La explanada del Bioparc Acuario de Gijón se convirtió ayer en el escenario perfecto para poner el broche final a las celebraciones del 20º aniversario del Club Mini Asturias. Con el mar Cantábrico como telón de fondo, decenas de vehículos de todas las épocas se dieron cita en la última gran concentración del fin de semana, ofreciendo un auténtico espectáculo para los amantes del motor y la historia automovilística.
Desde las nueve de la mañana, la zona se transformó en un museo al aire libre. Los asistentes pudieron disfrutar de una variada exposición que reflejaba seis décadas de evolución del icónico Mini: desde los modelos clásicos, cuidadosamente restaurados y fieles a su diseño original, hasta las versiones más recientes que continúan reinterpretando el espíritu del mítico vehículo británico.
La cita contó con el patrocinio de Mini Triocar, Bioparc Acuario de Gijón y del Abba Playa Gijón Hotel, entre otros, y estuvo marcada por el ambiente festivo y la camaradería entre los socios, simbolizó también la unión de una comunidad que ha hecho de su afición una forma de vida. Durante todo el fin de semana, los miembros del Club Mini Asturias participaron en rutas, encuentros y actividades que rindieron homenaje a la historia y al legado de este pequeño gran coche.
Con el rugido final de los motores sobre la costa gijonesa, el Club cerró la celebración de sus dos décadas de existencia con un mensaje de agradecimiento a todos los patrocinadores, colaboradores y amigos que han acompañado su recorrido. Veinte años después de su fundación, el Mini sigue demostrando que, pese a su tamaño, su huella en la carretera —y en el corazón de sus seguidores— es verdaderamente gigante.