Su objetivo era la sustracción del efectivo obtenido con los donativos, aunque también se llevaron artículos de pequeño tamaño para su posterior venta
Estuches para óleos, imágenes sagradas, relicarios, llaves de sagrarios… Prácticamente todo valía para la pareja de 41 y 45 años que, en el marco de la ‘operación Sanandres’, ha sido detenida por la Guardia Civil, bajo la acusación de haber perpetrado hasta 93 robos con fuerza en iglesias de 82 localidades distintas de Asturias, Cantabria y Palencia. Ha sido en suelo cántabro donde, tras cinco meses de investigaciones y pesquisas, el instituto armado les ha echado el guante; las diligencias fueron remitidas al Juzgado de Instrucción Número Dos de Medio Cudeyo.
Según fuentes de la propia Benemérita el objetivo de ambos cacos era el dinero en efectivo obtenido por las parroquias gracias a donativos, aunque también se llevaron bienes de pequeño tamaño, con la presunta intención de venderlos después. Los primeros robos se cometieron en diciembre del año pasado en varias iglesias de Cantabria. Tras la investigación de los agentes, se detuvo a dos personas vecinas de la localidad cántabra de Villacarriedo; en el posterior registro domiciliario se intervinieron unos 140 efectos de índole eclesiástica, al igual que gran cantidad de monedas de pequeño valor de las colectas y limosneros de los templos. A mayores, se intervino diversa herramienta susceptible de ser utilizada en los robos, como palanquetas de diferentes tamaños, un gato hidráulico, destornilladores, alicates e, incluso, un visor nocturno.
Las labor policial determinó que los presuntos autores eran una pareja. La mujer era quien realizaba un estudio previo de los templos que posteriormente eran asaltados, en los que se causaron daños de consideración. Para perpetrar los asaltos utilizaban diferentes vehículos, con los que se desplazaban a distintos lugares. Tras una concienzuda labor de investigación los uniformados formularon una teoría: ante el inicio del Año Jubilar Lebaniego en el monasterio de Santo Toribio, con el incremento de peregrinos y donativos en las iglesias situadas a lo largo de este camino, podían aumentar nuevamente los robos. El dispositivo dispuesto para la seguridad del Camino Lebaniego permitió que durante una noche una patrulla diera el alto al vehículo sospechoso en la localidad cántabra de Tama. Días más tarde, en Quijas, otra patrulla identificó a la misma pareja llevando en el vehículo herramientas similares a las de Tama.
Con todas las pruebas, y ante la sospecha del inicio de una nueva oleada de robos, se dispuso un operativo que permitió identificar al varón sospechoso conduciendo un vehículo en el que ocultaba herramientas que podían ser utilizadas para robar, siendo detenido. Seguidamente, y en su domicilio de Villacarriedo, se detuvo a la mujer, realizándose posteriormente un registro de la vivienda y donde los agentes encontraron gran cantidad de efectos procedentes los robos realizados en las iglesias.