La exregidora ha descubierto la obra, que se suma a las de Carmen Moriyón, Paz Fernández Felgueroso, Vicente Álvarez-Areces y José Manuel Palacio
Cuando el pasado 17 de junio, la forista Carmen Moriyón tomaba el bastón de alcaldesa de manos de su predecesora, la socialista Ana González, concluía una más de las múltiples etapas políticas en democracia de la ciudad, sí, pero también se producía el paso de la segunda de ambas de la actualidad del momento a los libros de historia. Atrás quedaban sus cuatro años de mandato, a menudo discutidos y polémicos, y hoy, en no pocas materias, visiblemente revertidos, aunque sin que por ello se evaporase la impronta dejada entre aliados, rivales y vecinos. Y hoy ese paso de González por la Casa Consistorial gijonesa ha vuelto a cobrar protagonismo con la inauguración, en lo alto de la escalinata que da acceso a los Salones de Plenos y de Recepciones, de su retrato institucional, alineado junto al de los restantes regidores de la urbe. Un acto que ha permitido a ambas encontrarse de nuevo cara a cara, tras aquel cambio de poderes, y acompañadas por la también excalcaldesa Paz Fernández Felgueroso; por Soledad Saavedra, viuda de Vicente Álvarez-Areces, y por Armando Nosti, exconcejal del equipo de José Manuel Palacio.
Con la tranquilidad y la honestidad que imbuyen a quien se ha liberado del encorsetamiento del protocolo institucional, González ha admitido que la idea de realizar retratos fotográficos de los regidores, surgida durante su periodo en el Gobierno, «no fue mía, sino de mi equipo». La propuesta, no obstante, cuajó en la regidora. «Pensé que estaba muy bien, que realmente era un homenaje a la democracia, porque a veces no nos damos cuenta de lo importante que es tener una ciudad demócrata; sobre todo, en estos tiempos». A partir de ahí se valoraron múltiples opciones artísticas, con la mirada puesta en «algo barato, que no pudiese dar demasiada libertad expresiva» para que no se produjesen descontentos. En consecuencia, se descartó la pintura y se recurrió a un estudio fotográfico de Valencia, autor de todas las imágenes hechas hasta hoy. Y el resultado ha satisfecho a González. «Me he visto bien, porque la foto la elegí yo, y yo me quiero bastante a mí misma. He elegido una foto favorecedora o, al menos, que no me denoste, y creo que he salido como una señora curiosa», ha sentenciado.
Pero no todo ha sido humor y frivolidad. González ha aprovechado su intervención ante la Corporación, y frente a varios de sus antiguos compañeros de Ejecutivo, para desear a todos «que el año que viene os sea bueno, y que podáis decidir lo bueno que sea». En ese sentido, la exalcaldesa ha reiterado su aceptación del cambio político producido en Gijón tras los comicios del 28 de mayo. Y lo ha hecho declarando sin fisuras que «quien es demócrata acepta siempre los resultados, aunque no sea lo que votó, o lo que hubiera querido, y cuando aceptas los resultados aceptas la legitimidad de las decisiones que se toman». Y aunque ella y Moriyón «tenemos modelos distintos de ciudad» en mente, su sucesora «es a quien ha puesto la ciudadanía, y eso hay que defenderlo. Sobre todo, cuando se oyen discursos mentirosos, trapaceros, de deslegitimación de la democracia y del propio sistema».
También Moriyón ha dedicado unas palabras al auditorio, y a la propia González, recordando con humor que, «cuando decidisteis colocar los retratos, y recibí la llamada, al principio me sorprendió, pero fue un momento muy entrañable; entonces comprendí lo que significaba». Y ese mensaje es, ni más ni menos, un homenaje «no a la persona, sino a lo que significó desde el punto de vista institucional, al representar a la ciudad en esos momentos que fueron importantes, y que seguro que tuvieron aciertos». Así, la actual regidora se ha despedido dando las gracias a su predecesora, «a los que estuvieron y a los que vendrán», y recalcando, «como dice el anuncio, que juntos brillamos más».