El portavoz del sindicato en el comité de empresa del ente municipal analiza con miGijón las buenas cifras obtenidas por el servicio este año, sus necesidades en materia de recursos y personal, y la problemática que el creciente turismo genera
Para un buen puñado de vecinos de la ciudad, Pedro Roldán García (Gijón, 1971) es el incombustible presidente de la Sociedad Cultural Gijonesa, uno de los garantes y benefactores activos de ese riquísimo bagaje que ha convertido la urbe asturiana en todo un referente de la cultura en el norte peninsular. Sin embargo, para un número aún mayor de ciudadanos Roldán es ese rostro anónimo que se sienta al volante de los autobuses rojiblancos con los que la Empresa Municipal de Transporte Urbano (EMTUSA) presta el servicio diario en la línea 18, entre Nuevo Gijón con el Hospital de Cabueñes. Y aún hay más… Porque, para sus compañeros de oficio, este hombre risueño, activo e inquieto, veterano en toda regla tras más de veinte años en la carretera, es el portavoz de Comisiones Obreras (CCOO) en el comité de empresa de la compañía, representando a la organización que comparte con la Asociación Sindical Independiente (ASI) el liderazgo sindical dentro del ente local. Una doble responsabilidad que confiere a Roldán la autoridad necesaria para valorar la realidad de EMTUSA, para analizar los éxitos recientemente anunciados por el Ayuntamiento… Pero también, desde luego, para alertar de sus necesidades. Y no son pocas. Con una flota envejecida, una plantilla mermada y una demanda cada vez mayor, multiplicada en los meses estivales por la creciente pegada del turismo, el mayor temor de Roldán, como del grueso de sus camaradas, es que EMTUSA, ese «foco de orgullo para los gijoneses» por derecho propio, pueda ser consumida por sus logros y verse avocada a una crisis que ponga en peligro su sostenibilidad.
Septiembre es, por tradición, el mes de la ‘vuelta al cole’, a todos los niveles. Si damos por válida esa metáfora, ¿en qué situación ha comenzado EMTUSA el nuevo ‘curso’?
Por un lado, EMTUSA está ahora mismo en unas cifra de récord en cuanto a número de viajeros. Eso es debido, por un lado, a la bonificación del precio del billete por el Principado y por el Ayuntamiento, cosa que siempre hemos defendido, y, por otro, al efecto evidente del turismo y de la llegada del AVE. Además, el incremento de la plantilla en veinte conductores va a ser muy bienvenido, el plan de renovación de la flota parece dirigirse a buen puerto, y en el mandato anterior se dio un salto importante en lo relativo a la eliminación de retranqueos y al tendido de carriles-bus. Ahí está la parte positiva, y es muy relevante . Pero también tenemos que ser capaces de ver los retos que eso nos genera. Y el hecho es que EMTUSA podría morir de éxito, algo que debemos evitar. El incremento del número de viajeros puede ser difícil de sostener con los recursos que tenemos. EMTUSA necesita crecer como empresa, y eso implica más recursos, más personas y más vehículos de bajas emisiones.
De todos modos, como usted mismo ha dicho, el plan de renovación sigue su curso. De hecho, esta misma semana se ha anunciado la adquisición en 2025 de siete nuevos autobuses urbanos, y de otros tres microbuses para la zona rural…
En la legislatura de Ana González se cometieron dos errores. Uno fue no acometer con los fondos europeos un plan de renovación íntegro de la flota que nos acercase al modelo de bajas emisiones que nos pide Europa. Eso hizo que, si un autobús de EMTUSA tiene que prestar servicio una media de diez años, y a día de hoy tenemos unos 85 vehículos, cada año hay que adquirir entre ocho y diez, pero se compran seis o menos. ¿Cuál es la consecuencia? Que la edad de la flota aumenta de manera peligrosa, y no cumpliríamos esos requerimientos. Dicho esto, este plan de renovación sí que acomete esas medidas, y entendemos que la renovación de la flota está salvada; sobre todo, porque tendremos vehículos eléctricos, de los que, a día de hoy, no contamos con ninguno. El otro error fue el concerniente a los conductores. Actualmente EMTUSA tiene 350 trabajadores, aproximadamente, de los que cerca de 302 son conductores. Es una cifra con la que superamos el umbral mínimo de 300 por primera vez, y eso está bien pero, dado el aumento de la demanda, imagino que, a no mucho tardar, la empresa deberá acometer una nueva convocatoria.
También en ese sentido el Ayuntamiento se ha pronunciado estos días, confirmando que el 1 de octubre entrarán los veinte nuevos chóferes, y adelantando la creación de una nueva bolsa, puesto que en la actual sólo quedan siete profesionales. ¿Será suficiente así?
No queremos hacer una cuantificación numérica, pero es una cuestión que hay que abordar. Por ejemplo, se ha comentado la posibilidad de implementar microbuses para la zona rural, para Cimavilla… La línea 15 que va a Nuevo Roces es un reto importante… Para poder hacer todo eso es imprescindible adecuar la plantilla y acabar con el que es uno de nuestros problemas históricos: el exceso de horas extraordinarias y de ‘dobles’, o jornadas de trabajo en días de descanso. Además, no olvidemos que el de los conductores es un trabajo de ‘asiento caliente’; en la Empresa Municipal de Limpieza (EMULSA) si no se barre hoy, se barre mañana, pero en EMTUSA si hay 78 autobuses circulando, necesitas 78 conductores. Y no sobra mucha gente… Por eso nuestra aspiración es tratar de reducir esa extras y esos ‘dobles’ a la mínima expresión, por no decir erradicarlos, aunque entendemos que es complicado. De todos modos, insisto: se están dando pasos en la buena dirección.
Ha mencionado a la anterior Corporación, y… En materia de movilidad, los compases finales del Gobierno de González estuvieron marcados por el descarte de Gijón del programa de ayudas europeas al transporte, que preveía dotar a la ciudad de 9,4 millones para los seis proyectos municipales de movilidad sostenible, incluida la modernización de la flota y la electrificación de las cocheras. Sería un mazazo…
De entrada, siempre pensamos que esos fondos deberían haberse centrado en la renovación de flota, como en otras ciudades de España. Luego se generó el famoso problema, del que, sinceramente, me sorprende que no sabemos exactamente quién fue el responsable. Fue una situación complicada pero, al menos, ese plan sigue adelante. Sí es cierto que con lo que no estamos de acuerdo es con lo de que el crédito para la compra de nuevos vehículos recaiga sobre las arcas de EMTUSA, y no en las del Ayuntamiento. Nos parece un error, porque pone en riesgo el futuro financiero de la empresa. Pero bueno; no deja de ser un paso adelante, y es uno de los pros que podemos achacarle a la alcaldesa, Carmen Moriyón.
¿Cómo están siendo las relaciones con el actual equipo de Gobierno municipal?
A nivel del concejal de Movilidad, Pelayo Barcia, son fluidas y buenas, en general. Hay algunos aspectos en los que podemos tener discrepancias, desde luego, pero me consta que se está implicando bastante en la cuestión de gestión de la empresa. Es algo que apreciamos.
Y eso que, desde determinados sectores de la escena política, a Barcia se le ha criticado por su presunta defensa del vehículo privado; incluso se le ha llegado a apodar ‘concejal aparcamientos’…
Yo, que soy profundamente ateo, siempre recuerdo ese versículo que dice «Por sus hechos los conoceréis». Más allá de las posiciones discursivas de cada uno, y de esas diferencias que podamos tener, sí es de justicia reconocer que Barcia, en lo referente a EMTUSA y a movilidad, no ha puesto ningún obstáculo. Sin ir más lejos, los carriles-bus se han acabado de hacer, aunque hay que poner buena parte del mérito en el anterior equipo de Gobierno, y en las cuestiones que hemos planteado en temas de movilidad, referente sólo al autobús, el concejal siempre nos ha escuchado. Incluso, en muchas de ellas, hemos coincidido.
Hace pocos días ustedes mismos, al igual que el Observatorio Xixonés de Movilidad (OXM), alzaron la voz sobre el trazado del carril-bici de Sanz Crespo. Señalaban que la parada de EMTUSA emplazada a la altura del ‘solarón’ quedará entre dicho carril y la carretera, lo que obligará a pasajeros, ciclistas y usuarios de patinetes a esquivarse mutuamente. ¿Han llegado a alguna solución con el Ayuntamiento?
Hemos tenido una reunión con la concejalía de Obras, sí. Debo decir que la relación con el edil del área, Gilberto Villoria, también ha sido siempre buena, y se mostró muy atento con nosotros. Estuvimos con los responsables técnicos de la obra, les expresamos las serias dudas que teníamos, y nos explicaron los motivos que aducían, cierto compromiso derivado de los carriles-bici negociados en el marco de los fondos europeos. Nosotros planteamos que nos parecía más adecuado que no se hiciese en ese momento y, dado que tienen anunciada una ‘zona verde’ con un parque para el ‘solarón’, sugerimos que esperasen a que esos terrenos, que son de Gijón al Norte, pasen al Ayuntamiento. Entonces, aprovechando la construcción del parque, se podría hacer un carril-bici en condiciones, aunque parece que no podrá ser. Ahora bien, sí dijeron que el de Sanz Crespo va a ser el único caso en que se dé esa situación, y sí que miramos algunas fórmulas para paliar el problema, en la medida de lo posible, como poner señalización horizontal y vertical, o elementos que reduzcan la velocidad. En cualquier caso, no estamos de acuerdo con que EMTUSA tenga ahí una parada. Entendemos que no es lo más adecuado.
También se ha sugerido recientemente la prolongación del carril-bus a la altura de la Casa Rosada, para evitar los errores en los que caen algunos conductores al incorporarse a la avenida de la Costa…
En realidad, planteamos dos actuaciones, que en la reunión de esta semana la concejalía se comprometió a ejecutar: una, la ampliación de ese tramo, que va a evitar muchos problemas, y otra, la extensión del carril-bus en la carretera de Oviedo, a la altura de ADARSA. También esa obra será importante, porque evitará que los autobuses paren no en uno, sino en dos semáforos. Es algo que estudiarán, y a ver si para finales de este mes hay ya respuesta.
En todo caso, la disponibilidad de carriles-bus en una ciudad como Gijón ha debido ser un salto de la noche al día… En varias ocasiones los usuarios lo han manifestado así…
Pues sí. Junto con la eliminación de retranqueros acometida en la primera legislatura de Foro, pese a que la media docena de supresiones prevista para este año nos parece escasa, los carriles-bus están suponiendo un cambio muy relevante en el uso del transporte urbano. No sólo mejoran los tiempos, sino la calidad del servicio, aunque todavía quedan retos. Las calles centrales deberían tender a disponer de carriles reservados a nuestro uso, y son muchas las paradas que hay que adecuar para garantizar la accesibilidad. Y, también relevante, un tercer reto a implementar este año es contar con una conexión entre el paso de los autobuses y la red semafórica. No puede ser que en el año 2024, en pleno siglo XXI, en la época de la inteligencia artificial, Gijón no disponga de un recurso así, que facilite la velocidad comercial del transporte público.
¿Y qué decir de los firmes? Porque, para lograr esa velocidad, es imprescindible que las carreteras estén en óptimas condiciones…
He ahí otra cuestión a tratar… Hay zonas en las que nos preocupa mucho el estado de las vías. Especialmente una, que es inadmisible, y en la que, si no se toma medidas, los trabajadores de EMTUSA tendremos que decir algo: la calle Blasco Garay, frente a la Escuela Superior de Marina Civil. Está en unas condiciones impracticables, reventada entera de baches a unos niveles… El problema es que llevamos años con el Ayuntamiento y la Universidad de Oviedo pasándose la pelota mutuamente. Que si es de unos, que si es de otros… Y eso, cuando estamos a punto de que lleguen vehículos eléctricos con un peso por eje mucho mayor que el de los autobuses actuales. Va a haber que tomar una decisión: o se arregla la calle, o EMTUSA tendrá que ir por una vía alternativa que permita circular con unas mínimas garantías.
Aun siendo una medida longeva, este verano el Ejecutivo local ha puesto un énfasis especial en publicitar las paradas a demanda, pensadas para prevenir las agresiones sexuales contra mujeres en noches de fiesta. ¿Qué tal está funcionando dicha iniciativa?
En su momento nos generaba dudas en la parte técnica; hay zonas en las que no se pueden hacer paradas a demanda porque lo prohíbe la legislación. Si paramos donde sea, baja alguien y le pasa algo, ¿quién se responsabiliza? En la zona rural no se puede hacer, así que no se ejecuta, y en la urbana se dictó que allí donde el conductor considere que está posible la parada. De aquella entendimos la necesidad de implementar medidas que protejan a la ciudadanía, pero opinamos que se tomase una medida que pueda genera problemas de otro tipo, así que desde el comité de empresa pedimos un informe sobre la legalidad de ello, que se nos facilitó. Dicho esto, la medida está funcionando, si bien los datos de utilización de que dispongo son muy bajos. Afortunadamente, vivimos en una de las ciudades más seguras de Europa, de lo cual me alegro. Y, hasta la fecha, no se ha producido un gran uso.
¿Y el trato con los usuarios? ¿Todavía se registran incidentes a bordo de los autobuses de EMTUSA?
Evidentemente, se dan. Cuando estás hablando de una empresa que transporta a más de veinte millones de personas en un año, las casuísticas son varias. Ahora bien, la inmensa mayoría de los viajeros destaca por un alto grado de civismo. De hecho, debo decir que cada vez hay menos problemas. Líneas que, en su día, eran conflictivas porque paraban en zonas de discotecas y pubs, ahora son completamente seguras. Sí que nos preocupan, y es algo que debemos tener en cuenta, algunos incidentes que se produjeron durante ciertas fiestas de prao de este año. A algún vehículo se le arrojaron botellas y otros objetos. Insisto, hablamos de casos minoritarios, casi marginales, pero en ese tipo de festejos debe haber una mejor conexión entre las fuerzas del orden público y EMTUSA. Y este año no se ha dado, al tiempo que se ha aumentado el número de servicios a las zonas rurales en fiestas. Eso está bien, muy bien, pero son servicios complicados en ocasiones. En cualquier caso, no hay un gran problema en Gijón. Trabajamos de cara al público, lo que sabemos que es difícil, pero, en general, el trato es muy bueno.
¿Tiene eso una traducción en la percepción social? Quiero decir… ¿Notan ustedes que el gijonés, tal vez hasta el visitante, valore el servicio que prestan?
Más allá de que vivimos en una sociedad que parece instalada en la permanente queja y en el negativismo general, creo que Gijón está muy orgullosa de sus servicios y empresas públicas. Ese tejido empresarial forma parte del entramado central de la ciudad, hasta el punto de que es uno de sus elementos diferenciadores. No todas las ciudades tienen un transporte municipal, una empresa de aguas municipal y un servicio de limpieza municipal… Eso se valora. Y también la percepción de que, si voy al Ayuntamiento a pedir una parada en un punto concreto, se me va a escuchar, al no ser un servicio externalizado. Los datos y las encuestas de calidad nos han situado siempre en la vanguardia de España. Hemos quedado varios años como la empresa mejor valorada del país, y el que los usuarios, que son los dueños reales de EMTUSA, consideren que tenemos la mejor compañía nacional es un elemento muy positivo. Y, en general, la mayoría de mis compañeros comparten esa percepción. Hay que recordar que hablamos de un servicio que fue esencial en momentos críticos, como la pandemia, y fundamental para diseñar el futuro de la ciudad. El transporte público urbano es el centro de la nueva movilidad sostenible y, si los políticos son capaces de entender las necesidades de recursos y prioridades a la hora de diseñar nuevas zonas, esta empresa tendrá un gran futuro. A fin de cuentas, una ciudad sin transporte público no es una ciudad viva.
Que se lo digan a Cimavilla. Sus vecinos llevan años clamando por la recuperación del servicio en el barrio…
En su día lo hubo, se quitó y los datos están ahí. El nivel de ocupación era muy bajo. Con ello no estoy diciendo que no sea necesario. Creo que Cimavilla, que se enlaza con un proyecto importante como es el de Tabacalera, debe tener algún tipo de servicio, pero el Ayuntamiento debe entender que ese servicio tendrá una relación ingresos-costes desfavorable, y eso requiere financiación. Lo que no me gustaría es que ese modelo se ligase a un fin exclusivamente turístico. Quiero que el servicio de transporte público de Gijón se oriente a la gente que vive, trabaja y forma parte de la ciudad, no que priorice al visitante.
Turismo y finanzas… Son dos cuestiones siempre polémicas. Sobre todo, si las vinculamos a empresas públicas…
Vayamos por partes. Financieramente, entendemos que la situación económica de EMTUSA está saneada. Aunque nos sigue generando alguna incertidumbre el que el crédito para la renovación de la flota esté sobre nuestro tejado, hace poco se ganaron las alegaciones por la decisión de la Agencia Tributaria de solicitar al Ayuntamiento 1’5 millones de euros, en concepto del devengo del IVA, y el precio del petróleo está muy bajo. Eso está abaratando costes. La enmienda del Gobierno para pagar una parte del billete también nos está favoreciendo, pero hay que entender que la EMTSUA de los dieciocho millones de viajeros ya ha muerto. Estamos en un nuevo momento histórico, y cada vez habrá menos personas con coche, menos sitios para aparcar, y el transporte público tendrá mayor peso en las urbes. Eso implica más participación en el presupuesto y, sobre todo, que se tenga en cuenta a EMTUSA en el diseño de la ciudad. Y eso, a menudo, no se hace. Planificamos, y lo último que se nos ocurre es por dónde va a pasa el bus.
¿Hay ejemplos de esa tónica en la Gijón del presente?
Nuevo Roces. Es una especie de modelo de ‘barrio burbuja’, que no comparto, y ha sido un quebradero de cabeza para EMTUSA. Está muy alejado del centro, y lo que más coste tiene son los kilómetros en vacío. Que Nuevo Roces sea una isla a la que, obviamente, había que dotar de transporte público implicó un gran reto, y es una fuente importante de problemas. Sigo pensando que allí hay que darle una vuelta a la frecuencia y a las líneas. En mi opinión, es bastante más perentorio eso que colocar soluciones que en su día no funcionaron, como los anunciados microbuses en la zona rural. Un servicio de autobús requiere un mínimo de densidad de usuarios para que sea sostenible. Y he ahí la piedra de bóveda. No queremos una EMTUSA rentable, sino sostenible ambiental, social y económicamente.
Un objetivo ambicioso que no se logrará sin atender a esa segunda cuestión polémica: el turismo. Y he aquí la gran pregunta… ¿Está EMTUSA preparada para gestionar el masivo volumen de visitantes que Gijón recibe cada verano, y que, según todas las previsiones, seguirá aumentando?
Es un hecho que el turismo es una actividad económica, cultural y social muy importante, que tiene una importancia grande en la vida de la ciudad, con notables beneficios, pero que también genera importantes retos. Y, si no se regula, será un problema. Tenemos que aprender de ciudades donde ya han vivido esta situación hace un lustro, o una década. El ejemplo más bestia es Palma de Mallorca. Si una ciudad como Gijón, con más de 274.000 habitantes, está sometida a una tensión durante mes y medio al año por un número de visitantes muy elevado, la propia EMTUSA puede acabar desbordada. Hay que entender que los recursos con los que hemos de dar el servicio tienen que ir en relación con esos picos de demanda, ya se deban al atractivo de Gijón, a las altas temperaturas en el sur, o a la llegada del AVE. Este año, por primera vez, Asturias ha tenido más turismo nacional que la provincia de Málaga. Son miles y miles de personas que se van a mover en transporte público Por eso hay que mejorar la movilidad con carriles-bus, y tener una flota y un personal capaz de asumir esa avalancha. El gran reto de EMTUSA es evitar morir de éxito.