Un autobús lleva a los estudiantes directamente al Campus, que también cuenta con residencia universitaria
Los premios Gijón Impulsa acaban de reconocer dos proyectos de investigación de la Politécnica de Mieres
Se invirtieron 130 millones de euros para una previsión irreal de 6.000 alumnos, que se quedó en la décima parte
En pleno periodo de ajetreo de pruebas de acceso a la universidad, matrículas y jornadas de orientación universitaria, Mieres intenta hacerse un hueco dentro de la Universidad de Oviedo para atraer a los nuevos estudiantes desde las grandes ciudades de Asturias, donde se concentra la mayoría de la población joven. Su campus tecnológico es uno de los más modernos y completos de España, y sus grados tienen mucha salida laboral, con empleo de calidad. Sin embargo, cada año conlleva un mayor esfuerzo conseguir que los alumnos se matriculen en un contexto ya de por sí complicado, con bajada de alumnos en las ingenierías por encima de la media del resto de enseñanzas y la sangría general de estudiantes universitarios. La Universidad de Oviedo tenía a finales de la década de los 90′ unos 40.000 alumnos y hoy ronda los 20.000 estudiantes.
130 millones para ¿6.000 alumnos?
La historia del Campus de Mieres es la de un centro en el que se invirtieron en pleno furor de fondos para la reconversión minera hasta 130 millones de euros, y que, en lo que a número de alumnos se refiere, no cumple las expectativas. Para justificar esa inversión, se hablaba de una capacidad para acoger 6.000 alumnos. En los mejores momentos, el Campus rondó el millar de estudiantes.
La deslocalización, explican sus responsables, es el principal problema para llevar chavales a las facultades, ubicadas junto al antiguo pozo minero de Barredo. Consideran que los promotores se centraron en la infraestructura, pero se olvidaron de la planificación. A la directora del Campus de Mieres, Asun Cámara, le costó tanto trabajo conseguir un autobús universitario que conectase Gijón con Mieres de manera directa que en pandemia, aún con las clases suspendidas, se opuso con firmeza a recortes en el servicio, por temor a no recuperarlo.
Los responsables del Campus de Mieres intentan compensar esa “distancia” con servicios: el autobús, la residencia, instalaciones deportivas… “Pienso que el tema de la distancia tiene más que ver con una percepción cultural que física. Yo soy madrileña, y allí lo normal es tardar una hora en llegar al trabajo o al centro de estudios”, explica la directora de la Escuela Politécnica de Mieres. Para ejemplo, el suyo, vive en Gijón –“los castellanos buscamos desesperadamente el mar”- y se desplaza a diario a Mieres para trabajar. Pero, sobre todo, intentan compensar el desplazamiento con una oferta de estudios muy atractiva, basada en la transición energética y la transición ecológica, así como la alta tasa de empleo de sus cuatro grados y un doble grado relacionados con las ingenierías del terreno, medio forestal y natural, y tecnologías geoespaciales, así como dos máster en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos y Geotecnologia y Proyectos SIG.
Aquí hay trabajo
Al problema de la distancia, se suma el de la visibilidad. “Necesitamos realizar un esfuerzo doble para que nos conozcan”, explica Asun Cámara. Estos días la Escuela Politécnica de Mieres celebra unas jornadas de puertas abiertas con las que buscan atraer a los estudiantes de Bachillerato residentes en las ciudades, como Gijón. Para ello se valen de historias reales, las experiencias de ex alumnos del Campus que están trabajando en la actualidad, en puestos de relevancia. Son ellos mismos, en lugar de los profesores, los que explican a los futuros universitarios las titulaciones y su paso por Mieres. Muchos son jóvenes gijoneses que en su día renunciaron a la comodidad de estudiar en su misma ciudad, y eligieron madrugar un poco más y coger el autobús a Mieres. Es el caso de Ana Díaz, gijonesa e ingeniera de los Recursos Mineros y Energéticos que optó por este camino. Ha contado a los futuros alumnos que no se arrepiente de la decisión. Hoy es investigadora predoctoral en la Universidad de Oviedo.
Muchos de ellos, incluso, encuentran trabajo en Gijón una vez finalizados los estudios. Olga López, ingeniera en Geomática y Topografía es profesora de Secundaria y Bachillerato en un instituto de Gijón: “Gracias a mis estudios de Geomática y Topografía, además de descubrir mundo, en mis trabajos en obra civil, pude cumplir mi sueño de ser profesora de instituto”, cuenta. Elena Antuña, ingeniera civil, trabaja en la división de innovación digital de TSK “mejorando y supervisando plantas de energía renovables con tecnologías digitales punteras”. Otra exalumna, Tamara González Tamurejo, trabaja como técnico medio en prácticas en el Servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Gijón, aplicando sus conocimientos a la “regulación y control de todas las acciones de edificación y utilización del suelo del municipio, conforme a la normativa vigente”.
Arcelor, Orovalle, Vectio o Minersa son algunas de las empresas que suman su nombre a la campaña “Aquí hay trabajo” del Campus de Mieres, en una nómina de salidas laborales en la que también se encuentran administraciones públicas y universidades, como la Complutense de Madrid.
Premios desde Gijón Impulsa
Hay trabajo, y también talento. Dos alumnos del máster de Caminos de la Escuela Politécnica de Mieres se acaban de alzar hace solo unos días con el primer y el segundo premio del Instituto Universitario de Tecnología Industrial de Asturias (IUTA) 2020, una iniciativa financiada por el Ayuntamiento de Gijón, a través de Gijón Impulsa.
Los proyectos “Marine Renewable Energy Atlas of Gijón and Asturias (MaREA)” de Fernando Soto Pérez y “Diseño de una metodología multicriterio para la implementación de soluciones basadas en la naturaleza de áreas urbanas: caso de estudio para la ciudad de Gijón (DUSA_GIJON2020)”, de Antonio Menéndez Suárez-Inclán se alzaron con los primeros puestos de esta parte de la Milla del Conocimiento Margarita Salas de Gijón, que desempeña un papel fundamental en el desarrollo de investigación aplicada a la empresa. Los dos profesores responsables, Mario López Gallego, y Luis Ángel Sañudo Fontaneda están adscritos a la Politécnica de Mieres y dan clases en Ingeniería Civil y Caminos.
La Universidad tiene un plan
El nuevo rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, realizó una visita al Campus de Mieres en sus primeros días en el cargo, anunciando la puesta en marcha de un plan estratégico para revitalizar las instalaciones. Más que nuevas titulaciones, sus previsiones pasan por potenciar los posgrados y la investigación, así como las instalaciones. Un plató de televisión y un vivero de empresas, son algunas de las dotaciones más desconocidas de este campus puntero. Aunque las previsiones de atraer 6.000 alumnos al centro quizás no fueron realistas, los responsables de la Escuela Politécnica de Mieres miran con optimismo al futuro y están convencidos de que hay lugar para más. “El plan va en la dirección correcta, se hace necesario destacar el alto índice de inserción laboral de las ingenierías, así como valorar el trabajo de investigación realizado, con programas de doctorando de enorme éxito”, explica Asun Cámara.
Entre tanto, los ex alumnos, siguen estos días “dando tira” al centro que les ayudó a crecer como profesionales expertos en diferentes campos relacionados con la transición energética y la transición ecológica: “La calidad es muy buena, recibes una atención personalizada y los profesores tienen experiencia en la empresa privada, te enseñan desde la realidad, saben de lo que hablan”.