Alrededor de 40.000 gijoneses viven en algún punto de El Llano, un barrio que funde sus raíces ya en época de Jovellanos, cuando esbozó la idea de una carretera que uniera La Felguera y Gijón para facilitar el transporte de carbón desde las minas hasta el puerto. Hasta ese momento se hacía a través de chalanas por el río Nalón. De esa forma nace en 1842 la que hoy conocemos como carretera Carbonera y es ahí, precisamente, donde nace El Llano.
En ahí, precisamente, donde los vecinos encuentran una de las deficiencias más sencillas de solucionar en el barrio. Desde el cruce con Pintor Medina hasta la antigua sede sindical, en la plaza Ingeniero Orueta (conocido popularmente como Parque de los Peces), no existe ni un solo paso de cebra para cruzar la carretera Carbonera. Son casi 500 metros en los que hasta cinco calles desembocan en ella, pero el peatón se ve obligado a caminar hasta la unión con carretera del Obispo o el cruce del Parque de Moisés Carballo Abad para cambiar de acera. A pesar de que es una reforma sencilla y recurrente, la Asociación de Vecinos de Fumeru–El Llano, no ha encontrado respuesta afirmativa desde el consistorio.
Pero es solo una de las deficiencias que notan los vecinos. El estado de las aceras es un mal endémico en casi todo El Llano, y estamos hablando del barrio con mayor extensión de la ciudad. Tal es así que los gijoneses lo dividen en tres: Llano Alto, del Medio y de Abajo. En la recién reformada calle Río de Oro, por ejemplo, la acera de los números pares se encuentra en un estado lamentable, y las baldosas sueltas se pueden distinguir por facilidad debido a su color ya que el agua las ha blanqueado. El problema de las filtraciones de agua bajo las baldosas, además, está produciendo ciertos hundimientos en las aceras.
Tampoco se libra de las quejas el cuidado de los árboles de la zona. Incluso la asociación de vecinos ha recibido reclamaciones curiosas, como el caso de una señora a la que el árbol que tiene frente a la ventana de la cocina se mete en su casa. Las hileras de árboles que decoran la carretera Carbonera están muy cerca de las viviendas, provocando que las ramas estén pegadas a las ventanas, incluso de los pisos superiores. Algo parecido a lo que ocurre en Juan Alvargonzález, por ejemplo. Una reclamación que se une a la de otros vecinos que alertan de los problemas con la proliferación de mosquitos en la época estival debido a la resina de los propios árboles.
Aparcamiento y zona ORA
Sin embargo, una de las preocupaciones más amargas la produce el aparcamiento. En plena polémica por la Ordenanza de Movilidad, hay que recordar que ésta incluye la expansión de la zona ORA hasta Pérez de Ayala. En un barrio antiguo, donde pocos edificios disponen de garaje, supone un problema aún mayor. A pesar de que el Ayuntamiento ha declarado que aún no va a ejecutar la ampliación de la zona azul, cabe esperar que – al estar incluida en la ordenanza- acabe por llevarse a cabo.
A la asociación de vecinos le preocupa esta situación y recuerda que se desaprovecharon varias ocasiones para construir un aparcamiento subterráneo en el barrio. Por diversos motivos no pudo llevarse a cabo en el parque de La Serena y el ayuntamiento acabó por acondicionar la superficie sin llegar a cabo el necesario parking subterráneo. Ahora, la expansión de la zona azul acabará por empujar a los vehículos hacia el barrio, añadiendo un problema más a los vecinos. Sin olvidar, claro está, que en el entorno de la calle Saavedra se ha propuesto la creación de una ecomanzana en un proyecto aún por determinar.