La reducción, de cuatro a dos años de prisión, se apoya en la apreciación de la existencia de dilaciones indebidas, dándoles el valor de atenuante y estimándola muy cualificada
La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias (TSJA) ha reducido la pena de cuatro a dos años de prisión para un osteópata procesado por un delito de abuso sexual a una paciente al estimar parcialmente el recurso contra la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Pronvincial al apreciar la existencia de dilaciones indebidas, dándoles el valor de atenuante y estimándola muy cualificada.
«Esta doctrina es plenamente aplicable al caso ya que entre la comisión de los hechos y la denuncia por parte de la víctima transcurrieron 9 años cuando el plazo de prescripción del delito por el que el recurrente es condenado es de 10 años», señala el fallo. Se confirman íntegramente el resto de los pronunciamientos de la sentencia recurrida excepto en lo referido al plazo de la prohibición de acercamiento a la víctima y de comunicar con ella por cualquier medio que se fija en un plazo de tres años en lugar de 5 años.
Los hechos probados sostienen que desde el año 2005, y hasta finales de 2010 o principios de 2011, la denunciante, nacida el 21 de enero de 1992, acudió esporádicamente a la consulta de osteopatía que el procesado tenía abierta en el número 26 de la calle del Camino Real de Colloto, para tratarse lesiones y problemas musculares.
En fecha no determinada, pero comprendida entre finales de 2010 y principios de 2011, la mujer acudió a la consulta por un problema de dolor lumbar. Estando tumbada en la camilla, boca abajo y vestida solo con la ropa interior, el procesado le dijo que la causa de ese dolor podía estar en una inflamación de la zona intestinal que podría estar presionando la región lumbar, tras lo cual le pidió que se pusiera boca arriba para palparle el vientre.
Así lo hizo comenzando a palparle el abdomen, para posteriormente bajar sus manos a la zona genital de la paciente hasta que, en un momento dado, le retiró la braga y le metió uno o dos dedos en la vagina. La mujer quedó bloqueada y sin poder reaccionar, y el procesado manoseó con sus dedos el interior de la vagina durante varios segundos, tras lo cual los retiró y volvió a colocar a la paciente la ropa interior. Aunque poco después la denunciante contó lo ocurrido a quien entonces era su novio y, años más tarde, a su marido, no denunció los hechos hasta el 16 de enero de 2020.