El intento de otra persona de precipitarse desde Santa Catalina esta tarde, felizmente frustrado, alimenta la preocupación y la tristeza entre quienes frecuentan en icónico mirador de Gijón
Para nativos y foráneos de Gijón el cerro de Santa Catalina parece estar labrándose una preocupante fama como escenario de hechos dramáticos, bien consumados, bien en grado de tentativa. Esta misma tarde, alrededor de las dos del mediodía, un hombre acudió al emblemático espacio y, bajo la escultura de Chillida ‘Elogio del horizonte’, aseguró estar dispuesto a precipitarse al vacío. La rápida respuesta de las autoridades hizo posible disuadirle de su voluntad; no obstante, el que podría haber sido el tercer caso en menos de dos semanas ha despertado la inquietud de los lugareños, y la petición de soluciones a gran escala.
Por lo que respecta a lo ocurrido hoy, las alarmas saltaron en un conocido bar del barrio de Cimavilla. Un hombre de unos cincuenta años, según fuentes del Ayuntamiento, y con «aspecto normal», tal como afirmaron los trabajadores del local, se acodó en la barra, con su ánimo visiblemente afectado, y comenzó a consumir alcohol. Poco después «empezó a llorar, a preguntar por dónde quedaba el cerro y a decir que se iba a tirar por él»; la camarera que escuchó sus palabras, y que trató de disuadirlo, llamó a la Policía Local en cuanto el sujeto abandonó el establecimiento.
La respuesta policial no se hizo esperar. Hasta lo alto de Santa Catalina accedieron un coche patrulla y dos motoristas de la Policía Local. Tras posicionarse en las inmediaciones del ‘Elogio…’ e identificar al hombre, los agentes iniciaron las negociaciones y, al fin, lo convencieron para alejarlo de la zona de riesgo; poco después se lo llevaron del escenario, bajo custodia, a dependencias psiquia´tricas.
Si bien aún se desconocen las razones que impulsaron al sujeto a plantearse una acción así, el hecho no ha pasado desapercibido en Cimavilla. No en vano, todavía están muy presentes en el recuerdo las caídas fatales de Claudia González, ocurrida el 29 de abril a consecuencia de un presunto caso de acoso escolar, y de un hombre de 46 años, vecino de Langreo, que se despeñó el pasado jueves y que falleció de camino al Hospital Universitario Central de Asturias. Por eso, no pocos habituales del mirador reclaman que, de entrada, se implemente más medidas de seguridad. «Esto está muy abierto, muy desprotegido», comentaba hoy Manolo Mesa, habitual del cerro con su ‘setter’, ‘Laila’. A su juicio, «se podría vallar un poco, para que sea disuasorio. Al final, se va a conocer esto más por los dramas que por sus vistas, y eso no es bueno para nadie».
Zuleima Madrigal, que ha encontrado en Santa Catalina un espacio perfecto para leer en los días de buen tiempo, va más allá en su propuesta. Ella presenció desde la distancia el operativo policial de esta tarde, y no se ha mantenido ajena a los dos acontecimientos precedentes de las últimas dos semanas. «Creo que podría estar bien tener a gente patrullando por aquí, como si fuesen serenos; personas con algún conocimiento en psicología que, al ver a alguien con esa intención, intervengan», plantea. En todo caso, su sugerencia es aún más profunda, ya que, «sobre todo, hay que trabajar mucho el plano emocional en casa, en los colegios… Hay mucha gente sufriendo, o que se siente sola, y que no ve más salida que el precipicio. Creo que, entre todos, tenemos que enseñarles que siempre merece la pena vivir».