El presidente del Principado invita a sus conciudadanos a hacer de la región un territorio «desacomplejado», y augura que el que comenzará esta medianoche será un «año crucial» para la siderurgia integral asturiana
Es 31 de diciembre. Fin de año, por descontado. Un momento para hacer balance, para recapitular sobre lo logrado en los últimos doce meses, y para prever lo que la docena venidera deparará. Y Adrián Barbón lo tiene claro. Apelando tanto al pasado y al presente, como al futuro, el presidente del Principado, que en la tarde de este lunes ofreció su discurso de despedida del ejercicio desde el Museo de la Sidra de Nava, vaticinó que Asturias es ya, por derecho propio, «una tierra de oportunidades». Un punto de partida poderoso que, a su parecer, debe aprovecharse para forjar un territorio definitivamente «desacomplejado», en el que su identidad propia sea apreciada, y que esté, en suma, «mejor dispuesto para proyectarse hacia el futuro«.
Tras tales afirmaciones, el dirigente autonómico pasó a apuntalarlas mediante argumentos. Y uno de ellos se erigió en particularmente relevante: el que «los últimos datos constatan que Asturias atrae mucha más población de la que emigra«, algo que, según el criterio de Barbón, confirma que, a la hora de elegir la comunidad para vivir, trabajar e invertir, «la calidad de vida es un factor de primer orden». De ahí que el cada vez más polémico ámbito de la vivienda se ‘colase’ en su discurso; el presidente de los asturianos incidió en que uno de los principales objetivos de su Gobierno para 2025 es el refuerzo de las políticas de vivienda y juventud, así como mejorar la atención a la salud mental. Algo para lo que, sentenció, «trabajaremos con tanta lealtad como firmeza, porque el Gobierno de unidad progresista y vocación reformista afronta los problemas de cara«.
Como no podía ser de otro modo, en el discurso de Barbón estuvo muy presente el reconocimiento de la cultura sidrera como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La propia elección del Museo de la Sidra como escenario para su intervención dio la medida de la trascendencia de un hecho frente al cual «pocos reconocimientos pueden enorgullecer más«. De ahí que la llegada del nuevo año, que se materializará en cuestión de horas, la encaren en el Gobierno «cargados de ilusión, con el ánimo repleto de esperanzas y proyectos». Más aún, recordó que el eslogan ‘Asturias, Paraíso Natural’ cumplirá cuarenta años, un motivo de júbilo, pero también un recordatorio de que, frente a la escalada del turismo, «nos toca encender las luces largas y anticiparnos para preservar ese modelo sostenible, alejado de la masificación e identificado por completo con nuestros recursos naturales«.
Pero hablar de Asturias exige hacerlo también de su tejido industrial, todavía hoy el gran pulmón económico de la región. A ese respecto, Barbón está seguro de que 2025 será «un año crucial» para la industria, especialmente para la siderurgia integral, «irrenunciable para Asturias». Así, tal como recalcó, en un escenario en el que las políticas de terceros países «obligan a la Unión Europea a reaccionar sin letargos burocráticos», el Principado se halla «en una situación de ventaja para liderar la descarbonización». Eso sí, esa meta sólo será alcanzable si se logra «el empuje de una política industrial europea en condiciones, una carencia que está transformándose en emergencia«. Por ello, el presidente autonómico puso fin a su discurso invitando a una alineación de los objetivos de todos los actores implicados para consumar ese avance hacia un potencial industrial sostenible, a la par que rentable.