Edward Calderón, venezolano de nacimiento y en Asturias desde hace un año, sufre alucinaciones, fue detenido el miércoles por agredir a su madre en Sotrondio, y lleva desaparecido desde ayer; se le perdió el rastro en La Felguera
La cuenca minera se ha puesto en guardia, ensombrecida por el fantasma de una nueva desaparición. Edward Calderón, de 22 años, venezolano de nacimiento y con domicilio en San Martín del Rey Aurelio, permanece en paradero desconocido desde la tarde de ayer jueves, cuando se le perdió el rastro en La Felguera. Según sus familiares el joven, en situación plenamente regular desde el pasado 4 de septiembre, es psicológicamente inestable, sufre alucinaciones y «puede llegar a ser agresivo». De hecho, y siempre a tenor del relato de sus cercanos, el miércoles fue arrestado por la Policía Nacional tras agredir presuntamente a su madre, y tanto antes como después se arrojó hasta dos veces al cauce del río Nalón. Cualquiera que dé con él, o disponga de noticias sobre el lugar en el que se encuentra, puede comunicarlas a través del teléfono 647881696.
«Estamos desesperados; alucina, dice cosas incoherentes como ‘Yo los veo’, cree que le persiguen zombis y que quieren matarlo… Y no se deja ayudar«, relata la familia, que residen en distintos emplazamiento de San Martín del Rey Aurelio. En el caso concreto de Edward Calderón, se halla empadronado en El Entrego, aunque el suceso comenzó en Sotrondio, en el domicilio de su madre. «La quiso tirar por las escaleras y, después, se arrojó al río», detalla su hermana, igualmente con domicilio en Asturias. Las autoridades lograron sacarlo del agua, y permaneció en dependencias policiales hasta ayer; no obstante, una vez puesto en libertad, y tras un segundo lanzamiento al cauce y un último avistamiento en La Felguera, nada nuevo se supo de él. «Posiblemente esté caminando de un lado a otro, sin sentido; bajó andando de Sotrondio a Ciaño, y lo vieron en la Felguera. No tiene documentación, ni móvil, ni dinero, y tampoco se sabe nuestros números de teléfono«, afirman sus familiares.
Si bien las razones concretas de su comportamiento todavía no han sido aclaradas, los cercanos a Edward Calderón insisten en que antes no era así, sino «normal», y hacen coincidir el inicio de tales brotes con su periodo viviendo en Muñera. Allí se ganaba la vida trabajando en un albergue a cambio de alojamiento, pero «se juntó con gente que consumía droga, y creemos que él también se metía algo; fue cuando empezó a ver cosas«. De hecho, llegó a coger sin autorización el coche de la dueña del establecimiento, alegando que «le perseguían zombis». El gran problema es que, desde su llegada a España, Calderón carece de diagnóstico médico alguno que justifique una retención. «Tenemos cita con Psiquiatría el martes pero, hasta entonces… ¿Qué podíamos hacer? Todos, desde el abogado de oficio hasta el secretario del Juzgado de Pola de Laviana, vieron que no estaba bien, pero la Policía Nacional lo soltó», lamenta su hermana. En ese sentido, conviene aclarara que, de conformidad con la ley, las autoridades no pueden obrar si no media una denuncia por desaparición, o alguna conducta punible; de lo contrario, se podría incurrir en una detención ilegal. Pero nada de todo eso aplaca el desconsuelo de sus allegados. «Nuestro miedo es que acabe ahogado en el río o, incluso, que le haga daño a alguien. Necesitamos ayuda«, claman.