Rodolfo Ibáñez proyectó en 1888 el primer quiosco de música de Gijón. El templete, de corte clásico, se convirtió en una de las señas de identidad de Begoña. Su construcción se presupuestó en 4.406 pesetas de la época, y se mantuvo en pie tan solo medio siglo. Desde entonces, ha habido sucesivas transformaciones que no terminan de convencer a los gijoneses. El último, de 2015, costó 50.000 euros, es principalmente de hormigón y presenta un estado de abandono absoluto. Las críticas de los vecinos son constantes.
Los cambios en el quiosco de música de Gijón
El primer quiosco de música de Gijón tenía un estilo clásico y estaba rematado por una cúpula en forma de concha que servía para recoger el sonido a la perfección, tal y como describe el libro ‘La obra pública municipal en Gijón (1782-2006)’. El templete cumplía con todo lo que los gijoneses esperaban de él. Sin embargo, en plena Guerra Civil, en 1938, fue derribado tras ser declarado en ruinas.
Pasó más de medio siglo hasta que se volvió a levantar otro. Durante todo ese tiempo la Banda de Música de Gijón, que alegraba los domingos por la tarde a los vecinos, tocó sobre una tarima de madera. Así lo hizo hasta que en 1991 se construyó el nuevo quiosco para la música. Antonlín de la Fuente, el entonces director de la banda, propuso al Ayuntamiento que fuera de corte clásico y siguiera las líneas del originario. Sin embargo, hicieron lo contrario.
Se eligió un modelo que no convenció ni por el diseño ni por la acústica, y que tenía el hormigón como material protagonista. Permaneció así hasta 2015. En ese año, una reforma del Paseo de Begoña trajo una nueva remodelación. La plataforma, de material plástico, cristal y hormigón costó 50.000 euros y siguió sin convencer a los gijoneses.
Vandalismo y una nueva reforma para el quiosco de la música
Desde que se levantara en 2015, el actual quiosco de la música de Gijón se ha sometido a varias obras de reparación. ¿El motivo? Los numerosos actos vandálicos que se cometen sobre él. El abandono, la estética desafortunada para una gran mayoría y las pintadas que presenta han hecho que vecinos y oposición reclamen una nueva actuación en él.
El consistorio planea una reforma, estimada en 65.000 euros, que se prevé acometer en el tercer trimestre del año. Mientras tanto, en el quiosco ya no suena la música.