El argentino llenó este viernes la sala Acapulco de Gijón, donde hizo un repaso por algunos de sus temas más famosos, como ‘Dulce condena’ o ‘La milonga del marinero y el capitán’
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Profesionalidad es lo que ofreció ayer Ariel Rot, y su reencontrada banda, que se juntaba 25 años después de su primera gira “Hablando solo”. Aunque este viernes Gijón se convirtió en algo contrario a la soledad, con el argentino vendiendo todas las entradas de la sala Acapulco.
Como manda la tradición, el músico arrancó puntual a las 21:00h, pillando a algunos despistados todavía dejando la chaqueta en el guardarropa. Aunque el repertorio giró sobre “Hablando solo”, el músico regaló perlitas de sus otras etapas. Grandes, y conocidos temas, de esencia rock y de “alto voltaje emocional”, en su visión de estilo con toques de funky, mucho swing, y ese high class canallita rollingstoniano que le identifica.
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La banda sólida, destacando bajista y batería como los cimientos de todo buen grupo, de sonido clásico y contundente, respaldaba perfectamente al gran guitarrista, elegante y sin estridencias que es Ariel Rot.
Una hora y cuarenta minutos que supieron a poco, pero que dejaron el alma de sus seguidores llena de buena música, y con la felicidad de haber disfrutado de un concierto de alta calidad, en el que también hubo espacio para la nostalgia, cuando el argentino se despidió con sus clásicos ‘Dulce Condena’ o ‘La milonga del marinero y el capitán’.