Los valores transmitidos durante años, basados en la práctica deportiva, hacen del Grupo una institución fundamental en la vida gijonesa
Muchas veces nuestra asturianía, pecadora de humildad, nos hacía encoger el pecho ante los logros, entender como cotidiano lo extraordinario, ver en lo atípico lo normal, como manteniendo esa pasada actitud timorata que, poco a poco, se está logrando revertir. Siempre fuimos orgullosos de nuestra tierra, manera de ser y de sentir, pero la pátina prudente de la inseguridad nos hacía vivir sobre la inferioridad en la comparanza, cuando Asturias nada tiene que envidiar a nuestro entorno. Evaluábamos, prudentes astures, siempre entre preguntas. Quizás por el inconformismo propio de nuestra alma, quizás por el carácter crítico de nuestro cuerpo, pero parecíamos batallar entre el orgullo y la envidia, entre la asturianía, que latía en nuestro corazón, disparada al cantar el “Asturias Patria Querida” en lugares lejanos, y la mirada de soslayo desde nuestra tierra a otros lugares creyendo, injustamente, que esos otros nos sobrepasaban en esmero o profesionalidad.
Esto está cambiando. La actitud constante del Presidente del Principado de Asturias defendiendo con pasión su asturianía ha servido de motor de empuje a un movimiento que ya se estaba percibiendo con las nuevas generaciones que buscaban en sus raíces el futuro repleto de presente. Generaciones que están orgullosas de su lengua, de nuestra llingua, que sienten el vocablo “bable” como desprecio, pues la llingua no es bablista es herramienta de comunicación latina, como el castellano o el francés, que defienden una manera de vivir, urbana o rural, que aman el paisaje y lo pregonan, que no permiten que botellas con historia sirvan para líquidos cántabros… todo posicionándose con pasión y amor, pues Asturias, nuestra tierra, está defendida por mar y por montes, pero, sobre todo, por sentimiento. Eso siempre lo tuvimos: sentimiento. Pudiera haber estado callado, mustio, prudente, pero estaba ahí, latente, vivo, fuerte. Ahora, Adrián Barbón lleva trajes tradicionales paseando por Europa, defiende la llingua como parte de nuestro ser, muestra con pasión y conocimiento historias de mar y montes, poniéndose en cabeza de un regimiento astur a por la reconquista del orgullo patrio. El Presidente del Principado hace una defensa y difusión de nuestra tierra buscando seguir aglutinando un mayor ejército defensor de nuestro yo. La bandera y los sentimientos los teníamos enraizados a nuestra piel, ahora los sacamos, no solo fuera de nuestras fronteras, sino también dentro, tan dentro que nos retroalimentamos en este país de una belleza incuestionable y de unas gentes apasionadas.
Esa manera de mirar nuestras fortalezas, muchas veces minusvalorando nuestros grandes éxitos, hace que veamos en la cotidianidad elementos propios de las ciudades que son referentes a nivel municipal, autonómico o nacional. Entre estas partes de la sociedad, se encuentra el Real Grupo de Cultura Covadonga. Nuestra ciudad tiene la gran suerte de tener uno de los clubs deportivos más grandes de España. Una institución con cinco copas Stadium de la que, como gijoneses y gijonesas debemos estar orgullosos cada día. Una entidad basada, principalmente, en el fortalecimiento del deporte de base, de formar una sociedad más saludable a través de la actividad física, de poner los cimientos con el cemento del ejercicio para una ciudadanía mejor.
Los valores transmitidos durante años, basados en la práctica deportiva, hacen del Grupo una institución fundamental en la vida gijonesa. Su manera de entender la creación de hábitos saludables desde la infancia, su visión y entorno familiar, a pesar de la cantidad de socios y socias que lo conforman, su esfuerzo en las secciones deportivas, no para lograr la élite, pero sin renunciar a ella, hacen del Grupo digno y merecedor galardonado de las cinco Stadium, digno y merecedor referente de Xixón.
El buen trabajo da frutos envueltos en la salud de la ciudadanía y en la elaboración paulatina de una forma de vivir y de sentir la actividad física que se conservará durante los años. Un club con una gran amplitud de miras, que se moderniza y dialoga con los cambios sociales y deportivos, siempre en beneficio de los y las socias ya que son ellas y ellos los que constituyen la entidad.
Ya son treinta y cinco años de socio grupista y debo decir que sus fiestas, esta semana pasada, son motivo de orgullo y de convivencia. Estos días, en sus instalaciones, se reunieron la familia para celebrar un año de deporte, de esfuerzo, de tesón, de valores, de superación, de inclusión (su nueva sección de actividad física adaptada es una grandísima noticia). Una fiesta en una institución ejemplar y ejemplarizante del deporte de base nacional. Una institución que es y siente nuestra ciudad.
Puxa Asturies. Enhorabuena Real Grupo Covadonga.