Habitantes de Viesques y padres de alumnos del colegio Begoña reclaman al Ayuntamiento medidas para forzar una limitación de velocidad y para «acabar con el caos» que se forma cada mañana ante el centro por la acumulación de coches

Todo país, toda región, incluso toda ciudad cuentan en su red de carreteras con sus particulares ‘puntos negros’, especialmente sensible a la concatenación de accidentes. En Gijón, la larga calle Anselmo Solar puede que aún no se haya granjeado el dudoso honor de ostentar dicha consideración, pero sí ha vuelto a acaparar el debate de la seguridad entre los vecinos de Viesques y, especialmente, los padres del alumnado matriculado en el cercano Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Begoña. Un tema recurrente, reavivado después de que, este mismo lunes, una menor fuese atropellada por un turismo en el pase de cebra que hay a la altura de la estación de servicio Repsol, cerca del cruce con Donoso Cortés. Afortunadamente la joven, estudiante de dicho centro educativo, resultó herida leve, pero el suceso ha bastado para que los lugareños vuelvan a alzar la voz contra el Ayuntamiento, exigiendo la implementación de mecanismos que limiten la velocidad en un tramo en el que, afirman, el tráfico suele circular muy rápido.
«Algo tiene que hacer, porque esto es caldo de cultivo para que haya una desgracia», han trasladado, en declaraciones hechas a miGijón, algunos de los habitantes de Viesques, hartos de que se sucedan incidentes en Anselmo Solar fruto de ese exceso de velocidad entre no pocos conductores. Por el momento, se desconoce si la causa del hecho acontecido hace dos días se debió a ello; al parecer, un camión bloqueó el campo visual del ocupante del turismo, que no pudo reparar en la menor y, por ende, se la llevó por delante. El paso de cebra en cuestión carece de semáforos, y en la carretera no existen ni badenes, ni resaltes, ni otros sistemas de limitación. Los mismos que, ahora, al calor del accidente, se reclaman colectivamente. «Que pongan algo, lo que sea, pero que corten eso, porque los coches van por ahí a toda leche. No sabemos si es porque hay prisa, porque a los que los llevan les gusta correr, o qué, pero esto es el pan nuestro de cada día. Y ya llevamos varios problemas», añaden.
Con todo, la atención del barrio, especialmente de los progenitores de los alumnos, está puesta particularmente en el caos automovilístico que cada mañana se forma ante el Colegio Begoña y que, sospechan, es parcialmente responsable de semejantes excesos de velocidad. «Es constante: muchos padres que llevan a sus hijos a clase en coche se concentran delante del centro, en un espacio reducido, y se forma tal caos que, cuando se libera, los conductores bajan pisando a fondo, para ganar tiempo», detallan. De ahí que su reclamación de mecanismos de seguridad en Anselmo Solar se haga extensible al entorno del colegio. Y es que, concluyen, «hay que pacificar esto. Hablamos de niños, con los que hay que tener un cuidado especial, y desde que nos quitaron los bolardos la seguridad brilla por su ausencia. Que el Gobierno municipal haga lo que quiera, pero que ponga soluciones ya».