
«Y mientras se formaliza lo del nuevo gobierno, seguimos teniendo en funciones a la ministra Irene Montero y su ministerio de la ‘Desigualdad’, que es a lo que nos está conduciendo todas las acciones de la ministra que no defiende y protege a las mujeres como debería»
Desde que apareció en la escena política la ministra Irene Montero y toda su tropa feminista, lo de ser hombre se ha convertido en “ser enemigo público número 1”. Para todas estas adalides del feminismo, un hombre, por el mero hecho de su condición humana, es maltratador, violador, agresor, violento y un animal para la mujer… Y, como madre de un hijo, me preocupa mucho las consignas de toda esta troupe, porque a la mínima puede ser detenido por dar un “pico” a una chica, o ser sancionado en la Liga por tocarse ‘el paquete’ celebrando algún gol de sus compañeros de equipo (el mío es portero).
Y, la verdad, tal y como están las cosas, me intranquiliza mucho que pueda conocer a alguna chica, que haya consentimiento entre ellos para sus encuentros pero, por lo que sea, la chica se arrepienta de lo que hizo y decida denunciar, alegando que fue sin consentimiento y que «No es No», cuando realmente fue «Sí», y mi hijo termine en los calabozos.
Estamos llegando a un estado en nuestra sociedad en el que cada vez es más peligroso contar algún chiste de ‘los de antes’ sobre hombres y mujeres, o en el que nos digan piropos se ha convertido en un deporte de riesgo para el que los lanza. Un estado en el que se prohíbe a las chicas llevar minifalda para entregar los ramos de flores a los ciclistas y motoristas y dar dos besos al ganador. O en el que se censuran carteles porque sale una mujer desnuda. Eso sí, una cantante en un concierto, reivindicando no sé qué derecho o libertad de las mujeres, va, enseña su delantera y se convierte en una heroína. En cambio, un joven futbolista para celebrar un gol se toca sus “partes delanteras” y la Liga de Fútbol le sanciona. De verdad, ¿nos estamos volviendo locos?
El tema Rubiales ha dado mucho juego durante varias semanas para descentrarnos a los españoles de lo realmente importante, como es el asunto del precio del aceite de oliva que se ha convertido en un artículo de lujo, o el precio del gasoil, o el tema de la inflación, o que estamos ya a casi dos meses desde que se celebraron las elecciones generales y no tenemos Gobierno y el panorama es desolador, con una posible amnistía a los presos independentistas catalanes y la posterior celebración de un referéndum. Todo para que Sánchez se apoltrone cuatro años más en el sillón de Moncloa.
Y mientras se formaliza lo del nuevo gobierno, seguimos teniendo en funciones a la ministra Irene Montero y su ministerio de la ‘Desigualdad’, que es a lo que nos está conduciendo todas las acciones de la ministra que no defiende y protege a las mujeres como debería. No veo ni escucho a todas estas políticas y su club de fans salir a denunciar y aclarar los abusos a menores en centros de acogida en Baleares y la Comunidad de Valencia. No dicen nada de los ataques violentos y agresiones a jóvenes cuando son producidos por manadas de chicos de nacionalidad no española. Tampoco defienden a las mujeres iraníes, que se la juegan cada vez que muestran sus cabellos en público.
Todo esto, la verdad que me preocupa mucho porque tengo dos hijas, y estamos viendo que, por mucha ley de violencia de género, sigue habiendo casos de agresiones y muertes de mujeres en manos de violentos y asesinos (ojo: no todos los hombres son violentos y asesinos). Algo está fallando con esa Ley o no se están tomando las medidas adecuadas para acabar de una vez con la violencia. Lo primero que se debería hacer es dedicar más recursos públicos para dar mayor seguridad y protección a la mujer víctima de violencia, y especialmente a las jóvenes vulnerables en entornos conflictivos, como por ejemplo en los centros de menores, y no gastar el dinero público en campañas ‘plagios’ para decirnos que las mujeres, aunque estemos gorditas, podemos ponernos en bañador o bikini en la playa o piscinas, o que podemos hacer topless. Llevamos años, muchos años de total libertad para poner minifaldas, enseñar nuestros escotes y pechos, y poner lo que nos dé la gana en playas y piscinas sin que venga una ministra a darnos lecciones.
Otro tema muy preocupante es el desasosiego y malestar que están padeciendo las víctimas de agresiones sexuales y violaciones que ven como sus verdugos salen de la cárcel antes de cumplir la condena impuesta, debido a la “Ley del Sí es Sí”, propuesta estrella de la ministra Irene Montero que ya fue advertida por juristas y legisladores de lo que podría pasar. Y, así está pasando, todos los días escuchamos o vemos una noticia de cómo violadores y agresores sexuales están beneficiándose de rebajas en sus condenas. El caso más reciente, el de uno de los de la ‘Manada’ de Pamplona, que saldrá antes de tiempo a la calle para disgusto y desazón de su víctima.
Tuve la gran suerte de vivir en los años 80 y 90 mi adolescencia y juventud y la verdad que fueron los mejores años de la democracia de España. Había libertad, derechos y también deberes, donde la convivencia entre las personas era de respeto y educación, entre hombres y mujeres se podía hablar, interactuar, bailar pegado, ligar, piropear y entablar relaciones sin miedo a denuncias falsas. Años en los que podíamos escuchar canciones de Mecano, la Orquesta Mondragón o Loquillo sin censuras, o reírnos de los chistes de Chiquito de la Calzada, Martes y Trece, Arévalo o el humorista de turno sin ningún temor. Aquellos maravillosos tiempos donde el cuerpo de la mujer podía lucirse, sin ningún tapujo, en revistas, carteles, desfiles, entrega de premios.
Ahora, en pleno siglo XXI, hemos retrocedido en libertades y hay más censura que antes. En Gijón, hace unos años, por culpa de ese séquito de «falsas feministas” (denominadas así por Rubiales) el propietario de un negocio de la ciudad se vio obligado a quitar un cartel de una mujer en mallas deportivas, donde se apreciaba un precioso trasero, que llevaba dos décadas expuesto y a la vista de todos. Otro ejemplo de las incongruencias de estas feministas fue cuando este año se tuvo que retirar una campaña de publicidad en autobuses urbanos, donde se promocionaban unas suculentas hamburguesas de carne de vaca madurada, con el lema “Nos gustan maduritas, ¿y a ti?” y parece ser que en el Instituto asturiano de la Mujer “no gustó”.
En conclusión, después de todo lo que se avanzó en nuestro país desde la llegada de la democracia, ahora hay cada vez hay más desigualdad entre hombres y mujeres. Tal y como van las cosas con estas políticas feministas, en breve, ser hombre será un “animal en peligro de extinción”.
Lo que veo es que no están en peligro de extinción los burros (y las burras)
Tu y los que te dan voz para criticar a una ministra por pura ideología y partidismo, legitimáis la desigualdad y el machismo. Hacéis que los cobardes machistas y maltratadores se sientan respaldados bajo vuestras opiniones sesgadas por el dinero y la corrupción. Mientras tú pienses así y lo manifiestes, tus hijas seguirán bajo el peligro del abuso y tu no estarás haciendo nada para cambiarlo.
Parece increíble que este artículo haya sido publicado. Creo que debería ser denunciado por las siguientes razones:
XENOFOBIA, cuando habla de violentas manadas de chicos extranjeros.
HOMOFOBIA, ya que le parece estupendo estigmatizar a través de chistes homofóbicos
MACHISMO, supongo que cuando menta a Loquillo será por el tema La Mataré, del que renegó el propio autor. Lo que hizo Rubiales ya no lo defiende ni su familia. Cubiella quitó de motu propio el cartel dado que él mismo lo consideraba anacrónico y así lo hizo saber. Lo de «podía lucirse la mujer sin ningún tapujo en revistas» ya es de traca.
Ahora que lo peor es mencionar la posibilidad de que su hijo acabe en los calabozos por dar un pico. Teresa sabe que eso es muy improbable dado que su padre y marido de esta señora es el comisario jefe de la Policía Nacional de Gijón y le habrá informado que nadie acabó en ningún calabozo por ello. Menos su hijo.
Da verdadera repugnancia leerte, Teresa. Déjalo ya y busca trabajo de una vez. Del de verdad, no el de política enchufada.
Tus comentarios son VOXMITIVOS. Eres xenófoba, machista, ignorante y homófoba. Imagino que tu maridin pensará igual que tú, porque de otra manera sería imposible estar con semejante ser .