Con cinco concejales en manos de los populares y dos de Vox, su posible fusión con los ocho de Foro abriría las puertas al regreso de los conservadores al gobierno de la ciudad
La tónica vivida anoche en buena parte del territorio español se replicó en Gijón, y no cabe la menor duda de que la derecha local tiene motivos para felicitarse por el resultado de los comicios. Con ocho concejales en poder del Foro de Carmen Moriyón, otros cinco en el PP de Ángela Pumariega y dos más controlados por el Vox de Sara Álvarez Rouco, sólo un mal entendimiento entre esos tres actores a la hora de pactar podría impedir una coalición de gobierno al frente de la ciudad más grande de Asturias. Por eso, no sólo Foro, acuartelado en el Hotel NH, festejó anoche los datos vertidos por el recuento de votos; ‘azules’ y ‘verdes’ también disfrutaron de sus particulares mieles de la victoria, si bien con matices. Lo que no admite segunda interpretación alguna es el descalabro de Ciudadanos: nueve años después de llegar al Ayuntamiento, la fuerza encabezada por José Carlos Fernández Sarasola desaparece del panorama político municipal.
Ángela Pumariega (PP): «No hemos conseguido liderar el cambio, pero somos la llave del nuevo gobierno»
Mientras, pasadas las once y media de la noche de ayer, se contabilizaban los últimos votos depositados en los 75 colegios de Gijón, y ya resultaba evidente la salida del PSOE como fuerza más votada, pero el triunfo del bloque de la derecha, en la sede que el PP mantiene en la calle Álvarez Garaya la sensación general era de alegría, cierto, pero no sin algún que otro punto oscuro. Tras una larga campaña en la que la aspirante de los populares, Ángela Pumariega, reiteró que el único resultado aceptable era «conseguir la alcaldía», el haber quedado como tercera fuerza más votada constituye una cierta decepción. Compensada, eso sí, por los dos concejales que se incorporarán a sus cuadros, en el que la candidata definió poco antes de la medianoche como «el mejor resultado del PP desde 2011». Bastan los datos para observarlo: su grupo sumó 23.294 votos, 8.049 más que en 2019, con un porcentaje del 16,61%.
Durante su intervención, que realizó arropada por sus ‘primeros espadas’, Pumariega optó por la prudencia y la mesura en sus palabras. «No vamos a hacer una lectura triunfalista. Éramos la única fuerza que podía garantizar un cambio a mejor, pero no hemos conseguido liderar ese cambio», admitió. Eso sí, aun sin su partido en cabeza del ala derecha de la cámara local, el, hecho es que «Gijón ha votado por el cambio, poniendo fin a un gobierno local de izquierdas que ha sido el peor de la historia de la ciudad». Y no desaprovechó la ocasión de recalcar su confianza «en la responsabilidad de otras fuerzas políticas, para que sepan valorar y ver los resultados. Gijón quiere un cambio de siglas pero, sobre todo, de políticas».
Más allá de tales cuestiones, y feliz y satisfecha por el trabajo «de todo mi equipo de campaña», la líder del PP gijonés dedicó varios minutos a agradecer sus esfuerzos «a toda la familia del PP», además de a su propia familia. En ese punto, algunas de sus palabras más emotivas fueron para su marido, Alejandro Muscat, con quien contrajo nupcias hace hoy un mes, y al que agradeció «haber cambiado la luna de miel por una campaña electoral». Su última intervención, empero, fue dirigida a los posibles pactos entre las fuerzas de la derecha. Y, aunque negó pronunciarse categóricamente al respecto, sí incidió en que «ahora el PP es un partido decisivo. Estamos a órdenes de lo que diga la dirección, y hay que hablar, afinar y coordinar, pero Gijón ha pedido un cambio de gobierno, y somos llave de ese gobierno».
José Carlos Fernández Sarasola (Ciudadanos):
A kilómetros de distancia del ambiente que se respiraba en la sede del PP, y a años luz del que reinaba en la terraza del Hotel NG Gijón, ocupada por las huestes de Foro, en las dependencias de Ciudadanos, sitas en la plaza del Humedal, el ánimo no podía ser más bajo. Como sucediese en la Junta General del Principado, el partido naranja ha perdido toda representación en el Consistorio gijonés, y abandona la cámara a la que accedió por primera vez en 2014. Por ello, José Carlos Fernández Sarasola no hizo intento alguno de edulcorar lo ocurrido. «Sinceramente, han sido unos resultados muy malos; no es posible minimizarlo», admitía, compungido, en los compases finales de la noche. Sobre él y los suyos pesaban los escasos 1.334 votos obtenidos, 16.855 menos que en los anteriores comicios.
En semejantes circunstancias, sólo resta la resignación. Y Sarasola, deportivo en su felicitación a Carmen Moriyón, continuó agradeciendo «el enorme esfuerzo de todos nuestros afiliados y del equipo de campaña; se ha hecho un magnífico trabajo que no han percibido los gijoneses, pero del que estoy muy orgulloso». Con todo, el aspirante local sacó fuerzas de flaqueza para apuntar que «mañana volveremos a subir la persiana, volveremos a trabajar por el partido y por los gijoneses. Todos venimos de la sociedad civil; por tanto a partir del 17 volveremos nuestros trabajos, cosa que quizá no puedan decir otros muchos». Y se despidió lanzando un último desafío: «todos los partidos han hecho un montón de promesas, y nosotros vamos a vigilar de cerca que se cumplen. En los milagros creemos lo justo».
Sara Álvarez Rouco (Vox): «No vamos a regalar nada; queremos que se garanticen nuestras ideas»
En un punto intermedio entre el éxito de los de Pumariega y el fiasco de los de Sarasola, Sara Álvarez Rouco, líder municipal de Vox, también se revelaba satisfecha. Aun manteniendo los dos concejales de 2019, su partido logró 1.692 votos más que en aquellas elecciones, sumando ayer 11.209 y elevando su porcentaje de voto del 7% al 7,99%. «Estamos muy contentos, y damos las gracias a todas las personas que nos han elegido; sus votos van a ser decisivos», aseveró pasada la medianoche. Ahora su meta inmediata es que tal resultado «garantice esas ideas y por lo que luchamos en campaña». Y, ante la posibilidad de establecer pactos con otras formaciones, se limitó a sentenciar que «no vamos a regalar nada. Vamos a estar con nuestros votantes, y veremos qué pasa. Por ahora, de pactos no sabemos nada».