El sector cultural de Asturias enfrenta una crisis por la falta de inversión, descoordinación y ausencia de liderazgo. El PP exige una reestructuración urgente para garantizar una gestión eficiente y responsable

El sector cultural de Asturias atraviesa una grave crisis que no se limita a la escasez de inversión, sino que se extiende a la descoordinación, la falta de liderazgo y el abandono absoluto por parte del Gobierno de Barbón. El Partido Popular ha alertado sobre esta situación dramática que afecta a las instituciones culturales públicas de la región. El mensaje del portavoz de Cultura del PP, Costillas, es claro: el sector público cultural asturiano está sumido en el caos. Con más de 40 millones de euros gestionados por una red de organismos autónomos, fundaciones y entidades públicas, la ausencia de gerentes en las principales instituciones culturales es una muestra del desorden. La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), el Museo de Bellas Artes, la Fundación Laboral Centro de Arte y Recrea, todas ellas entidades clave con presupuestos millonarios, siguen sin contar con liderazgos claros, lo que evidencia el desinterés y la falta de acción del gobierno regional. Este colapso en la gestión cultural no es un accidente ni una consecuencia inevitable de la situación económica, sino un reflejo de una política cultural desarticulada y descoordinada. Según Costillas, la falta de reuniones de los órganos de asesoramiento y apoyo, que deberían orientar al sector, refleja una desconexión absoluta entre las instituciones culturales asturianas. “La Consejería ni coordina ni supervisa”, denuncia Costillas, alertando de que el dinero público destinado a la cultura se diluye sin control ni resultados visibles.
Asturias, que fue la última comunidad autónoma en contar con una consejería de Cultura, continúa evidenciando el desinterés del Ejecutivo en este ámbito. La incapacidad de convocar la mesa sectorial de las instituciones culturales, que lleva un año sin reunirse, y la inacción de las comisiones de asesoramiento son claros síntomas de una situación insostenible. Instituciones como el Museo Barjola, que no se ha reunido desde 2021, o la Red de Normalización Lingüística reflejan el abandono institucional del sector cultural. La falta de dirección es sólo uno de los problemas, ya que también se trata de una cuestión de prioridades. En los últimos presupuestos, el Gobierno de Barbón recortó más de un millón de euros destinados a la cultura, una decisión que agrava aún más la marginación del sector. “El PSOE e IU, con sus aliados, se negaron a crear una consejería de Cultura, y no fue hasta que Álvaro Queipo lo exigió que se dio el paso”, recuerda Costillas, rememorando la lucha por dotar a Asturias de un departamento específico para la cultura.
El Partido Popular ha propuesto una reestructuración urgente del sector público cultural, que incluye la reactivación de la mesa sectorial, la creación de un plan estratégico de mejora y la constitución de un departamento de asistencia técnica. Este departamento, compuesto por funcionarios especializados, tendría la misión de garantizar la coordinación y supervisión de los organismos públicos, evitando el despilfarro de dinero público. En el centro de este planteamiento está la exigencia de una gestión activa y eficiente de la cultura, que no se quede en promesas vacías. La cultura asturiana necesita un cambio urgente hacia la reactivación y la eficiencia, con un compromiso claro por parte del Gobierno del Principado. Mientras tanto, los asturianos siguen esperando que su identidad cultural se refleje en las políticas públicas, no como un gasto, sino como una inversión en el futuro de la región.