De pronto todo se había parado. Ya no íbamos a 1000 revoluciones. Ni siquiera a 100. En lugar de pasarnos el día corriendo de acá para allá, nos quedamos confinados en casa. Era como si el estado de alarma lo hubiese frenado todo. De golpe. Como consecuencia, más allá de los terribles peligros para la salud, el coronavirus ha traído también importantes efectos psicológicos. Las restricciones a la libertad han vuelto y un nuevo confinamiento parece cada vez más cerca, ¿estamos preparados para ello? Tres psicólogos gijoneses nos cuentan cómo afrontar emocionalmente la COVID-19.
Efectos del coronavirus en la salud mental
El aislamiento, la presencia de la enfermedad, el alto grado de incertidumbre, la disminución de ingresos y la pérdida de sensación de control en la situación actual pueden tener consecuencias en nuestro bienestar. Almudena García, psicóloga clínica en el centro de atención primaria de Laviada y vicepresidenta de la SOPCA (Sociedad de Psicología Clínica Asturiana), asegura que en nuestra cultura “estamos acostumbrados a pensar que controlamos nuestras vidas”. Sin embargo, “el virus nos ha señalado la certeza de la incontrolabilidad, junto con la vulnerabilidad y la precariedad de nuestro sistema de protección”.
García tiene la impresión de que “las personas están desarrollando estrategias de afrontamiento que hasta ahora no habían puesto en marcha”. Sin embargo, empieza a recibir casos de “desesperación” ante la pérdida de ingresos económicos y la preocupación por el futuro. Además, “el miedo al contagio en personas vulnerables va apareciendo en las consultas, así como duelos complicados por la pérdida de seres queridos”.
La incertidumbre, el miedo al contagio y la preocupación por el futuro a causa del coronavirus han aumentado los cuadros de estrés, ansiedad o depresión entre la población
En este mismo sentido, Sául Mielgo, responsable de Psicología Teramar, apunta que “es una situación que escapa a nuestro control, lo que genera una incertidumbre que incrementa nuestra ansiedad”. Los trastornos de ansiedad, precisamente, junto a la depresión o el estrés postraumático son algunas de las principales consecuencias emocionales de este virus.
Por su parte Mayte Rodríguez, psicóloga clínica especialista en ansiedad y depresión al frente de la consulta psicológica Mayte Rodríguez, asegura que “las consultas por ansiedad y depresión se han incrementado un 40%”. El desconocimiento de la enfermedad ha provocado en la población una gran sensación de miedo con diversos efectos como taquicardias, insomnio, mareos o dolor de estómago, pero también otros “como llanto, la necesidad de comer compulsivamente, las adicciones, la dificultad de concentración o la falta de motivación”.
¿Cómo afrontar las nuevas medidas restrictivas por el coronavirus?
La segunda ola ya está aquí y en el horizonte se plantea un nuevo confinamiento, pero los especialistas se muestran positivos. Para Rodríguez, “ahora sabemos qué cosas hay que hacer y cuáles no”. Es consciente de que posiblemente haya un porcentaje de personas que se estresen todavía más al sentirse controladas, pero “el sentir de la mayoría será positivo y pensarán que todos tenemos que hacer un esfuerzo para evitar que el virus continúe en ascenso”.
Los expertos aseguran que estamos mejor preparados emocionalmente para la segunda ola y las nuevas medidas restrictivas porque «ya sabemos qué cosas hay que hacer y cuáles no»
Mielgo comparte su opinión. Confía en que el anterior confinamiento haya servido para adquirir cierta experiencia de adaptación a este contexto, y explica que “echar mano de las estrategias aprendidas puede resultarnos de gran ayuda, siempre teniendo en cuenta que esta situación no durará para siempre y que, como todo, es temporal”.
Almudena García también lo cree así. “Estamos más preparados porque ya hemos pasado por uno y ya sabemos en qué acertamos y en qué fallamos, así que lo podremos hacer mejor”. Sin embargo, reconoce que empieza a haber una sensación de cansancio y de cabreo.
Los jóvenes, en cambio, son los más vulnerables hoy en día ante este aislamiento social. Para García “la gestión de la información y la explicación de lo oportuno de las medidas a tomar, no se ha hecho de manera adecuada”. En este sentido, Mielgo considera fundamental que los adolescentes “verbalicen lo que están sintiendo en esta situación, que se expresen, y se les escuche desde un punto de vista empático”. Mayte Rodríguez hace hincapié en la importancia de buscar lo bueno en lo malo, “que es lo que trabajamos los psicólogos en nuestras consultas cada día con ellos”. Los 3 coinciden en que la solución pasa por “tener paciencia y fomentar la comunicación”.
¿Cómo superar el miedo y el estrés?
Pero, ¿cómo afrontar esta situación hasta hace tan solo unos meses inimaginable? Saúl Mielgo aclara que “los seres humanos, como condición, constantemente estamos proyectando nuestra mente, nuestros pensamientos hacia el pasado y hacia el futuro”. Sin embargo, es necesario vivir en el día a día “sin adelantar acontecimientos que no sabemos si van a ocurrir o no y tomar nuestros pensamientos como lo que son, pensamientos”. Para ello, aconseja la práctica de mindfulnnes o yoga, ejercicios que pueden ayudar a reducir el estrés.
Almudena García comparte la misma opinión y habla sobre la importancia de guiarse por los hechos y no por los pensamientos. Reconoce que el miedo es “una reacción adaptativa, que nos protege de situaciones peligrosas”, pero éste debe ser proporcional a la amenaza sin llegar a bloquear emocionalmente. Por su parte, Mayte García asegura que lo mejor para prevenir el estrés o la ansiedad es llevar una vida ordenada, no aislarse, expresar las emociones y fomentar ante todo pensamiento positivo.
Para controlar la ansiedad y el miedo, los psicólogos recomiendan guiarse por los hechos y no por los pensamientos, practicar deporte, continuar con la actividad diaria y expresar las emociones
Todos coinciden en que hay que ser conscientes de que el riesgo cero no existe, que deben tomarse las medidas sanitarias necesarias para estar y sentirse seguro, y que deben seguir realizándose actividades esenciales como ir a la compra, a trabajar o pasear para mantener la mente ocupada. El coronavirus parece que ha llegado para quedarse una larga temporada, pero por suerte el miedo no es la única emoción que nos puede gobernar.
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