No salen las cuentas a los pequeños empresarios, en su instante más oscuro
Hartazgo: «Que no piensen que la gente se va a endeudar hasta las cejas sin parar»
por david péreZ
Houston, tenemos un problema. La realidad ha dejado de ser fiable; el coronavirus ha cambiado las reglas. Probablemente, ya ni siquiera existan. O solo exista una: el fuera de juego. Desde el Palacio del Elíseo a la Junta General del Principado, los discursos de los dirigentes políticos de la vieja Europa han pivotado en torno a una sola idea en las últimas semanas: nadie esperaba una segunda ola tan virulenta. Ocurre, sin embargo, que en una pandemia no se le puede pedir al árbitro la hora.
En las altas frecuencias de la macroeconomía, las ondas que hace no tanto tiempo transportaban el villancico de la recuperación en forma de «V», hoy transportan por toda Europa el canto fúnebre de la doble recesión, con las peores previsiones de recuperación en el mundo desarrollado para España en 2020, donde cada nuevo día amanece con un incremento de la deuda de 450 millones de euros.
Mientras tanto, en las bajas frecuencias de la economía real, en las calles se escuchan cada vez con más fuerza proclamas como estas: «Queremos que nos dejen trabajar», «Estamos solos, todo el mundo tiene los mismos miedos», «El cierre es la única salida». Todos son ejemplos reales recabados durante la elaboración de este reportaje.
La altísima presión que el contexto de la crisis sanitaria viene infligiendo, desde hace meses, a miles de negocios en España ha transformado la confianza en irritación, la responsabilidad en ansiedad y la paciencia en manifestaciones, con ejemplos cada vez más frecuentes en las principales ciudades del país.
El grito de Gijón: «Todos somos la hostelería»
Esta semana, tras el anuncio del nuevo estado de alarma, salieron a la calle en Gijón, por primera vez, más de un millar de trabajadores agrupados en un movimiento transversal, sin organizaciones convocantes. Liderados por la hostelería, a la que apoyaron numerosos proveedores, otros profesionales de diversos sectores, desde el pequeño comercio al taxi, denunciaron la situación de desamparo en que se sienten frente a las nuevas medidas impuestas desde las administraciones en el nuevo estado de alarma.
Juan Álvarez, hostelero de La Calzada, uno de los participantes en la marcha, explica a miGijón las preocupaciones del sector ante este escenario. «Creemos que es un cierre encubierto. Se está diciendo a la gente que no salga de sus casas, que no salga a consumir, que no se reúna en los locales… y nosotros estamos de acuerdo en todas las medidas que deban tomarse. Si quieren que se cierren puntos de reunión como la hostelería, no hay ningún problema. Nosotros paramos el tiempo que haga falta», explica el hostelero.
El contraste: Alemania costea el 75% de las pérdidas que se deriven del cierre de los hosteleros
«Pero también decimos que decretar un cierre debe implicar unos ceses de actividad, unos ERTE a los empleados… porque ahora estamos nosotros poniendo el huevo para que se lo ahorren las administraciones», expone Juan. «Tanto los mensajes que se envían desde las instituciones como las normas decretadas provocan que tu negocio no sea rentable. Cuando un negocio no es rentable, se cierra, pero ahora se pretende que no exista amparo sobre ese cierre, porque si hay amparo deben existir unas ayudas y unos complementos», reclama el hostelero gijonés.
«Nosotros sabemos que en España hay 45.000 millones de déficit en la Seguridad Social. Somos conscientes de la situación, por eso nuestras peticiones son para que nos quiten, no para que nos den. Si no hay dinero, que lo digan, pero que nos quiten cargas que no podemos asumir», sostiene Juan Álvarez. «Esto es como un deportista profesional, que tiene que rendir al 100%. Al 90%, tiene que ser muy bueno para conseguir una victoria. Pues nosotros tenemos que estar al 100% y, aún así, hay compañeros que sufren, otros que no aciertan con el concepto, y otros que, por una sucesión de desgracias, como que le pongan un andamio delante de la puerta del local, se van a pique».
Actualmente, en Alemania se ha decretado el cierre de la hostelería, el ocio y el sector cultural durante el mes de noviembre. Para combatir los efectos, el Ministerio de Finanzas ha acompañado la medida con una cobertura del 75% de las pérdidas que se deriven del cierre de las empresas afectadas.
«Imposible seguir el ritmo de normas cambiantes»
En Asturias, a 30 de septiembre de 2020 existían 72.584 autónomos, de los cuales 19.247 corresponden al municipio de Gijón. Desde el 31 de diciembre (19.389), y a lo largo de la primera ola de la pandemia, la cifra de trabajadores por cuenta propia apenas ha variado, pero se avecina tormenta. «Hay que tener en cuenta que todos los autónomos que están en cese de actividad permanecen en alta porque, de no ser así, perderían el derecho a la prestación. Y acaba el 31 de enero de 2021», explica a miGijón Patricia Oreña, presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Asturias (ATA-Asturias).
Según su diagnóstico, existen dos factores cuya convergencia es dramática en Asturias y Gijón. Por una parte, «que los autónomos hayamos facturado en 2020 hasta ahora una quinta parte de lo que facturamos en 2019», expone Patricia Oreña. Por otra, la inseguridad jurídica. «Es imposible seguir el ritmo de las normas cambiantes. Todo esto genera un caos que complica aún más la situación económica. La mezcla de estos dos factores es devastadora, hasta el punto de que un tercio de los autónomos no sabe muy bien qué va a hacer».
Un 30% en el alambre
Periódicamente, la entidad realiza un barómetro para testar la situación. Según este observatorio, hace apenas mes y medio un 10% de los autónomos de Asturias tenía dudas sobre la posibilidad de terminar el año. «Ahora se han convertido en un 30%. La inseguridad sobre seguir o no con el negocio abierto ha subido. El 30% de los autónomos no están convencidos de poder continuar. Esto, trasladado a España, son un millón de autónomos. En Asturias hay unos 20.000 que estamos en esta situación, con lo cual es terrible», advierte Patricia Oreña. «Además, ya no es solo los que se plantean cerrar, sino que el 43% de los autónomos que tiene trabajadores a su cargo, necesitan despedir».
El fin de las líneas ICO anticipa una primavera oscura
Nacho Calviño, presidente de la Asociación de Jóvenes empresarios de Asturias (AJE-Asturias) coincide al definir la situación. «Ya lo veníamos advirtiendo. Se va a pasar de los ERTEs a los ERES y al paro. Esto lo vamos a ver más con el cierre de empresas en marzo o abril, si no antes, aunque esos meses serán fundamentales, porque es cuando caducan las líneas ICO, por eso es una de las medidas que pedimos al Gobierno es que acompañen la ampliación de los periodos de carencia», reclama el presidente de AJE-Asturias, que esta semana ha presentado una batería de medidas entre las que también se encuentra la prórroga de los ERTEs, las ayudas de alquileres, la supresión de pago de las cuotas hasta el fin del estado de alarma.
«Muchas empresas ya lo pasaron mal en el primero. Ahora, es el remate. Y cuando hablamos de empresas, nos referimos al 96% de pymes, micropymes y autónomos, que es lo que tiene esta región. Hay muchas familias que viven de una empresa. Si cierran, el problema del aumento del paro va a ser bestial. Por eso se necesitan medidas urgentes y eficaces para evitar el cierre de empresas», advierte Calviño.
«La ayuda del Principado es insuficiente»
Mientras en los despachos, los parlamentos y los titulares periodísticos las grandes placas tectónicas de la macroeconomía se desplazan a través de cifras abrumadoras, a menudo incomprensibles, a pie de calle comienzan a notarse los estragos de la segunda recesión de esta década, cuyo impacto la primera economista del FMI, Gina Gophinat, estima que será hasta 44 veces más fuerte que la crisis de 2008.
«Hay gente que ya cerró. Otros ya despidieron y están cerrando. Y hay mucha gente que está mirando formas de cierre, con el agravante de los créditos ICO, un dinero que el Gobierno prestó a través de los bancos, se suponía que para superar los meses de primavera, pero ese dinero se gastó, no se ha recuperado y ahora no hay capacidad para devolverlo. Esto lleva al cierre a las empresas», sostiene el presidente de AJE-Asturias.
«No puedo dar ni una noticia buena ahora mismo», insiste Patricia Oreña. «Desde marzo, son casi diez meses, de los cuales tres sin ingresar nada, con todos los gastos. En Asturias, ha habido diez medidas del Principado, entre ellas una que fue muy popular que era dar 400 euros de ayuda directa. Llegó a 10.000 autónomos de los 71.000. No lo critico, porque en quince días organizar una partida de 4 millones fue muy complicado. No se deja de agradecer la ayuda, pero es insuficiente», señala la presidenta de ATA-Asturias.
2.000 euros al mes para mantener un negocio
Patricia Oreña conoce bien las cuentas de los autónomos. Actualmente, se necesita una media de 2.000 euros al mes para mantener un negocio. «Si te pones a multiplicar 71.000 por 2.000 euros… es que no se haría otra cosa. Estaría muy bien, pero no pedimos cosas imposibles. Aquí tenemos un problema con la gestión y con la eficiencia de gasto. Y encima ahora nos dicen que nos van subir el impuesto de sociedades cuatro puntos. Muchos autónomos somos personas físicas, pero otros muchos somos personas jurídicas, sociedades limitadas, que es una forma muy común».
«A mucha gente que está en la cuerda floja, esto le va a hacer decidirse por no seguir. Si no tengo ingresos, si te suben cuatro puntos los impuestos, entonces tengo que cerrar, no me queda otra, no hay otra opción. Te han encarrilado por un pasillo que solo tiene una salida: el cierre», advierte la presidenta de ATA-Asturias.
A Nacho Calviño le preocupan, además, los efectos del nuevo estado de alarma en el próximo año. «Mucha gente ya da por perdida la campaña de Navidad, pero con el nuevo estado de alarma se empieza a notar que también peligra el año que viene. Estamos de acuerdo en que sin salud no hay economía, pero también es cierto que, sin economía, no hay salud, por eso tenemos que encontrar un equilibrio entre todas las partes y sectores, porque si no muchas empresas no van a llegar hasta el final del estado de alarma, y eso son muchos empleos que se van a quedar por el camino».
Un ocio nocturno desprestigiado
Javier L., más conocido como Javi Utopía, regenta desde 1994 en el centro de Gijón una coctelería del mismo nombre. Tras una breve apertura de varias semanas en verano, el Utopía Cocktail-Bar no ha vuelto a abrir desde el 18 de agosto, acumulando casi diez meses consecutivos de caída en picado de las cuentas del negocio.
«Ha sido una debacle absoluta. En primer lugar, porque esto no solo ha supuesto una criminalización de nuestros establecimientos, sino también la ruina económica más absoluta, porque los autónomos no dejamos de ser trabajadores que realmente nos ganamos la vida con el hándicap de invertir tu propio patrimonio, tus propios recursos, y arrastrando con ello a las personas que trabajan con nosotros», lamenta Javier. «Nosotros somos un local pequeño. Solo tengo dos personas y eso ha supuesto momentos de mucho dolor».
El de la coctelería es un oficio que aprendió de su padre, por eso, además de la parte económica, lo que más le duele es que su profesión haya sido tan demonizada. «Gracias a los políticos, nos han echado encima a la opinión pública, provocando un desprestigio profesional terrible. Yo lo he vivido como algo desgarrador, cuando en las pocas semanas que he abierto, lo hicimos con una exigencia extrema en las condiciones, de tal modo que estar abierto era, lo puedo asegurar, ruinoso», recuerda.
A finales de agosto, Javier decidió hacer una intervención de protesta en las calles de Gijón. Se disfrazó y se puso a pedir limosna con un cartel que rezaba «AUTÓNOMO ARRUINADO» donde reflejaba los gastos que debía asumir cada principio de mes. Su acción fue recogida por los medios locales, con un resultado que le sorprendió, pero no para bien. «En los comentarios de la noticia muchos usuarios me insultaron de forma anónima, de todas las formas posibles. Los políticos han logrado transmitir a la gente que somos un eslabón despreciable de la sociedad, eso es algo inaudito».
Desde el día en que cerró el bar tras las restricciones de la administración, Javi Utopía publica cada mañana la misma frase en su muro de Facebook, acompañada de imágenes del espacio exterior. «Muchos de los mejores momentos de nuestras vidas han sucedido o van unidos a un bar. Por favor, no nos olvidéis».
Más allá de la hostelería
El grupo de actividades que más autónomos concentra en Asturias es el vinculado al comercio y la reparación de vehículos (15.646 trabajadores en septiembre de 2020), un 21,6% del total. Le sigue la hostelería (9.175), representando un 12,6%, un punto por encima de la agricultura (8.562) y la construcción (8.376). Más lejos, se encuentran los autónomos dedicados a otras actividades profesionales, científicas y técnicas (5.701), seguidas del transporte y el almacenamiento (4.933), con un 6,8% del total.
La lista sigue hasta diluirse en sectores minoritarios, pero la hostelería se ha convertido durante la crisis sanitaria, sin duda, en parte como consecuencia del foco mediático, en el sector más visible del desplome económico. Sin embargo, no es el único que sufre.
«Hay sectores y sectores», señala Patricia Oreña. «Unos lo llevan con normalidad, como todo lo relacionado con la alimentación, porque son cuestiones básicas que no sufren una disminución de la demanda, pero hay sectores tremendamente maltratados, y la hostelería es uno de ellos», lamenta la presidenta de ATA-Asturias. «Pero también están muy maltratados los taxis, las academias de refuerzo, el transporte de viajeros privado de los niños que iban al colegio, las lavanderías que viven de la hostelería, los dentistas, el comercio… La economía es un círculo donde todos nos alimentamos los unos de los otros, y cuando sacas a alguien de la cadena, muchos caen detrás».
Nacho Calviño añade otros sectores castigados. «El sector de la cultura y del ocio, y no solo me refiero al ocio nocturno, que puede entrar dentro de la hostelería, sino también al ocio de los feriantes, que se nos olvida siempre, o de todos aquellos que hacen las fiestas, con todo lo que conlleva, y este verano no hubo. Toda esa gente está parada al 100%, sin un ingreso mínimo», recuerda.
De otro lado, la Unión de Comerciantes del Principado de Asturias, organización con gran arraigo en Gijón, solicitó el 29 de octubre la recuperación de la prestación extraordinaria de autónomos. «El nuevo estado de alarma supone una disminución en las ventas que ya se ha hecho patente en estos días y que es la respuesta a la desmotivación hacia el consumo de la ciudadanía y la pérdida de clientela de otros municipios y comunidades autónomas, especialmente durante los días y puentes festivos», ha declarado la entidad.
¿Hacia un nuevo confinamiento?
Hace apenas un mes, el 30 de septiembre, la vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, apelaba al control de los rebrotes para mantener la senda positiva de «crecimiento intenso» en el tercer trimestre, destacando el «notable dinamismo» del mercado laboral español.
Ya ni siquiera existe consenso en ese extremo: si la Nueva Normalidad se había convertido en el paradigma de un nuevo modo de habitar el mundo, conservando un equilibrio entre economía y sanidad para evitar un nuevo confinamiento domiciliario, cuyos efectos se planteaban catastróficos, la incidencia de la pandemia ha empezado a revocar ese criterio. Este mismo mes, antes del movimiento de Francia, el FMI ya había defendido los confinamientos desde una perspectiva económica ante las nuevas circunstancias: «Pueden allanar el camino de la recuperación».
Más cerca, en Gijón, al final de la manifestación de la hostelería la alcaldesa quiso bajar a la plaza a recibirlos. «Lo que hemos visto es la frustración de mucha gente, que lo que quiere es tener la certidumbre de que va a poder trabajar, mantener sus negocios abiertos y ganar un sueldo. Ante todo, esto solo cabe ponerse en su piel y pensar que, efectivamente, la situación es difícil», declaró Ana González, que también detalló las ayudas habilitadas desde el consistorio, como la supresión de las tasas de terrazas, agua, y basura o las ayudas directas del Plan Reinicia, con un fondo de 5 millones de euros, cuyos primeros pagos a las 2.500 solicitudes recibidas empezarán a ejecutarse próximamente.
Sin duda, no será suficiente. «En una gran parte de las conversaciones con la gente que tratas del sector, el que no se está planteando el cierre, ya lo tiene pactado, no hay mucha esperanza», dice el hostelero de La Calzada Juan Álvarez. «Barbón ha dicho que se plantea incluir en los presupuestos de 2021 más ayudas por el covid. Yo no sé lo que creen que es la economía personal de un negocio pequeño, pero que no piensen que la gente se va a endeudar hasta las cejas sin parar, sin un balón de oxígeno».
Toca resignarse y tirar d cajas b