El Consejo de Ministros da su aprobación al nuevo Plan Antitabaco, que amplía el número de espacios designados como ‘sin humo’, si bien todavía no detalla cuáles serán los lugares que se verán sometidos a dicha restricción

Es un hecho: pronto, muy pronto, encontrar un lugar en el que fumar será mucho más difícil de lo que es ahora. En una decisión que a pocos ha cogido por sorpresa, y después de la dura negociación con las comunidades autónomas que hizo posible la redacción del borrador final, el Consejo de Ministros ha dado luz verde esta misma mañana al Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027. Un documento que, en la práctica, extenderá la catalogación de los espacios considerados ‘libres de humo’, además de incluir mayores restricciones al consumo del tabaco. Nada nuevo bajo el sol, pues se trata del mismo plan que el Ministerio de Sanidad y las regiones aprobaron el 5 de abril, en el último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), tras largas conversaciones para ajustar las peticiones de los distintos agentes implicados.
«Hoy aprobamos un acuerdo para una medida fundamental de salud pública que tiene que ver con el tabaco y con la libertad para que tengamos espacios sin humo y libres de tabaco en nuestras vidas», ha celebrado ante los medios de comunicación la vicepresidenta segunda, y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en la rueda de prensa posterior al Consejo. Eso sí, aún queda un camino extenso por delante; no en vano, que gran parte de las medidas se materializarán a través de la modificación de la normativa ya vigente que el Gobierno se ha comprometido a llevar a cabo antes de que acabe la presente legislatura. Además, son varios los detalles que todavía no se han perfilado, como la relación final de espacios que se sumarán a esa categoría de ‘sin humo’. La estimación del Gobierno de España es que «para finales de año buena parte» de todo ello esté ya en marcha.
Un entendimiento difícil de conseguir
El sendero recorrido hasta llegar a este punto ha sido, como mínimo, tortuoso. Sin ir más lejos aquel 5 de abril, antes del comienzo de la reunión, las comunidades autónomas gobernadas por el PP aseguraban que no se iban a adherir al plan, si bien posteriormente llegaron a un consenso con Sanidad. Fruto de dicho entendimiento, el pliego final incluyó 160 de las 180 enmiendas que habían presentado las regiones; entre ellas, la incorporación de nuevos espacios ‘libres de humo’, aunque sin aclarar cuáles, ofreciendo un reconocimiento especial a «determinados espacios de uso público o colectivo, especialmente aquellos con presencia de personas menores». Todo apunta a que las terrazas serán el añadido más destacado, a la par que polémico, a esa relación.
También gracias a las enmiendas se incluye un mayor control del tabaco electrónico, equiparando por ley la publicidad, promoción y patrocinio de productos relacionados y nuevos productos a la existente para productos del tabaco. Del mismo modo, se regulan la venta y el consumo de productos relacionados con el tabaco, lleven nicotina o no,, y se revisa la cuantía de las sanciones a imponer en los casos de incumplimiento. De hecho, Sanidad ya ha comenzado los trámites para introducir el empaquetado genérico, un objetivo recogido en el plan. Es más, el documento también incluye una subida impositiva a los productos de nicotina, que luego tendrá un retorno en políticas de salud. Ante todo lo anterior, el pasado 15 de abril, durante una comparecencia en la Comisión Mixta de Adicciones, la titular de Sanidad, Mónica García, anunció que esperaba que «buena parte» de las modificaciones legislativas que marca este proyecto «hubiesen llegado a buen puerto» para finales de año.
La lucha contra el tabaquismo, a la cartera de servicios de Salud
Para ayudar en la cesación tabáquica, el documento propone incluir en la Cartera de Servicios común del Servicio Nacional de Salud (SNS) la intervención en tabaquismo en el ámbito hospitalario; modificar los criterios de inclusión de las personas fumadoras en el programa de cesación del tabaquismo con fármacos financiados; y proponer la incorporación a la cartera básica de prestaciones farmacéuticas aquellos fármacos que, atendiendo a la evidencia científica, son adecuados para el tratamiento de la adicción al tabaco. Desde el Ministerio de Sanidad recuerdan que «su elaboración ha sido fruto de un trabajo coordinado, con la participación técnica de todas las comunidades autónomas, con el mayor de los consensos sociales y con el respaldo de las sociedades científicas». Asimismo, señalan que «el plan nace con la idea de evitar que los jóvenes empiecen a fumar, para ayudar a los fumadores que quieran abandonar el hábito y para cuidar el aire que todos y todas respiramos«.
Así mismo, recalcan que la prevalencia del consumo de tabaco en España se ha ido reduciendo gradualmente en las últimas décadas, siendo, según la Encuesta Europea de Salud 2020, del 22,1%. «Esta disminución de la prevalencia sufre descensos más acusados en años donde se implantan medidas enfocadas a la prevención del tabaquismo, como son modificaciones del marco legislativo que impliquen una ampliación de los espacios sin humo, la presión fiscal o restricciones en publicidad y promoción del tabaco», advierten. Los últimos datos disponibles del Ministerio apuntan a que el tabaco es el causante de cerca de 50.000 muertes al año. Además, su consumo está asociado con a la aparición de 35 enfermedades como la EPOC, el cáncer de pulmón, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes.