Varios cetáceos, que algunas voces identifican como pertenecientes a una misma familia, fueron avistados nadando a la altura de San Lorenzo, muy cerca de la playa; su presencia causó furor, especialmente entre quienes se hallaban en el agua
Británicos, franceses, belgas, italianos, argentinos, japoneses, estadounidenses… Sin olvidar todas y cada una de las regiones que conforman la geografía española, desde luego. Cada año, por estas fechas, una miríada de visitantes, procedentes de los rincones más variopintos del globo, elige Gijón para disfrutar de las bondades de la temporada estival. Los vecinos lo sabes, no es algo nuevo, hay costumbre… No sorprende, en definitiva. Y, sin embargo, cierta ‘visita’, ocurrida este lunes, sí que llamó la atención, y mucho, tanto a nativos de la ciudad como a foráneos. En las horas finales de la tarde cientos de miradas se posaron en las calmadas aguas del Cantábrico para contemplar el paso de un pequeño grupo de delfines que, plácidamente, nadaban de este a oeste siguiendo la línea de costa del municipio. A muy corta distancia, además… Todo un privilegio para los sentidos.
Testigos desde el cerro de Santa Catalina, transeúntes del Muro, paseantes por la arena de San Lorenzo, bañistas e, incluso, usuarios de motos de agua y otras embarcaciones presenciaron e inmortalizaron con sus smartphones el paso de los cetáceos, usuales en esta parte del litoral, aunque no tan frecuentes tan cerca de tierra firme. Sobra explicar que quienes se encontraban en el agua en el momento de su paso lograron las mejores vistas… Periódicamente, con una ventana de unos pocos segundos entre una y otra, los delfines se dejaron ver en superficie, cada vez que sus espiráculos dorsales expulsaban el agua recogida tras cada inspiración.
Las gráciles evoluciones de los animales hicieron las delicias de todos, y no faltaron quienes plantearon la posibilidad de que se tratase de una familia en proceso de migración. Entre estos últimos figura el servicio municipal Visita Xixón, que ha difundido el tránsito de los ‘visitantes’ en sus redes sociales. No obstante, voces especializadas aclaran que es difícil precisar si existe un vínculo biológico entre los ejemplares… «Los delfines son animales muy sociables; cooperan para cazar, jugar, criar y cuidar a sus crías… Y eso, sin necesidad de que constituyan una familia«, aclara Susana Acle, directora de Biología, Veterinaria e Investigación del BIOPARC Acuario de Gijón. También concreta que verlos a tan poca distancia de la costa no es necesariamente anómalo. Lo novedoso es que «reparemos en esa cercanía, lo que demuestra que prestamos más atención al mar. Pero es un animal familiar en el Cantábrico, y siempre ha estado ahí».
De todos modos, y aunque el más elemental sentido común, debería dictarlo, Acle recuerda que el delfín, pese a su aspecto tierno e inofensivo, es un animal salvaje… Y carnívoro. «Somos nosotros los que, al echarnos al mar, entramos en su hábitat; ahí, él manda«, advierte. De ahí que sugiera adoptar algunas precauciones básicas, como «no tocarlos, ni provocarlos, ni hacerles daño; si se acercan, lo mejor es dejar que pasen de largo, porque nunca se sabe cómo van a reaccionar, y hay que extremar el cuidado cuando se está en embarcaciones, por los posibles daños que quillas o hélices puedan causar». No obstante, Acle matiza que no se trata de temor, sino de «puro y simple respeto«.
En fin, un hermoso recuerdo para la larga historia de anécdotas que, como los delfines los mares y océanos del globo, ya pueblan los muchos veranos de la ciudad.
