ArteFakto Project retoma una iniciativa de 2021 e instala en la calle Atocha un mural participativo para explicar a vecinos y visitantes las causas de la «degradación del barrio»; por supuesto, ni el turismo, ni las VUT se libran de estar presentes
¡Que levante la mano quien se vea capaz de definir el concepto ‘turistificación‘! Bien, a priori, puede parecer sencillo con sólo tirar de sentido común, y responder con algo así como «El proceso por el cual los recursos de una zona concreta se destinan principalmente a atender las necesidades de los visitantes, en lugar de priorizar las de sus habitantes». Fácil, ¿verdad? Pero… ¿Y ‘gentrificación‘? O, fuera de términos concretos… ¿Por qué los alquileres de determinados barrios suben de una manera tan radical? ¿A qué se debe que determinados servicios básicos se desatiendan? Todas esas preguntas, y muchas otras, son las que la iniciativa ArteFakto Project ha decidido recopilar y utilizar como munición artística y reivindicativa en su última batalla por defender la habitabilidad de Cimavilla… Lanzando, además, una mirada al pasado. Sus integrantes, asistidos por un nada desdeñable apoyo vecinal, han rescatado una actividad ya ejecutada en 2021, y han instalado en la calle Atocha un mural participativo para invitar a habitantes y visitantes a reflexionar sobre las causas de la «degradación del ‘barrio alto'» de Gijón. Y, cosa esperable tratándose de ArteFakto, no ha quedado títere con cabeza…
El formato escogido sigue los pasos de aquella apuesta hecha hace ahora tres años. Valiéndose de una serie de fotografías, ilustraciones y stickers, el colectivo ha creado una suerte de collage con el que apuestan primariamente por lo visual, aunque sin dejar de lado lo verbal. En la obra resultante coexisten imágenes de las placas que identifican a las viviendas de uso turístico (VUT), de la cantidad de viviendas disponibles para alquilar, o de noticias sobre la presunta especulación inmobiliaria que experimenta Cimavilla, con adhesivos que formulan preguntas similares a las del párrafo anterior, o explicaciones directas sobre los focos de tensión en ese ‘barrio alto’ de la ciudad. No obstante, la labor no se detiene ahí; junto con el mural se ha habilitado un carboncillo para que los vecinos dejen sus propias quejas, sugerencias o posibles explicaciones del fenómeno que, opinan los impulsores de esta cruzada, está vaciando Cimavilla de sus habitantes lícitos y tradicionales. En fin, un compendio de tácticas de denuncia que, tanto por su fondo y forma, como por el hecho nada fortuito de que la zona siga en fiestas, está teniendo un potente calado.
«Lo que queríamos era poner de manifiesto esa problemática que sufre el barrio y que, muchas veces, pasa desapercibida para los de fuera; incluso para los gijoneses de otras zonas», explican desde ArteFakto. El colectivo lleva años abanderando la lucha por lograr que Cimavilla recupere la habitabilidad de antaño, previa a su transformación en un reclamo turístico de primer orden en la ciudad, aunque esa meta no es sinónimo de un rechazo al turismo. «No renegamos de él; existe, es parte importante de Gijón, y no creemos que haga falta llegar a los extremos de otras ciudades, poniendo tasas y demás«, acotan. Lo que sí creen es que esa actividad «debe ser compatible con la habitabilidad, y para eso hace falta una planificación turística, que es lo que falla. Hay que lograr un equilibrio entre turistas y residentes, de modo que estos últimos ni tengan que irse de su barrio, ni pierdan su identidad».
Por descontado, en ese giro de timón jugaría un peso clave el Ayuntamiento, para el que, consideran, «es más fácil contentar a los que están de paso que a los que se quedan todo el año», pero también los propios lugareños. «Hay mucha gente damnificada y desesperada que, sin embargo, debería pelear más«, llaman la atención en ArteFakto. A fin de cuentas, «lo que está ocurriendo nos perjudica a todos«.