

Bueno, pues 2021 ya llegó ya está aquí. Esperado como agua de mayo tras un 2020 insoportable, el nuevo ha recorrido ya sus primeras semanas y, de momento, no parece que tenga muy buenas intenciones. Estoy dispuesto a concederle el beneficio de la duda pero en apenas tres semanas hemos vivido ya varias experiencias lo suficientemente intensas como para pensar, de momento, que el nuevo año sigue el dañino rastro que dejó 2020.
En mi paseo diario, tropecé hace unos días con dos parejas que hacían una radiografía bastante acertada del inicio de este año. Sin acabar de digerir las uvas, la Navidad se nos indigestó viendo el asalto al Capitolio, la sede del poder legislativo estadounidense. Un asalto protagonizado por una especie de tribu de Hunos alentados por un presidente aferrado a un sillón que piensa que es de su propiedad. Al estilo de los reyes absolutistas, Trump se cree el Rey Sol y su sola presencia en las redes sociales es suficiente motivo para pensar que 2021 podrá ser un poco mejor sin su desagradable forma de vida.
«¿A qué se espera para construir más viseras o falsos túneles que eviten el destructor efecto de un alud?»
El segundo episodio que de momento mantiene en la duda a 2021 vino de la mano de una señora con muy mala leche llamada Filomena. La borrasca procedente de tierras polares dejó un manto blanco en media España y dejó al aire las vergüenzas de algunos políticos más pendientes de tirar bolas de nieve a sus contrincantes políticos que de ponerse mano a la obra para permitir el tránsito ciudadano o el acceso a los colegios. Hacía más de medio siglo que, por ejemplo, Madrid, no veía una nevada de ese calibre.
Una nevada que en Asturias se transformó en tragedia. Un muerto y un todavía desaparecido desde hace dos semanas en el Puerto de San Isidro es el resultado de un temporal que dejó nuevas evidencias de algo que les contaba la semana pasada: la conservación de las infraestructuras es fundamental. ¿A qué se espera para construir más viseras o falsos túneles que eviten el destructor efecto de un alud?
«Nos dijeron que celebrásemos la Navidad de manera discreta y puede que se nos haya ido la mano o los abrazos y los besos».
Y el tercer tema de conversación no podría ser otro que la pandemia. Son ya más de trescientos contagios al día y algunos siguen sin entender que las medidas establecidas -mejor peor decididas- son para cumplirlas. De los bares se sale antes las ocho y no se puede entrar después de las siete y media. Cumplamos las normas y, sobre todo, no convirtamos a los hosteleros en una especie de agentes, obligados por el capricho de clientes que incluso quieren tener la razón por encima de la ley (puedo poner ejemplos de este tipo de comportamientos).
Esta semana que comienza será una nueva oportunidad para demostrar si realmente queremos que el nuevo año sea de verdad bueno. Nos dijeron que celebrásemos la Navidad de manera discreta y a la vista del imparable aumento del número de contagios, puede que se nos haya ido la mano o los abrazos y los besos. Por eso, para que no haya equívocos les dejo en este paseo las nuevas normas, que irán por municipios y que determinarán de qué va finalmente este 2021 recién estrenado.
Asturias fijará restricciones de acuerdo con la incidencia acumulada a 14 días; la incidencia en mayores de 65 acumulada a 14 días, y la trazabilidad (capacidad de rastreo) ¿Cuáles serán las medidas?

El Principado ha establecido tres bloques por población:
Bloque 1. Aquellos concejos con más de 30.000 habitantes (Gijón, Oviedo, Avilés, Siero, Mieres y Langreo).
Bloque 2. Municipios que tienen entre 10.000 y 30.000 habitantes.
Bloque 3. Municipios con menos de 10.000.
A partir del martes comenzaremos a saber si podemos hacer de este año un camino fuera de la pandemia.
Nacho Poncela es periodista y colaborador de miGijón