Nuevamente, el “ecologismo radical” se cruza en nuestras vidas y desde los lejanos despachos de Madrid se frustran las ilusiones de muchos deportistas gijoneses y se condiciona el diseño y el estilo de vida de nuestra ciudad
Vaya por delante que no soy socia del Real Grupo de Cultura Covadonga y, por lo tanto, cuando hablo de la práctica del piragüismo en el anillo navegable del Piles lo hago desde la más absoluta neutralidad y como ciudadana de Gijón.
Debo empezar diciendo que no salgo de mi asombro ver cómo se va complicando día a día la mejor opción que teníamos para la práctica del piragüismo en nuestra ciudad. La gestión del anterior equipo de gobierno municipal nos dejó un gran problema de forma completamente artificial e innecesaria. Una más de las varias torpezas cometidas por la anterior alcaldesa, Ana González y su concejal Aurelio Martín.
Es difícil comprender que no se pueda practicar piragüismo en el Piles cuando tenemos todo lo necesario para hacerlo: un club deportivo como el Grupo Covadonga con sus equipos de piragüismo, el cauce del río Piles junto al club deportivo y una infraestructura (el anillo navegable) en la que, en su día, se gastó mucho dinero para adaptar la zona a la práctica deportiva…Y, sin embargo, todo se va al garete por una decisión tomada en Madrid por unos señores “ecologistas” que, seguramente, no han estado nunca en Gijón.
Resulta que la Fundación Biodiversidad, perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica (me echo a temblar cada vez que oigo estas dos últimas palabras) ha dictaminado que el buen estado del río Piles es incompatible con la práctica del piragüismo y, por tanto, los jóvenes del Grupo Covadonga que les gusta el remo tendrán que ir a entrenar al Pantano de Trasona o al Pantano de San Andrés de los Tacones o como mal menor a la dársena de Naval Gijón.
Me parece vergonzoso y lamentable, y más viendo que en el Piles no hay piragüistas entrenando, pero además el río está cada día más deteriorado y abandonado, y pronto será una zona donde las ratas y nutrias camparán a sus anchas para desgracia de los lindos patitos que todavía “resisten” en el río.
Haciendo un poco de historia, hay que señalar que el conocido como “anillo navegable” del río Piles se inauguró en el año 2003, cuando gobernaba en Gijón Paz Fernández Felgueroso y su construcción supuso un desembolso importante para nuestro Ayuntamiento y para la Confederación Hidrográfica, como también han sido costosos los sucesivos drenajes llevados a cabo en el río y otros gastos de mantenimiento y limpieza que hubo que realizar hasta el año 2020 (gobierno del PSOE e IU) en el que se puso fin a la práctica deportiva con la excusa de la renaturalización del cauce final del río Piles.
La consecuencia de estos últimos cuatro años de prohibición de la práctica deportiva en el río Piles ha sido el paulatino descenso del número de practicantes de piragüismo en el Grupo Cultura Covadonga. Si en el año 2019 había 140 licencias de este deporte (de los cuales la mitad eran niños y niñas) a día de hoy esta cifra se ha visto reducida a 87 licencias. La bajada es sustancial y pone de manifiesto el descontento que entre los deportistas gijoneses ha supuesto el tener que hacer largos desplazamientos (habitualmente hasta el pantano de Trasona) para entrenar, cuando tienes el cauce del río Piles a escasos metros de los vestuarios. Estas cosas solo pueden pasar en Gijón…
Y tampoco se ha avanzado nada de nada en la supuesta renaturalización del cauce del río Piles, salvo que se entienda por renaturalización el absoluto abandono en el que el cauce se encuentra hoy en día, lleno de maleza, de lodo y de basura…
Se plantea ahora, como alternativa para los piragüistas gijoneses, que vayan a practicar su deporte a la dársena de Naval Gijón, junto al Acuario, pero es evidente que eso requiere construir vestuarios y otras infraestructuras para acceder al agua y, aun así, seguirá siendo un lugar mucho más inhóspito y peligroso para los chavales que quieren practicar el remo y que terminarán por dejarlo ante las dificultades que se les ponen.
No hay que ir muy lejos para ver otras localidades asturianas en las que se hace piragüismo en sus ríos. Pola de Siero es un ejemplo de ello con sus jóvenes deportistas remando en el río Nora que pasa por la localidad.
Creo que el Ayuntamiento de Gijón y el Grupo Cultura Covadonga no deben dar esta batalla por perdida, porque tienen de su lado la razón y el sentido común y lo que es más importante, el bienestar y comodidad de los piragüistas gijoneses. Deben de seguir peleando por el acondicionamiento del anillo navegable del Piles para la práctica del piragüismo.
Nuevamente, el “ecologismo radical” se cruza en nuestras vidas y desde los lejanos despachos de Madrid se frustran las ilusiones de muchos deportistas gijoneses y se condiciona el diseño y el estilo de vida de nuestra ciudad, diciéndonos cómo tenemos que hacer para la renaturalización del río Piles. No me dan ninguna confianza…
Algunas de las ciudades más bonitas de Europa están llenas de canales y compuertas con las que se regula el nivel de las aguas y se controla su salida al mar y siguen siendo consideradas paradigmas del conservacionismo y del respeto medioambiental, como por ejemplo Ámsterdam o Brujas. Sin embargo, en Gijón nos prohíben regular el nivel del agua en el último tramo Río Piles para adaptarla a la práctica deportiva porque la Fundación Biodiversidad es la que tiene la última palabra, y nos viene a decir como conservar la belleza de nuestra ciudad.
La única solución para la conservación del río Piles es que los deportistas gijoneses remen a diario en sus aguas y que el Ayuntamiento, la Confederación Hidrográfica y también el Grupo Cultura Covadonga se impliquen en su mantenimiento y limpieza.
Una vez mas este personaje demuestra su absoluto desconocimiento de lo que es la ciudad. Eso sí nos informa del número máximo de licencias que tuvo el club PRIVADO para el que se hizo un desembolso tan grande -140 licencias vs. 280.000 habitantes- Aunque no nos aclara que la totalidad entrena en Trasona porque es donde hay instalaciones adecuadas. El anillo jamás sirvió para entrenar.
Tú Teresa a lo tuyo, siempre a mentir y siempre a ponerte del lado de «los malos» ya sea solicitando autopistas hasta los Lagos o terminales de cruceros en medio de la ciudad para el disfrute de turistas de un solo día. La ignorancia es atrevida, pero el desprecio que demuestras por Gijón y Asturias es para hacérselo mirar.
Vete a tu Salamanca a pedir piraguas en el Tormes y déjanos de una vez en paz
POR FAVOR, MIGIJÓN VALOREN ECHAR A ESTA VIVIDORA DE SU COLUMNA. NI TRABAJA NI HA TRABAJADO EN SU VIDA, NI ES DE GIJON NI TIENE DOS DEDOS DE FRENTE ¡FUERA YA!
«el río está cada día más deteriorado y abandonado, y pronto será una zona donde las ratas y nutrias camparán a sus anchas para desgracia de los lindos patitos que todavía “resisten” en el río.»
¿En serio considera que la presencia de nutrias es mala? Madre del amor hermoso, salga usted de la mentalidad madrileña en la que un grupo de 140 personas tiene derecho a que se hagan obras carísimas para que puedan dar cuatro vueltas por el río, porque no cumple ni los mínimos para entrenamiento de pruebas deportivas por mucho que se estanque su agua haciendo que se pudra. La aparición de maleza y de animales es lo que demuestra que el río está recuperándose. Es indigno encontrarse su columna en un medio de comunicación, no hay nunca un solo hecho o dato que respalde sus opiniones, todo lugares comunes que están más rancios que el agua que se estancaba en el anillo navegable.
Para mí radical es Milei al que defendías hace unas semanas en tu basura de columna
Esta columna es auténtica basura trumpista