«Espero que mi caso y el de la pobre niña de Blimea sirvan para que las administraciones reaccionen y mantengan mayor control»
La corredora gijonesa Carmen Suárez Corujo se encuentra en casa desde el domingo pasado al haber recibido el alta hospitalaria, después de permanecer 15 días ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Permanecía allí en un grave estado de salud tras haber sido atacada brutalmente por dos perros de raza peligrosa el pasado sábado 18 de marzo cuando se encontraba practicando deporte en el camino del Cementerio, en la zona de Tremañes. Los animales atacaron salvajemente a la atleta, que yacía boja abajo, mordiéndole por todo el cuerpo hasta que afortunadamente, un conductor que pasaba por allí la socorrió para librarse ellos.
Carmen habla ahora desde su hogar con ánimos renovados e incluso humor. Cuenta que tiene «a su marido de cocinero», ya que su brazo izquierdo está escayolado, y «ganas de salir a caminar» de nuevo. Sabe que quizá su mentalidad adaptada al deporte y la competición está ayudando a que se encuentre bien a nivel psicológico, pero reconoce que no sabe cómo reaccionará cuando se encuentre con «un perro de ese tipo». En lo físico, también se está recuperando con rapidez. Cuando se produjo el alta, los médicos ya le habían quitado la medicación y el lunes le retiraron 25 puntos de sutura, aunque tiene que ir al Hospital de Cabueñes a hacerse curas casi diarias. También le operaron el brazo izquierdo dos veces al haberse roto «el tendón y parte de músculo». Es por eso por lo que algunos de sus dedos tienen tacto pero «se caen un poco», al no encontrar sujeción en el tendón aún roto. Sin conocer aún si esta extremidad sufrirá secuelas y con muchos más puntos por quitar, la gijonesa es consciente de que su mayor remedio será «la paciencia».
Estos últimos días sus pensamientos han permanecido en la niña de dos años que también fue atacada por un perro de raza peligrosa en la localidad de Villalad, en Blimea: «A la pobre sí que podía haberla matado siendo tan pequeña». Ambas suman dos casos muy recientes en el tiempo de un ataque de este tipo de canes a una persona en territorio asturiano, aunque Corujo sabe a ciencia cierta que en su caso, los dos perros que la alcanzaron habían sorprendido a algún transeúnte más. Sabe que el joven y dueño de los animales ha sumado a su denuncia, que «probablemente seguirá la vía penal» según la corredora, otras denuncias anteriores por ataques previos a más vecinos. Uno de los últimos, «unos diez días antes» del accidente de Corujo, también lo protagonizó «otro deportista que iba corriendo por la senda de la Camocha» en la que se encuentra la finca del dueño, además de «un matrimonio» y otros transeúntes.
Ella, sin embargo, tiene muy claro que «la culpa no es de los perros, sino de las personas que están a cargo de aquellos que son de este tipo de razas» y subraya el estado lamentable en el que estos se encontraban sin vacunar, sin seguro y sin chip obligatorio. Estos se encuentran ahora en cuarentena en el albergue de animales, «como el perro de la niña», a la espera de que se produzcan más avances en la investigación. El mayor consuelo de Carmen, en definitiva y «sin duda», es que su trágico caso y el de la pequeña de Blimea sirvan «como toques de atención a las administraciones y cuerpos policiales para evitar que cosas así vuelvan a ocurrir, y mantener mayor control sobre su custodia».