POR BORJA PINO Y PABLO R. GUARDADO
Por razones que aún se están investigando el primero de ambos barcos, el cerquero guipuzcoano ‘Beti Piedad’, enfiló de proa la estructura y embistió al más pequeño ‘Punta del Este’, en aquel momento amarrado; no constan heridos
El mundo entero aún está sobrecogido por el accidente ocurrido el pasado sábado en Nueva York, cuando los tres mástiles del buque-escuela mexicano ARM ‘Cuauhtémoc’ se partieron al pasar bajo el puente de Brooklyn, causando la muerte de dos marineros e hiriendo a casi una veintena más… Y esta misma semana Gijón ha sido escenario de su propio incidente náutico, si bien, por fortuna, de un alcance infinitamente menor. En la tarde de ayer martes, y por razones que aún se están investigando, un pesquero de origen vasco, el ‘Beti Piedad’, se estampaba de proa contra el costado de estribor del asturiano ‘Punta del Este’, que en esos momentos permanecía atracado en los muelles de Rendiello, en El Musel. Pese a su espectacularidad, la colisión no provocó lesiones a ningún tripulante, aunque sí daños visibles en la borda y la obra muerta de la segunda embarcación.
El azar quiso que varios testigos presenciales inmortalizasen con su smartphones el instante del choque, y los vídeos ya pueblan las redes sociales. Eso sí, el contenido de todos ellos es análogo… El ‘Beti Piedad’, un pesquero de cerco botado en 2002, basado en la localidad guipuzcoana de Guetaria, de 36 metros de eslora y con su casco azul oscuro construido en acero, enfila el Rendiello a buena máquina sin, en apariencia, reducir su velocidad. Pese a las advertencias hechas por varios de los presentes, el buque no logra detenerse, y embiste por el flanco derecho al mucho más pequeño y antiguo ‘Punta del Este’. Este último, todo un veterano de la pesca de cerco en el Cantábrico, dado de alta en 1988 y cuyos 19,4 metros de estora están hechos en madera, no puede resistir el impacto, y acaba comprimido entre el ‘Beti Piedad’ y el muelle.
El golpe abre un hueco de notables dimensiones en el pasamanos y en la obra muerta del casco; además, la mayor altura del ‘Beti Piedad’ hace que su proa impacte con el mástil del ‘Punta del Este’, doblándolo ligeramente. No obstante, la inercia del choque pronto separa a ambas naves, y poco después el patrón del barco vasco logra ciar (en lenguaje naval, navegar marcha atrás) y alejarse del asturiano.