El Molinón fue testigo ayer de unos musicazos que se crecen en el escenario con una seguridad desarmante
Pocas veces una banda tiene la oportunidad de tocar en el estadio de El Molinón. La noche del sábado el templo se abrió por última vez para la banda más icónica del indie español, Love of Lesbian y, a diferencia de los grupos anteriores que visitaron el estadio, los de Santi Balmes sí eran conscientes del campo que pisaban, de sus tardes de gloria, de sus pesadillas, también de sus máximas leyendas Quini y Preciado y lo hicieron saber casi desde el principio con un desparpajo y un carisma que, por un momento, música y futbol, Sporting y Barça estuvieron hermanados, recién finiquitado el futuro de Messi, probablemente el mejor futbolista del mundo, en el club azulgrana.
Love of Lesbian presentó algunas canciones de su último disco Un viaje épico hacia la nada «y hacia todo», porque el concierto fue una singladura que recorrió la discografía del grupo catalán desde sus inicios hasta ahora. La veteranía es un grado y la soltura en el escenario de Santi Balmes y de su escudero, el guitarra Julián Saldarriaga no sólo se descubrieron en cada canción, sino también en su capacidad de comunicar con un público que ya se sentía cansado de formatos cerrados, espectáculos sin riesgo y escasa capacidad para la improvisación.
El concierto comenzó con ‘Crisálida’, un tema eminentemente lesbiano de último trabajo que habla, como en tantos otros temas, de transformaciones, sentimientos intimistas, cierta desazón y la voluntad de afrontar los cambios, intentando no dejarse demasiados pelos en la gatera. Es curioso como las canciones de Love of Lesbian adquieren una materialidad que en disco se corresponden con una melancolía etérea, difícil, extraña. Quizás el hecho de que no hay músico de Love of Lesbian que no se entregue y no disfrute del directo permiten disfrutar de unos musicazos que se crecen en el escenario con una seguridad desarmante. La ironía, el sarcasmo, la sonrisa, el guiño y la complicidad son una parte más del show que hacen que el público quiera más y más.
De Viaje épico hacia la nada, seleccionaron, además, ‘Sesenta memorias perdidas’, ‘Viaje épico hacia la nada’, ‘ ‘Cosmos’ (Antisistema Solar), ‘El Mundo’, ‘El Sur’, ‘Escuela de danza aérea’ ya casi en los bises ‘Los irrompibles’ y ‘El Paso’, canciones que hablan de metamorfosis, obsesiones sentimentales, desengaños, adicciones al corazón, una nueva normalidad que a más de uno le habrán hecho partirse en dos, entre la tristeza, la euforia y la obsesión. Al repertorio del nuevo disco le acompañaron otros clásicos que los 2000 asistentes cantaron, corearon, bailaron, sentados o en pie, desde sus asientos. ‘Club de fans de John Boy’, ‘Allí donde solíamos gritar’, ‘1999’ (donde el bajista Ricky Falkner demostró que es un musicazo con una presencia escénica titánica), ‘Cuando no me ves’, ‘Belice’, ‘Los colores de una sombra’, ‘Segundo asalto’, ‘Incapacidad moral transitoria’ o ‘Planeador’.
Efectivamente, Viaje épico hacia la nada fue un viaje hacia todo. No faltó celebración de El Molinón y un Santi Balmes desenfrenado recorriendo la mítica grada norte de El Molinón que dibujó en no pocas ocasiones una ola de agradecimiento a la banda. No faltó su reconocimiento a nuestra infancia, nuestra juventud y a un presente en el que seguimos vivos. No hubo guiones y sí hubo riesgo, eso que hasta la fecha habíamos echado en falta sobre el escenario del Tsunami Xixón. Y de pronto, en el último bis irrumpió la lluvia. Y cuando parecía que el público se iba a quedar sin la última canción, El Paso, una breve y confusa tensión sobre el punto final entre músicos y organizadores derivó en lo que todos esperaban, que esa última canción que no se debía tocar sonara definitivamente como despedida, a pesar de la lluvia, a pesar de un final que anunciaba todos los finales. Vimos una banda que imponía con orgullo y generosidad su criterio. Y sonó a gloria, a entrega, a generosidad, a un concierto de esos que, por mucho que uno se haya dejado embaucar por el amor lesbiano, sabe que harán historia en el recuerdo de la gente.