«Con Gijonomía/Xixonomía se ha potenciado la marca Gijón/Xixón acrecentando el orgullo y sentimiento de pertenencia a nuestra tierra. Ha generado, con solo el paisanaje, todo un mensaje que se va enraizando a la población propia y foránea (…)»
Estamos aproximándonos a un verano que, con toda probabilidad, batirá record de visitantes en la región. La conectividad de nuestro aeropuerto, finalizando esta última legislatura con doce líneas aéreas internacionales, la mayor oferta de la historia del aeropuerto asturiano, hará que muchas personas se acerquen a Asturias de otros lugares del continente. Al mismo tiempo, se incrementarán notablemente las visitas provenientes de nuestro país. El calor, el cambio climático, ese conocido enemigo frente al que titubeamos a nivel mundial, a pesar de los muchos años de temible convivencia, hará que el sur se dirija al norte, asemejando nuestras playas a los setenteros arenales abarrotados de Andalucía o Valencia.
El turismo, perdón, nosotros realizando turismo (cuando enumeramos los problemas sin ponernos dentro de la oración, los alejamos como si no fueran nuestros) estamos empezando a ser un verdadero quebranto para la sostenibilidad de ciudades y paisajes. Las termitas humanas deambulan por el mundo con la imperiosa necesidad de querer captar todo con sus teléfonos, viajando cada vez más rápido, acaparando más y más imágenes. Personas que hacen cola en los Uffizi y, probablemente, no hayan ido a sus museos cercanos, vehículos frente a desfiladeros, cañones, meandros, para hacer una foto, incluso desde los asientos de un coche atascado, sin darse cuenta que la maravilla del paisaje es la ausencia de sonido en la majestuosidad, el olor del viento, la emoción de lo construido durante miles de años. Buscamos, en este mundo del ahora, la inmediatez, la satisfacción rápida, convirtiéndonos en consumidores voraces de recuerdos efímeros, olvidándonos de aquellos que no se construyen en segundos, sino que suben a nuestra mente por la satisfacción de lo vivido.
No creo que el planeta pueda soportar por mucho más tiempo este tipo de turismo. No es posible la supervivencia de lugares únicos con manadas de turistas estando a su alrededor, desvirtuando su pasado y condicionando su futuro. Soy de los que me alejo de lugares masificados en días vacacionales o incluso, ya, en fines de semana de mayo a septiembre. Busco en enlaces de la tercera hoja de los buscadores, o en enlaces de los enlaces, sitios en donde la belleza radica en su patrimonio, arquitectónico, paisajístico o humano, pero todavía con la pausa de la quietud dada por sus vecinos y vecinas. Mi último viaje, doce aldeas históricas de Portugal, aunque ya conocidas, permiten todavía su disfrute, ver su esencia. En Europa se puede pasear por una villa medieval de gran belleza, Sortelha, sentarse en sus murallas, leer entre el silencio y construir recuerdos alejados de lo físico. El próximo a realizar será el norte de Burgos, ya visitado, pero Las Merindades tienen mil rincones que las hacen únicas y, sobre todo, con una presión turística inferior a otros lugares repletos.
Xixón es una ciudad turística, lo es también industrial, pero, poco a poco, el recibimiento de personas que llegan a nuestra villa para disfrutar de los gijoneses y gijonesas, de nuestra gastronomía, de nuestro ambiente, ocupa cada vez más espacio en la economía municipal. No digo que esto no sea positivo, pero debería provocar la reflexión. ¿Puede un municipio absorber hasta el infinito? ¿Podemos potenciar un turismo defendiendo el todo vale? Está claro que estamos a mucha distancia de otros destinos en donde se pone un número de visitantes día, pero es momento de pensar y realizar apuestas decididas sobre cómo abordar la llegada de personas foráneas durante el año.
Esta legislatura se ha llevado una estupenda promoción turística de nuestra ciudad, gracias al concejal delegado y al director de turismo, generando una propuesta que da valor a los habitantes de la ciudad, al mismo tiempo que fortalece la imagen del municipio. Con Gijonomía/Xixonomía se ha potenciado la marca Gijón/Xixón acrecentando el orgullo y sentimiento de pertenencia a nuestra tierra. Ha generado, con solo el paisanaje, todo un mensaje que se va enraizando a la población propia y foránea, llevándonos por la ciudad y por los elementos positivos de la misma, haciéndonos recorrer historias, costumbres, al mismo tiempo que incita al descubrimiento del que viene y permite recordar o volver a recorrer del que está. Eso hace querer al lugar, a la ciudad, a sus calles, centrándose en las particularidades del entorno y, por lo tanto, cuidarlo más al conocerlo a través de lo propio, protegerlo más al sentirlo cerca de las personas, sean cual sea su procedencia o días de estancia. Enhorabuena por la campaña.
Al mismo tiempo, el Ayuntamiento sigue posicionándose de manera decidida en la senda del cuidado y preocupación medioambiental en el ámbito turístico, aspecto que ha sido reconocido con la renovación de la certificación Biosphere Destination. Con esa mirada se está ampliando una red de establecimientos locales que apuestan por el desarrollo social, el cuidado del medio ambiente, la gastronomía con productos de proximidad o las actividades consumidoras de menos recursos. Todo sin perder un ápice de calidad, más al contrario, haciendo un turismo comprometido, sostenible y excelente.
Hay camino por recorrer: limitación de viviendas vacacionales y alquileres turísticos, seguir potenciando la eliminación de la estacionalidad (algo se ha mejorado también en estos cuatro años), incidir en la colaboración público privada, con el liderazgo claro del Ayuntamiento, para la creación de empleo de calidad a través de acciones y empresas sostenibles, fomentar el comercio de proximidad como elemento identificativo y vivo de nuestras calles, impulsar medidas que diversifiquen las zonas de mayor afluencia, generando diversos focos o centros de interés coordinados, permitiendo eliminar la sobredimensión de lugares con, históricamente, gran afluencia de turistas, seguir incidiendo en modelos de movilidad sostenible con infraestructuras disuasorias, modernizar y hacer más competitivo y sostenible el sector.
Algunas de estas medidas se han empezado a ver en estos cuatro años. Frente a ese movimiento hacia la esperanza y la sostenibilidad, frente a un turismo para conservar la ciudad, hay partidos que se basan más en desecar humedales Patrimonio Mundial, negar el cambio climático o ver en el turismo una inversión de presente, de inmediatez y no de futuro. Si queremos seguir viajando, si queremos, como decía Mark Twain, seguir matando los prejuicios y la ignorancia a través de los viajes, debemos apostar por cambiar el turismo al que estamos acostumbrados, haciéndolo más responsable, más sostenible, mejor.