La Junta de Gobierno autoriza el regreso de las corridas de toros a la plaza gijonesa, después de que los informes técnicos confirmasen el buen estado del complejo
Pronto, muy pronto, a finales de este mismo julio, se cumplirán un año y cuatro meses de la anunciada clausura de la plaza de toros de El Bibio, probablemente una de las decisiones más aplaudidas y, al mismo tiempo, criticadas de cuantas poblaron la legislatura de Ana González. Pues bien, esa situación de cierre, que en su momento el Consistorio justificó por el riesgo de hundimiento, tiene sus días contados. La Junta de Gobierno, en convocatoria extraordinaria y urgente, ha anunciado hace escasos minutos que el recinto, a tenor de los favorables informes técnicos municipales, reúne todas las condiciones de seguridad pertinentes para el retorno de los espectáculos taurinos, por lo que ha decretado su utilización en agosto, coincidiendo con las fiestas de Begoña.
Todo apunta a que este movimiento de ficha, no menos dudoso por ser esperado, será bien acogido entre los empresarios del sector; tanto es así que, según fuentes del propio Ayuntamiento, varios de ellos se han puesto en contacto con el ejecutivo local para solicitar el alquiler de la plaza. De ese modo, y en un curioso juego del destino, la apertura del complejo servirá de cierre a un tormentoso episodio de la historia reciente de la ciudad, que comenzó con la supresión de las corridas y continuó cuando, en marzo de 2022 y tras largo tiempo en desuso, el por entonces concejal de Obras Públicas, Olmo Ron, ordenó echar el cierre «ante el riesgo de hundimientos puede producir situaciones de pánico», y planteando una posible obra de adecuación que, a la postre, no se llegó a ejecutar. Más aún, en marzo de este año la por entonces aspirante del PP a la alcaldía, y actual vicealcaldesa, Ángela Pumariega, estimaba el coste para las arcas gijonesas de dicho cierre en unos 90.000 euros.
Muy mala noticia. Estábamos muy bien sin toros.