«Hasta el 17 de agosto de 1907 no aparece ningún partido del Sporting reflejado en la prensa. No existía seguimiento alguno y era algo parecido a una ‘cosa de críos'»
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El mensaje oficial del presidente Martín Peláez como felicitación por el reciente aniversario del Real Oviedo, ha servido para encender la absurda polémica del acta fundacional del Sporting. Por enésima vez.
Sería conveniente recordar cómo era el fútbol en Gijón en el año 1905. Apenas había llegado a la ciudad un lustro antes, en el verano de 1900, de la mano de Luis Adaro Porcel. El gijonés había conocido el nuevo sport mientras realizaba sus estudios de ingeniería industrial en Suiza. Era practicado por un pequeño grupo de jóvenes gijoneses, estudiantes de familias pudientes en su práctica totalidad. No tenía apenas repercusión en la sociedad local de la época. Ni, mucho menos, en la regional.
Había, eso sí, cinco o seis equipos funcionando en la ciudad (el Gijón Sport, fundado en 1902; la Recreativa, la Sportiva Gijonesa, el Balón Club y poco más). Ninguno de ellos con acta de nacimiento oficializada y, seguramente, inexistente, puesto que no se entendía este deporte como algo con la importancia que hoy le damos, ni mucho menos que en pocos años pudiera tener la trascendencia que tendría un par de décadas después. Basta destacar que, hasta el 17 de agosto de 1907, no aparece ningún partido del Sporting reflejado en la prensa. No existía seguimiento alguno y era algo parecido a una ‘cosa de críos’.
En ese primer partido, disputado en Oviedo contra el Sport Ovetense, todos los componentes de ambos equipos tenían entre quince y dieciocho años, siendo el mayor de los jugadores rojiblancos Conrado Pineda, que estaba a punto de cumplir los dieciocho. Un grupo de esos chavales, provenientes de los citados equipos ya existentes en la ciudad, fueron los que, en el verano de 1905, fundaron el Sporting Club Gijonés, que cambiará su nombre al actual Real Sporting de Gijón el 2 de abril de 1916, según se aprobó en la junta de socios del club celebrada ese día en los salones de Real Club Astur de Regatas. Señalar, además, que los clubes de fútbol fundados en ese periodo de tiempo por adolescentes no son algo raro ni único en España, ni tampoco en otros países. El propio América de México, del que me comentan es seguidor el actual presidente del Real Oviedo, fue fundado por un grupo de chavales formado íntegramente por niños de trece años. Hoy es el equipo más laureado del país azteca.
Con Alfonso XIII en el poder, y bajo el gobierno de José Canalejas, en diciembre del año 1910 se cierra la posibilidad de crear nuevas asociaciones religiosas (la famosa ‘ley del candado’), pero paralelamente se abren totalmente los registros públicos a otros tipos de asociaciones civiles; entre ellas, las deportivas, que comenzaban a tener un peso importante en la sociedad de la época. Y así, el 22 de mayo de 1911 (el mismo año en el que el club logró su primer trofeo, el Campeonato de Asturias infantil, título, eso sí, oficioso) se reunieron representantes de los clubes existentes en Asturias en el Círculo Industrial de Avilés, con el objeto de formar una Federación Asturiana de Fútbol, pero para ello invitaban a los equipos a darse previamente de alta en los registros de asociaciones legamente reconocidos por el Gobierno Civil. El Sporting se inscribe en el registro municipal de Gijón como asociación “promotora del sport” un año más tarde, el 10 de junio de 1912 (documento cuyo original fue extraviado durante la Guerra Civil), y el 20 de junio de 1915 aparece en el listado del Registro de Asociaciones de la Provincia de Oviedo, bajo el epígrafe de “fomento del sport”, dándose oficialmente de alta en el mismo el 16 de junio de 1916, e incorporando unos nuevos estatutos societarios ante el citado registro provincial el 20 de julio de ese año. La fallida federación se había constituido, finalmente, en el 1913, disolviéndose poco después.
Del acta fundacional de la sociedad deportiva gijonesa nada se sabía ya entonces, ni tampoco se reclamaba en sitio alguno, puesto que no tenía ninguna relevancia legal y quedaba reducida, únicamente, a un objeto de valor histórico para el propio club. Sobre ella queda poco más que las declaraciones en prensa del que fuera primer secretario del club, Ignacio Lavilla: «Fue en verano (la fundación del club), en la tarde de un lunes, después del 21 de agosto de 1905 y antes de que empezara el curso escolar de ese año. Firmamos el acta fundacional -en una libreta de hule de color azul- Anselmo López como presidente, yo como secretario y una tercera persona como tesorero».
El resto ya es sabido. Los fundadores que aún vivían certificaron ante el notario Tomás Albi en el año 1956 que el club gijonés se había fundado en el verano de 1905, tal y como todos ellos recordaban. Una copia de la misma fue entregada al club por parte de la Asociación Anselmo López, auténticos guardianes de la historia sportinguista.