“Los fondos europeos podrían ayudar mucho a Asturias, pero tampoco serán la panacea”
“No tiene sentido inventar un bable artificial para tratar de imponerlo a una población que mayoritariamente no está por la labor. Puede ser una barrera de entrada”
“Una parte del dinero que llega del sistema de financiación a Asturias viene, en especial, de Madrid, Cataluña y Baleares”
Está previsto que en noviembre el Gobierno de España presente el nuevo modelo de financiación autonómica, un sistema que lleva siete años esperando por su renovación y que apunta a una nueva pelea entre las distintas comunidades autónomas. Si alguien sabe de números, de balanzas fiscales y de todo lo relacionado con la materia es Ángel de la Fuente (Gijón, 1962). Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Pennsylvania, es profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). El gijonés ha trabajado como consultor para el Banco Mundial, la OCDE, la Comisión Europea o diversas administraciones españolas. Toda una eminencia que analiza, lejos del ruido político y en miGijón, la situación de Asturias y su visión de futuro.
El último informe elaborado por Fedea y que firma usted señala, entre otras cuestiones, que el Principado está ligeramente por encima de la media, 22 euros, pero es cierto que cada asturiano recibe menos dinero que un cántabro, un catalán o un madrileño. Viendo los números, ¿tiene razones el Principado para pedir más dinero?
Asturias tradicionalmente ha estado por encima de la media, pero ha ido cayendo y estamos muy justo por encima. Cuando estás en esa situación, siempre hay comunidades por encima de ti, pero no todos podemos estar en el extremo superior de la distribución. ¿Tiene derecho el Principado? Yo diría que no, pero tampoco lo tienen todas las demás, que también piden más dinero.
Abundando en el documento, la cantidad que recibe cada asturiano asciende a 2.851 euros. Dada la actual coyuntura económica, ¿es sostenible?
Casi todo es sostenible si uno se empeña, pero puede ser más fácil o más difícil dependiendo de la evolución del PIB. Muy mal tendrían que ir las cosas para para que seamos incapaces de mantener, más o menos, los niveles actuales de financiación, pero quizás no puedan crecer demasiado en los próximos años, salvo que estemos dispuestos a aceptar un aumento significativo de la presión fiscal.
Asturias junto a Galicia o Castilla y León apelan al coste de los servicios y la dispersión de la población como factores a tener en cuenta. ¿Sería justo mirar estas variables a la hora de hacer el reparto?
Ya se hace. La fórmula de población ajustada tiene en cuenta la dispersión, el envejecimiento y otras variables que inciden sobre los costes de los principales servicios y eso a su vez influye mucho sobre el reparto final, fundamentalmente a través del llamado Fondo de Garantía. Siempre se puede argumentar que habría que darles más peso a determinadas variables o que falta alguna, pero la evidencia que tenemos sugiere que los pesos actuales son bastante razonables.
¿Tiene que pensar el Principado que, en años venideros, su financiación va a depender más de otras comunidades por sus circunstancias?
Asturias tiene un nivel de renta por debajo de la media y una parte del dinero que llega del sistema de financiación regional ya viene de otros sitios, en particular de Madrid, Cataluña y Baleares.
En una visita reciente a Gijón, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, señalaba que el problema no es que la capital tenga los impuestos bajos, sino que Asturias los tiene demasiado altos. ¿Esto es así?
Todo es opinable. Hay partidos y personas que prefieren tener impuestos altos y con ello financiar mejores servicios o más redistribución y otros que prefieren impuestos más bajos y apañarse con prestaciones algo peores. Tan legítimo es una cosa como la otra. Es una cuestión de preferencias políticas y los votantes las expresan en las urnas. Por lo visto en los últimos años, los madrileños prefieren impuestos bajos y los asturianos altos, pero ninguna de las dos opciones es moralmente reprochable, como a veces parece por lo acalorado de la discusión.
¿Y qué es mejor para la economía?
Seguramente un modelo intermedio. Necesitas tener suficientes recursos públicos para tener buenos servicios, pero los impuestos demasiado elevados pueden desincentivar el trabajo y la inversión. En cualquier caso, dentro de los márgenes en los que nos movemos, no creo que los efectos de la política tributaria autonómica sobre el PIB sean muy grandes.
El debate sobre la reforma de la financiación autonómica ha creado bloques. Asturias se ha aliado con Galicia, Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón. ¿El dinero está poniendo de manifiesto que España es un reino de taifas?
Cada uno mira por lo suyo y es lógico, los gobiernos regionales tienen que defender los intereses de sus comunidades. Pero sabiendo esto, quizás la negociación con las CCAA no sea la mejor forma de diseñar un sistema de financiación sensato.
Es decir, que sigue pensando que no se puede abordar una modificación de este calado con conversaciones bilaterales como se hizo durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
No es la mejor fórmula. Cada Gobierno quiere más recursos y es muy difícil poner de acuerdo a 15 comunidades para repartir la tarta. Esto es una cuestión que le compete al Parlamento nacional que es el que tiene que armonizar los intereses de los distintos territorios pensando en el conjunto del país. Para que legisle sobre esto, lo más lógico es que negocien los partidos y luego habrá que hablar con las comunidades, no puedes ignorarlas, pero no puedes depender de ellas para que se pongan de acuerdo en este asunto.
El sistema caducó en 2014 y siete años después tampoco está claro si va a ser la definitiva. ¿Resulta sonrojante?
El modelo es ciertamente muy mejorable, pero es funcional de forma que no hay una urgencia vital en cambiarlo. En principio se prevén cambios cada cinco años y sería bueno respetar el calendario, pero es verdad que hemos tenido unos años muy agitados entre la crisis y la pandemia. Por otra parte, no es lo único que va con retraso. Tenemos pendiente renovar el CGPJ, el Defensor del Pueblo, el Tribunal Constitucional….
Decía el presidente Mariano Rajoy que su reforma era imposible hasta que se recuperara la economía y aumentara la recaudación. ¿Ese momento ha llegado tras la pandemia?
La economía está mejorando, pero todavía estamos por debajo en los niveles anteriores a la pandemia. No estoy seguro de que superarlos nos garantice que se hará la reforma. Con Rajoy de presidente, hubo momentos en los que la economía había recuperado la renta pre-crisis y sin embargo no se hizo la reforma.
A la luz de los datos, parece que Asturias la ha llevado mejor que otros puntos de España. La creación de empresas creció más de un 36% hasta agosto por encima de las 900 y es una de las tres regiones con una tasa de paro inferior a antes de la crisis sanitaria. ¿Son números para un cierto optimismo?
No son malos datos, pero seguro que hay muchos otros que son menos positivos. Tradicionalmente no destacamos por la creación de empresas, hay que ver el nivel y no solo el incremento. En cuanto al paro, dependemos menos del turismo que otras regiones y buena parte del impacto se ha concentrado ahí.
“Sospecho que el Gobierno central tiene razón en el recurso contra las deducciones fiscales de las ayudas COVID de Asturias. Tienen buenos técnicos en la materia”
“Los madrileños prefieren impuestos bajos y los asturianos altos, pero ninguna de las dos opciones es moralmente reprochable”
“Los niveles actuales de financiación quizás no puedan crecer demasiado en los próximos años, salvo que aceptemos un aumento significativo de la presión fiscal”
Los fondos procedentes de la Unión Europea ¿abren una nueva ventana a Asturias?
Si los usamos bien, podrían ayudar mucho, pero tampoco serán la panacea.
¿Podría ser el último tren para un cambio del modelo económico regional?
Independientemente de que sea la última oportunidad o no, es una oportunidad y habría que usar bien ese dinero, pero insisto, no exageremos.
Gijón por ejemplo ha presentado cuatro proyectos relacionados con zonas de bajas emisiones, comercio minorista y uno junto a Valladolid, Logroño, Valencia, Vitoria y Fuenlabrada para desarrollar una plataforma digital multi-ciudad relacionado con la movilidad urbana.
La mejora de la movilidad urbana o la reducción de las emisiones son buenos objetivos, pero luego habrá que ver en cada caso si el proyecto tiene sentido o no. Tengo curiosidad por ver en qué consiste esa plataforma multi-ciudad. De entrada, me chirría un poco.
El verano ha vuelto a ser propicio en el Principado. Se ha batido el récord de turistas del año 2019. ¿Podría ser un sector transformador?
Es un sector muy importante y en Asturias siempre ha tenido poco peso con relación a otros territorios. Por tanto, hay margen para la mejora, entre otras cosas porque la gente ya no busca tanto el sol y playa. Para aquellos que quieren menos calor en verano, más naturaleza y buena comida, Asturias puede ser un sitio muy atractivo.
El Gobierno de España ha llevado al Tribunal Constitucional las ayudas COVID de Asturias al entender que las exenciones fiscales exceden competencias de la propia comunidad mientras el Gobierno regional defiende la legalidad de la medida. ¿Es lógico interpretar que unas ayudas por una crisis sanitaria tengan deducciones?
No conozco el tema, habría que ver. Pero si lo ha recurrido el Gobierno central sospecho que tendrá razón. Tienen buenos técnicos en la materia y tampoco suelen recurrir por recurrir, especialmente ante una administración con la que se llevan bien.
En 2014 cuando formaba parte del Consejo Asesor de Asuntos Económicos del presidente Javier Fernández defendía un gran acuerdo entre PSOE y PP para reformar la financiación. No parece que surtió mucho efecto.
Pues no, pero hay que tomárselo con deportividad. Había que intentarlo.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, aseguraba en relación a la oficialidad que Asturias recibiría dinero a través de los PGE. ¿Vivimos un momento como para crear nuevas partidas económicas destinadas al asturiano?
Algo de dinero sí llegaría porque hay una partida en el sistema de financiación autonómico para financiar las competencias lingüísticas de territorios con lenguas cooficiales, pero no sé si sería suficiente y en cualquier caso el tema presupuestario no debería ser una consideración central en este asunto.
A mí la cooficialidad del bable no me parece buena idea y sospecho que terminaría costándonos mucho más de lo que nos pueda llegar por esta vía. Primero, porque no hay una demanda real. La inmensa mayoría de los asturianos hablamos un castellano con peculiaridades muy marcadas, pero castellano al fin y al cabo, y de hecho esas peculiaridades varían mucho de un sitio a otro dentro del Principado. Por tanto, no hay un bable con arraigo y no tiene mucho sentido inventar uno artificial para hacerlo oficial y tratar de imponerlo a una población que en su mayoría no está por la labor. Segundo, corremos el riesgo de que la cooficialidad se convierta en una barrera de entrada y un mecanismo de extracción de rentas para una minoría, que impida que venga gente de fuera a trabajar y a vivir aquí, o que las plazas de funcionario se terminen reservando para los cuatro que puedan pasar un examen de bable oficial. ¿No sería mejor proponernos que todos nuestros jóvenes sean bilingües en inglés?
¿La economía ha dejado de ser ese ámbito que mucha gente mira como un ‘bicho raro’?
Me temo que no.