En las administraciones loteras 18 y 29, situadas en los cercanos barrios de El Llano y Pumarín, aún tratan de asimilar la buena suerte que repartieron el pasado sábado, tanto en el sorteo de la Lotería Nacional como en el de La Primitiva
Se habla mucho de si el ser humano es egoísta o altruista por naturaleza. De si las muestras de alegría ante la felicidad ajena son una muestra de cinismo o, por el contrario, un ejercicio de sinceridad. Cada cual puede sacar sus conclusiones, desde luego, pero la felicidad que desde el pasado sábado se respira en las administraciones loteras 18 y 29, esta última bautizada ‘El Maño’, y ambas ubicadas en los cercanos barrios de Pumarín y El Llano, dista mucho de ser falsa. Porque aunque sus responsables no hayan sido parte de los beneficiarios de los 65.183,04 euros otorgados desde la primera en La Primitiva, ni de los 5,3 millones del sorteo de la Lotería Nacional con los que la segunda ‘regó’ Gijón, el júbilo y la satisfacción por haber propiciado la suerte de quienes sí fueron agraciados se ha anclado en todos ellos. Y todos coinciden en el mismo deseo: que lo ocurrido sea sólo una antesala de lo que la Lotería de Navidad les puede deparar.
‘El Maño’ es una administración con solera, que ya suma décadas y más décadas de presencia en el número 30 de la avenida Gaspar García Laviana, y que, tras la jubilación de su fundador y primer dueño, ha pasado a manos de su hijo, Víctor Biarje. También es una de las más afortunadas de la ciudad; basta observar sus paredes, forradas con los carteles de los muchos y suculentos repartidos, para constatarlo. Un ‘grande’ de la Bonoloto con 125.430 euros en 2020, otro con 118.269 en un sorteo similar en 2010, una Quiniela agraciada con 185.138 en 2002… Y los más seductores: los 2,4 millones de euros de un primer premio de la Lotería Nacional que tocaron en 2015, y los más de 2,9 millones con los que La Primitiva les sonrió en 2006. Eso sí, nada comparable, a lo vivido este pasado fin de semana; sobre todo, por lo sorprendente de la noticia, y por lo cercano y querido de quienes lo disfrutan.
«Normalmente seguimos los sorteos por la televisión interna de Loterías y Apuestas del Estado, pero este sábado teníamos mucho jaleo, y no lo pudimos escuchar», recuerda Avelino Arias. Sus casi treinta años como uno de los grandes puntos de apoyo de Biarje lo convierten en un pozo de experiencia; por eso, no hay nada de artificio en su voz cuando admite que «fue una sorpresa total. Nos enteramos porque nos llamó un compañero de La Calzada, y nos lo dijo. Y lo primero que me salió fue preguntarle ‘¿Pero de verdad lo dimos?'». Poco después llegaban, exultantes, Luisa Vázquez y Francisco Álvarez, dos de los afortunados; como los restantes beneficiarios de los 89 décimos del número 86.216 vendidos desde ‘El Maño’ (poseedor de la serie completa, de la que quedaron once sin vender), y distribuidos entre el bar Altamira y el kiosco Bazarín, son «gente trabajadora y conocida; el Altamira dio los veinte décimos que juega todas las semanas, y el Bazarín nos lleva cogiendo lotería desde hace muchos años. Eso hace que se disfrute más». El efecto no ha tardado en hacerse notar; desde entonces, la afluencia de clientes ha crecido. Y, con ella, la ilusión, «que tenemos todos», de que la Navidad traiga nuevos premios.
Pocas calles al norte de ‘El Maño’, en el cercano cruce de Juan Alvargonzález con Panadés, Begoña Morís y Laura Abraira gestionan la administración número 18 desde hace trece años, a las que sumó como refuerzo la joven Alba Collado hace dos y medio. Y de justicia es admitir que, en comparación con la 29, su trayectoria no ha sido tan prolífica. «Hacía tiempo que no dábamos un premio; desde 2017, creo», hace memoria Morís. Por eso, su impresión y su alegría fueron mayúsculas al descubrir que el Gran Premio de La Primitiva, cinco aciertos más el complementario, había salido de sus dependencias. «Todavía no ha venido nadie a cobrarlo, pero esperamos que a quien le haya tocado, lo necesite», confía Collado. Sí se ha acercado, en cambio, una nutrida legión de personas decididas a arañar un poco de la suerte repartida des esta administración, y que mantiene a las tres estos días «con mucho trabajo. Ahora sólo queda que toque el de Navidad».