El artista anónimo Stickerman traslada al gran público las curiosidades sobre el sticker con una exposición de sus diseños en la cervecería Casa Lúpulo

Las pantallas que sostienen nuestras manos pueden llegar a ensombrecer un poco las realidades cotidianas del día a día. Su ‘visión de túnel’ hace que se pierdan los detalles y se obvie lo pequeño que, en ocasiones, está ahí para gritar cosas. Solo al levantar la cabeza llega el ambiente de la calle, el niño que saluda con la mano, la forma de una nube al pasar o la pegatina de diseño resultón que está pegada en el semáforo de enfrente. Este último elemento, el sticker, hermano menor del graffiti, constituye una forma de arte urbano que también tiene mucho que decir aunque no “grite tanto” como este último, solo susurre. Esa función disruptiva de la pegatina fue lo que cautivó a Stickerman, el artista anónimo apasionado de la expresión artística a la que ahora pertenece y comparte con el público de Gijón, a través de una exposición de sus trabajos en la cervecería Casa Lúpulo de la calle La Merced.
Este gijonés adoptivo aterrizó en el ‘stickart’ un poco por casualidad y a través de su trabajo como diseñador gráfico. “Quería plasmar ideas a modo de hobby y desvincularme un poco de mis encargos profesionales. Estuve planteándome qué materiales utilizar: stencil, graffiti… Pero al final descubrí las pegatinas, que era algo respetuoso con el entorno, más limpio, cómodo…”, recuerda. Su León natal se acabaría convirtiendo en fuente de inspiración para su primer mensaje, ya que en aquella época vivía en un barrio de la ciudad llamado el área 17: “Me recordaba mucho al área 57 de Estados Unidos, que siempre da lugar a teorías conspiranoicas relacionadas con extraterrestres, por eso dibujé un alien junto al eslogan ‘We want to believe’”.
El diseño terminó entones en distintas marquesinas y autobuses de la capital leonesa y ello permitió a Stickerman comprobar con fascinación las distintas reacciones de la gente ante su obra. “Algunos le hacían fotos, otros sonreían, incluso había gente que lo arrancaba”, rememora curioso. Todas esas actuaciones hicieron al artista reflexionar sobre la capacidad de la pegatina de “captar la atención de alguien inmerso en su rutina, de camino al trabajo o a su casa, durante unos segundos”, así como su poder para “lanzar un mensaje que tuviera un impacto de cualquier tipo en la gente”, una sensación que le enganchó hasta el presente.
Ahora desde Gijón explora su creatividad en este pequeño formato y confiesa empaparse de una rica escena cultural “que abruma” y define como “inabarcable”. “Hay tanto arte local que no da tiempo a enterarte ni de la mitad”, comenta satisfecho. A la par, sus diseños han ido creciendo. De carácter reivindicativo o más mordaz, con proclamas como “lo sentimos, el sistema no funciona” o “¡Hay que besarse más!”, estos nunca siguen un patrón común frente a aquellos que optan por crear señas de identidad claras. Solo hay una excepción con Gila, un personaje que se ha colado en varias de sus obras. El icónico humorista constituye una figura muy atractiva para el leonés, al que considera una especie de “Charles Chaplin particular para España”, ya que “vivía muy ajeno al sistema, siempre contaba que lo fusilaron mal y por eso estaba vivo, y por medio del humor era capaz de decir cosas muy serias en un momento en el que era complicado esquivar la censura”. Además, un juego de palabras le permitió relacionarlo con el primer diseño de ‘stickart’ del mundo creado por la marca Obey en 1989.
A partir de este, el sticker ha ido inundando sigilosamente las calles hasta convertirse en otro formato creativo más dentro de la escena urbana que atraviesa el mundo en forma de “red analógica de cartas, de gente que se comparte stickers”. “En la plaza de la catedral de cualquier ciudad del planeta encontrarás un sticker en las señales de tráfico que tenga, porque será uno de los puntos más fotografiados de la ciudad y lo que buscas es colarte en la foto”, explica el creador. Con ello, ha participado en distintos festivales de arte urbano e iniciativas colectivas a nivel internacional, de manera que sus diseños han terminado colándose en ubicaciones como Alemania, Canadá o Nueva Zelanda.
En la cervecería gijonesa ha tratado de recoger una pequeña parte del ‘trade’ global que mantiene la “secta retro” a la que dice pertenecer y muestra los 85 stickers que en total ha ido creando a lo largo de su trayectoria, con un nuevo sticker «casi creado para la ocasión» que retrata al personaje de ‘El Nota’ de ‘El Gran Lebowski’ junto al lema «Controle su entusiasmo», además de algún cuadro de su autoría y una parte didáctica para acercar el movimiento del ‘stickart’ al público. Por último, preside la exposición un cono de tráfico que ha añadido como reclamo a los profesionales del sticker locales para que se animen a pegar sus diseños en él y de esa manera, crear una obra colectiva con la que subrayar la vocación compartida del sticker, uno de sus aspectos más importantes.
Pura vida desplegandose,simplemente genial !!!!!