«La bandera norteamericana representa esa nación superior formada por ciudadanos que no se identifican por compartir una misma lengua, una raza, una tradición cultural, una ideología o una clase social sino con el bien común»


Hace unos días, entré en un restaurante de un pequeño pueblo de Illinois. Me sirvió Milo, un joven de catorce años que aprovechaba sus vacaciones escolares para trabajar y ahorrar dinero con el que pagar sus estudios universitarios. Milo es un adolescente alegre y lleno de vida que sonríe a cada momento. Le apasiona su trabajo, así me lo confiesa en un perfecto español. Su familia es de origen mexicano. Aunque habla con sus padres en inglés, con sus abuelos lo hace en español.
Milo me pregunta por la guerra de Ucrania y por cómo están las cosas en Europa. Me dice que tiene muchas ganas de viajar a España cuando termine la universidad y conocerla de sur a norte. Quiere estudiar enfermería como su madre. Hablamos de los atardeceres de la Alhambra desde el mirador de San Nicolás, del jamón de bellota de la sierra de Huelva, de los jardines sevillanos del Alcázar Real, de los caprichos de Goya, las vidrieras y el órgano de la catedral de León y del silencio rojo de los hayedos del parque de Redes.
Milo me recomienda la búrguer de Prime Black Angus Beff. La carne es de una ganadería local que se encuentra a un par de millas de nosotros. El hijo de los ganaderos es amigo suyo y compañero de clase. La familia cría esta raza de vaca en una granja fundada por migrantes escoceses a principios del siglo XX. Milo me cuenta que la carne tiene la grase entreverada y eso la hace más jugosa y de sabor intenso. Con el primero bocado, certifico todo lo que me había contado el joven. Nunca antes había probado una carne tan tierna, suave y deliciosa.
Agradezco Milo su profesionalidad y su cercanía. Al estrechar su mano para despedirme, me llama la atención una mesa en el centro de la sala. Tiene solo un servicio montado, una bandera nacional doblada frente al plato, una vela y una rosa. Pregunto a Milo por la mesa y me responde que está reservada para los compatriotas que han dado su vida por el país y que la mesa es redonda en símbolo de que sus pérdidas nos conciernen a todos.Quedó absorto con lo que Milo me cuenta y pienso en que la sistemática confusión entre los conceptos de nación y de estado ha sido fuente de grandes calamidades para nuestra historia moderna.
La nación, del latín nasci (nacimiento) es una comunidad basada en el nacimiento y el linaje a una tradición, herencia cultural, historia, pasiones y sentimientos, en definitiva, una manera particular de ser humano. La nación, como advertía Jacques Maritain, no alcanza lo político porque ni está unida por el bien común ni apela a la libertad y a la conciencia personal. La idea de cuerpo político pertenece a un nivel superior y es distinto a la comunidad nacional. El fin de la nación es la autoconservación mientras que el fin de la comunidad política es el bienestar público.
Cuando el Estado se ha identificado con la nación, sustituyendo los lazos universales de la ley por los particulares de la raza, ha degenerado en una maquina totalitaria capaz de las mayores atrocidades. En cambio, cuando en una comunidad política se han fortalecido los lazos entre sus miembros mediante una auténtica amistad cívica, de ella ha emergido una comunidad nacional de un orden superior. Tal es el caso de EEUU, una nación multinacional. Los ciudadanos americanos llegaron a tener tal conciencia y madurez política que tendieron al respeto mutuo de las distintas nacionalidades que existían entre ellos y, a la vez, se fundieron en una comunidad nacional más elevada y que los integraba a todos.
La bandera norteamericana representa esa nación superior formada por ciudadanos que no se identifican por compartir una misma lengua, una raza, una tradición cultural, una ideología o una clase social sino con el bien común. La prosperidad material y espiritual de la asociación de ciudadanos libres e iguales los une en la pluralidad como un grupo disperso de estrellas puede llegar a formar una constelación.
Muy interesante la diferencia entre Nación y Estado, esa conciencia colectiva del bien común hace la diferencia de una sociedad polarizada por ideologías. Los posicionamientos políticos y búsqueda del poder serían distintos bajo esta perspectiva porque el fin último de esa búsqueda de poder es el bien común mediante políticas públicas.