«Una ballena de la especie rorcual, aparece varada en la playa de San Lorenzo, en un lugar cercano a la desembocadura del rió Piles. Manolín, el de Cimavilla, fue el primero que la vio, y se llevó un gran susto
Pronto se corrió la voz por toda la ciudad. Un guaje llamado Xuaku exclamó: «Tiene que pesar cien kilos por lo menos». Manolín le dijo: «tu yes mongol, ese bicho pesa una tonelada como poco». El cetáceo pesaba en realidad sesenta toneladas y medía cerca de veintidós metros. A lo largo de la mañana fue desfilando gente por la playa, gente que iba a ver al mamífero». Así comienza A ver la ballena, la canción de Nacho Vegas, que recuerda la aparición de un enorme cetáceo en Gijón. Han pasado ya 125 años.
La primera vez que los gijoneses fueron a ver la ballena
El 11 de octubre de 1895, un barco pesquero de vapor llamado Sultán se encontró una ballena muerta a 20 millas del puerto de Gijón. Hacía más de 40 años que no se avistaba ninguna en la costa gijonesa, y jamás de aquellas dimensiones. El animal en cuestión medía 22 metros y produjo más de 8.000 litros de grasa en la cocción.
La ballena, a la que ya encontraron muerta en altamar, fue trasladada a la ería del Piles y convirtió las inmediaciones en una verdadera romería. Los gijoneses, que no cabían en sí de estupor ante tal criatura, hacían cola para ir a ver la ballena. Miles de personas se acercaron a ver el espectáculo del enorme cetáceo varado, mientras los hosteleros montaban puestos de comida y bebida improvisados, y los marineros alquilaban lanchas para poder apreciar la magnitud del animal desde el agua. El acontecimiento apenas duró un par de días, pero se quedó incrustado para siempre en el imaginario popular
‘Vete a ver la ballena’, la expresión popular más gijonesa
El acontecimiento fue tan importante que todo el mundo quería contemplar al animal, y todo aquel que la había visto acababa diciendo «vete a ver la ballena». Desde ese día, la expresión se extendió tanto, que incluso hoy los gijoneses la siguen utilizando.
Pero, ¿qué significa este popular dicho gijonés? La frase podría definirse como la expresión cariñosa o escasamente agresiva con la que mandar a otro a paseo. 125 años después seguimos yendo a ver la ballena.
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