
Tanto en el ámbito familiar como en el laboral, los cuidados siguen pesando abrumadoramente sobre los hombros de las mujeres. Quienes nos dedicamos profesionalmente a esta labor sabemos que su feminización ha permitido que sean brutalmente precarizados ante la indiferencia de administraciones y agentes sociales
Volvemos a la calle como cada año en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, movilización que ha sido clave en logros imprescindibles para avanzar en la plena igualdad de derechos. Como clave fue también, en los últimos años, tener a una ministra comprometida sin ambages con los diversos frentes en los que tenemos que empujar a la sociedad. Conviene recordar que, junto con las leyes dedicadas a proteger nuestra libertad sexual o nuestros derechos reproductivos, la acción del ministerio liderado por Irene Montero puso el foco en la corresponsabilidad en los cuidados.
Y es que, tanto en el ámbito familiar como en el laboral, los cuidados siguen pesando abrumadoramente sobre los hombros de las mujeres. Quienes nos dedicamos profesionalmente a esta labor sabemos que su feminización ha permitido que sean brutalmente precarizados ante la indiferencia de administraciones y agentes sociales.
Es el caso, en Xixón, del colectivo de mujeres que desde hace 30 años se ocupan del servicio de ayuda a domicilio, de titularidad municipal pero privatizado en su gestión. Otrora silenciadas e invisibilizadas, hoy el SAD es un referente por su lucha para mejorar tanto las condiciones del trabajo como la atención que reciben las personas que la necesitan.
No obstante, como en todos los ámbitos, queda mucho por hacer. La mencionada duplicidad del trabajo de cuidados hace que nos veamos imposibilitadas de disfrutar del tiempo libre para desarrollar nuestras inquietudes, y nos aboca a enfermedades consecuencia de las malas condiciones laborales, así como de la falta de valoración de riesgos laborales en el lugar de trabajo. Esto último, a su vez, impide el reconocimiento de enfermedades profesionales que facilitarían un coeficiente reductor en la edad de jubilación. En las actuales circunstancias, llegamos a la edad de jubilación en situación de tener que ser cuidadas.
Mientras seguimos avanzando, los derechos conquistados por las trabajadoras de los cuidados ya son contribución de nuestra lucha a la defensa de los servicios públicos y de la igualdad. Este 8 de marzo volvemos a unir todas nuestras luchas, todas nuestras voces, por un feminismo que conquiste todos los derechos para todas las mujeres.