Los responsables del espacio gijonés dejan en libertad en la carbayera de El Tragamón a un gavilán que hubo de ser tratado de sus lesiones en el Centro de Recuperación de la Fauna del Principado
«No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas». Puede que, al proferir esa célebre frase, Miguel de Unamuno se estuviese refiriendo metafóricamente al fomento del acceso a la cultura. Sin embargo, su contenido ha cobrado una dimensión totalmente literal, incluso física, en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Porque este viernes el espacio natural se convertía en el hogar de un nuevo vecino de ‘altos vuelos’: un gavilán que fue liberado en el robledal conocido como carbayera de El Tragamón, después de haber sido tratado de las lesiones que sufría en el Centro de Recuperación de la Fauna del Principado, en Sobrescobio.
Un momento emocionante para los cuidadores del animal y para los responsables del Botánico… Y, muy probablemente, una motivación para sus muchos visitantes, que, si los ciclos migratorios de esta especie no lo impiden, tratarán de localizarlo en la vasta superficie del jardín. Mientras tanto, el emotivo instante de la liberación del gavilán ha sido inmortalizado en la cuenta de Instagram del lugar.