La Plataforma Contra la Violencia Machista convoca una manifestación a las siete de la tarde en la Gota de Leche para recordar a las 85 víctimas en lo que va de año y para exigir mayores recursos que pongan coto a ese mal
Son ya 85 las mujeres que han sido asesinadas en España por sus parejas o exparejas en lo que va de año. Una cifra trágica, abrumadora, que confirma lo lejos que está todavía el hallazgo de una solución definitiva a semejante lacra social. Por ello, un mes más la Plataforma Contra la Violencia Machista saldrá a la calle este miércoles no sólo para recordar a todas y cada una de esas personas cuya vida ha sido segada por razón de su sexo, sino también como mecanismo de presión que, de una vez por todas, lleva a redoblar esfuerzos en pos de lograr la total erradicación de ese mal. En Gijón, la concentración de hoy tendrá lugar a las siete de la tarde, en la Gota de Leche, auspiciada por los colectivos Amamantar, APG, Andecha, Anticapitalistas Asturies, Feminismo en Llucha CSI, Feminismos Podemos, Mujeres Verdes Equo, Plataforma SAD y Asociación Ecofeminista Petra Kelly, integrantes de la Plataforma.
Como cada mes, la cita tendrá su momento más emotivo en la lectura de los nombres de aquellas mujeres asesinadas a lo largo de 2023, aunque no por ello quedará de lado el discurso puramente reivindicativo. Así, se leerá un manifiesto confeccionado expresamente para la ocasión, que constituye una denuncia del tratamiento dado al problema de las agresiones machistas en muchos medios de comunicación, carentes de «un espacio de análisis que parta de la crítica social y exponga la raíz estructural de la violencia contra las mujeres». Una muestra, a juicio de los organizadores, de que, efectivamente, «una parte de la sociedad percibe la violencia machista como un suceso trágico», pero también de que «seguimos conceptualizando estos asesinatos dentro del ámbito privado, equiparándolos a otros tipos de criminalidad. Seguimos tratando cada caso como un acontecimiento independiente del resto, fijándonos en lo particular para ignorar el conjunto. De ahí surgen el negacionismo, la insolidaridad y la culpabilización de las víctimas».
En último término, la concentración podrá el foco en la urgencia de implementar un cambio social de raíz. Como reza el manifiesto, los delitos de odio tienen que ver con las creencias y las decisiones del maltratador, y con el sistema cultural, que legitima su comportamiento misógino y violento». Así, como sociedad es para la Plataforma «hora de lanzar un grito global para decirles (a los maltratadores y asesinos) que se acabó y que no los vamos a aguantar más. Es nuestra responsabilidad colectiva dejarles las cosas claras y no trasladar esa responsabilidad a la víctima. Eso no sería justo, y no va funcionar, porque es él el que falla, el que maltrata, el que asesina, no ella. Este es el análisis que salva vidas».