Con trece años, este joven gijonés atesora casi una veintena de medallas, incluidas once de oro en Campeonatos de España; un prestigio que aprovecha para reclamar mayores atenciones una disciplina que, opina, está bastante desatendida

Yoel Álvarez Méndez (Gijón, 2011) es un virtuoso del equilibrio. Y no, no se trata de una metáfora… Ni se trata de un mérito puramente físico. Porque, contando apenas trece años, este joven ha dado con la fórmula, mágica o no, para aprovechar las veinticuatro horas que tiene el día yendo a clase, estudiando cuando corresponde, disfrutando con sus amigos del tiempo libre y, por si fuera poco, entrenando con la bicicleta y con los patines en línea… Convirtiéndose, además, en el máximo medallista asturiano de esa última disciplina, en la modalidad de velocidad. Porque, pese a su innegable juventud y con toda la vida aún por delante, Álvarez ya atesora nada menos que diecisiete medallas en diversas competiciones de patinaje, tanto locales y autonómicas, como nacionales e internacionales. Un palmarés obtenido a base de adiestramiento, de talento para mantenerse sobre las ruedas y de capacidad para hacer malabares con su tiempo, y que aprovecha para reclamar una mayor visibilidad para el deporte que se ha convertido en su pasión.
Nacido y criado en el Polígono de Pumarín, donde vive con sus padres, Patricia e Iván, Yoel Álvarez descubrió su amor por el patinaje bien temprano, cuando contaba tres años. «Recuerdo que mi hermana, Yaiza, estaba patinando un día; me llamó la atención, probé… Y me gustó», rememora, Fue el detonante de una carrera deportiva que recibió su primer gran espaldarazo sólo un año más tarde, cuando sus progenitores le federaron, y que empezó a dar frutos al cumplir Yoel la década, en la que fue su primera salida fuera del Principado. Concretamente, a Galicia, para competir en uno de los Europeos organizados por el Club Patín Pelayo. «Fue ir a competiciones fuera, y empecé a notar la subida de nivel», confiesa. Desde entonces Castellón, Pamplona o París han sido algunos de los escenarios de sus éxitos. Y hay prueba de ellos; en su habitación, como si fuesen valiosos tesoros de épocas lejanas, atesora once medallas de oro, dos de plata y dos de bronce logradas en Campeonatos de España, más otra de plata y una más de bronce, obtenidas en otras tantas Copas de Europa. Y todo ello, desde 2022.

«Es un deporte que está muy guay; nunca te aburres», admite Yoel, quien hace poco decidió diversificar aún más su tiempo, y probar suerte con la bicicleta. El experimento no le está saliendo mal; ya tiene en su haber algunos trofeos autonómicos, y ha sido contactado por la Federación de Ciclismo del Principado para una posible participación en el Campeonato de España, integrado en la selección. No obstante, por ahora la niña de sus ojos sigue siendo el patinaje. Su rutina de adiestramiento empieza los lunes, y «por semana entreno todos los días, menos el jueves; algunos sábados, también». Por supuesto, el patinaje de velocidad admite varias formas de preparación, aunque Yoel se confiesa más partidario de lo que se conoce como entrenamiento de fondo: recorrer distancias más largas a un ritmo sostenido. Precisamente la modalidad que «se me da mejor, aparte de que permite lograr un buen fondo físico; y eso, en la pista es importante».
Entre medias, claro, están las horas de clase en primero de ESO y las de estudio en casa, que, no lo niega, «de momento me preocupan poco, porque saco buenas notas». También las clases de inglés, los entrenamientos sobre la bicicleta y los espacios de ocio con sus amigos, a los que ve poco, pero que «lo entienden; además, varios de ellos también patinan». Con todo, ha sido en sus círculos sociales en los que se ha acogido con más sorpresa su éxito en la escena deportiva. Con sorpresa… Y con prejuicios. «En mi club, el AD Novares de Oviedo, de cincuenta que somos, hay una mayoría de chicas. Eso es algo que me comentan a menudo; que por qué hago un deporte de chicas», lamenta. Aun así, para esas personas tiene la respuesta perfecta. «Les digo que lo prueben o, al menos, que lo vean, aunque cuesta. Ahora todos tiran al fútbol».
Decidido a que sus pasos profesionales vayan hacia la educación física, y mientras se plantea si será el patinaje, su incubadora de más logros, o el ciclismo, que posibilita vivir de él, el deporte que continuará realizando cuando, por estudios, no le quede otra que escoger uno de los dos, Yoel abraza ahora metas un poco más cercanas en el tiempo. «Me gustaría quedar en el pódium de un Campeonato de Europa; sería genial», apunta, risueño. Eso, por lo que a la actividad atlética se refiere, aunque también alberga aspiraciones referentes al patinaje como disciplina: que las Administraciones le destinen los recursos que verdaderamente necesita… Y, quizá, conseguir de ese modo que crezca la afición en torno a él. «En Asturias tenemos pocas pistas, y no está del todo bien; por ejemplo, en Gijón está la de Las Mestas, que es descubiertas, y la de Moreda, que, como llueva, olvídate. Ya hubo que suspender un Europeo por ello, y como no hay alternativas, no se pudo hacer», comparte. Por ello, ruega a los Ayuntamiento y a la misma Consejería de Deportes que apuesten por esta disciplina. «Gustar, gusta, pero necesitamos ese empujón en las instalaciones. Con eso, se podrían hacer grandes cosas».