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Carmen Mier: «Cuando empecé en el fútbol con 20 años fui al psicólogo para sobrellevar algunas situaciones»

Josu Alonso por Josu Alonso
28/03/22
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I PARTE DE LA ENTREVISTA CON LA DIRECTORA DE PARTIDO DE LALIGA CARMEN MIER

«Ya no me siento un bicho raro dentro de las estructuras del fútbol. En LaLiga no importa si eres hombre o mujer, lo importante es el desarrollo de tus competencias»

«Como asturiana de pro, me encantaría que me designaran para un derbi asturiano. He vivido otros como el vasco y los ambientes son diferentes«

Carmen Mier/Sergio Vega

Dicen quienes la conocen que es extrovertida, divertida, perfeccionista y sociable. Algo de eso hay en la entrevista. Carmen Mier (Oviedo, 1986) ve el fútbol desde otra óptica, la visión que te ofrece ser uno de los 36 directores de partido de Primera y Segunda División. Es su última aventura después de haber trabajado en el deporte rey en varios clubes y haberlo compaginado con la docencia. También ha probado de las mieles de la comunicación en su vertiente más tradicional, pero lo de ella es el balón. Ya le venía de familia. Eso sí, el camino no ha sido fácil y también ha habido obstáculos. Todos ellos superados con éxito y haciéndolos valer como una enseñanza más para esa mochila que conforma la vida. Con un café de por medio, comienza una charla que va de deporte y comunicación, pero que también discurre por otros caminos.   

¿Ustedes son como los ‘hombres de negro’?

¡Qué buena pregunta! (risas). Somos observadores de lo que ocurre. Supervisamos que todos los protocolos que interfieren en la retransmisión televisiva se cumplan. Son varios ítems que no sólo se ciñen a esos 90 minutos de juego ya que nosotros llegamos a los estadios con cuatro horas de antelación en el caso de Primera División, tres en Segunda. Empezamos con una reunión con el propio club y la producción de televisión y luego desde ahí controlamos todos los aspectos que conlleva esa producción de partido: el césped, un elemento importante de cara a esa retransmisión televisiva ya que no es solo cuestión de que esté bien o mal, sino la medida que tiene, los tiempos de riego… La iluminación es necesaria que esté al 100%, aunque el partido sea de día, para que las luces o las sombras en la tele se minimicen lo máximo posible y el aspecto perimetral: toda la publicidad estática y dinámica que hay en el perímetro del terreno de juego, las equipaciones, las llegadas de los equipos, las comparecencias obligatorias, periodistas según la tipología de partido…

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Hay 36 directores de partido en España. ¿Cuántos elementos pueden llegar a analizar en cada encuentro?

Unos 160, 170. Nosotros funcionamos con unas listas y ahí salen todos los aspectos, pero resumiendo son unos 160, 170 elementos los que controlamos en cada estadio, cada partido.

¿Cuál es la parte más engorrosa de su tarea o aquella que debe medir al milímetro?

Al final el partido es en directo y como todos los directos lleva un minutaje y tiene que empezar a la hora marcada. Es una cuenta atrás previa de todos los elementos que tienen que estar en el partido, ver que todo vaya en el tiempo previsto para que el árbitro pite el inicio del partido a la hora marcada.

¿Da tiempo a abstraerse?

De lo que te puedes abstraer básicamente casi es de las jugadas que se dan en esos 90 minutos porque nosotros, cuando empieza el partido, no nos fijamos en el juego sino que estamos pendientes de que todo lo que lo envuelve esté bien, vaya según lo previsto y no haya ningún imprevisto o alguna actuación sobrevenida sobre la que haya que actuar para solucionarlo.

¿Con qué partido sueña?

Obviamente como asturiana que soy, un derbi ¿no? Un Oviedo-Sporting o un Sporting-Oviedo porque sí que he vivido otro tipo de derbis, por ejemplo el vasco, y sí que es verdad que los ambientes son diferentes, pero como buena asturiana y asturiana de pro, el derbi asturiano.

Cedida

¿Cómo llega esta opción de volver al mundo del deporte?

Desde que empecé mi bagaje profesional estuve vinculada a la gestión deportiva en diferentes clubes. Sí es cierto que no pensaba que se iba a dar porque realmente el fútbol lo he vivido siempre desde pequeña con mi familia: mis primos, mis tíos, todos me llevaban a ver fútbol. También coincide que tenemos un restaurante y por ahí pasaban muchos equipos y eso te va generando curiosidad, pero nunca pensé que me iba a dedicar de manera profesional a ello. Tuve la oportunidad de empezar en el Real Oviedo, hice mis prácticas de la carrera y después me quedé. Ahí tuve una visión 360 porque excepto salir a jugar recorrí todos los departamentos del club y se creó el gusanillo de la gestión deportiva. Empecé a formarme con temas vinculados a la comunicación deportiva y a la gestión propiamente dicha y me llegaron oportunidades de saltar a otro equipo. Estuve en Guadalajara con el ascenso a Segunda División. Era un equipo que tenía la categoría, pero no tenía la estructura y con mis conocimientos previos ayudé a crear esa estructura de club profesional. Estando en Guadalajara me llamaron del Córdoba, parecía casi un jugador que cada temporada firma contratos (risas) y mi trabajo allí y más tarde en Lugo desde el punto de vista corporativo y organizativo dentro de las estructuras, fue lo que hizo que LaLiga se fijase en mí y me llamase para aportar mi visión, ya no desde dentro de clubes sino desde la propia organización.

Cuando hablamos de fútbol, tradicionalmente lo hemos asociado a un mundo de hombres. En su ámbito, ¿se siente un bicho raro?

Es una buena pregunta porque gracias a Dios hoy en día no, pero cuando empecé sí. Tengo la suerte de estar en una organización en la cual no importa si eres hombre o mujer, lo importante son las competencias que tú desarrollas, pero sí es cierto que llevo 13-14 años en este mundo y al comenzar sí me sentía bicho raro porque en aquel momento podíamos ser una o dos mujeres las que estábamos dentro de esa estructura de 100 o 200 personas. Había una creencia un poco arraigada de que la mujer no pintaba mucho en este papel y sí que me ha tocado luchar y lidiar con muchas situaciones no muy agradables. Según iban avanzando los años, esto ha ido cambiando y en la actualidad es diferente. Puedo decir que ya no soy bicho raro dentro de las estructuras.

¿Y eso cómo se gestiona mentalmente?

Empecé con 20 años y estás un poco todavía por amoldar, es decir, son tus primeras experiencias profesionales, te encuentras en un mundo mediático porque tiene proyección, te ves en muchas situaciones que tú no eres quien juega, pero también tienes esa proyección o esa repercusión a través de medios de comunicación o incluso en foros. Ahora ya no están de moda, pero de repente veías que incluso se hablaba de ti y con opiniones diversas que, al principio, te las tomabas a broma, pero en mi caso llegó un punto que me afectó. De hecho, tuve que ir a terapia para llevar ciertas situaciones porque se me escapaban, no entendía por qué solo por ser mujer me atacaban. Esa terapia fue lo que mejor me vino. De hecho, soy de las que digo que deberíamos tener un psicólogo de cabecera para llevar este tipo de situaciones. Con un poco de fuerza interior y esa ayuda externa psicológica, canalicé este tipo de situaciones, sobre todo, para relativizarlas y dejarlas un poco a un lado. También te digo que gracias a esas situaciones hoy soy la persona que soy y no me arrepiento.

Como ha cambiado la situación que ya se habla abiertamente de cuestiones de salud mental. 

Es una de las cosas que ahora parece que se está visibilizando más, pedir ayuda a profesionales. En mi caso, nunca me escondí ni me dio reparo asumir que iba a terapia: estuve yendo a psicólogos, incluso una época también al psiquiatra y no pasaba nada. De hecho, estoy muy orgullosa de haber ido y soy una de las que abandera ese tipo de ayuda. A todos nos viene bien porque creemos que podemos con todo, pero muchas veces no es así y hablar con gente profesional te ayuda a poder enfocarlo y llevarlo de otra manera.

La figura de director de partido arrancó en 2014. ¿Ocho años en el fútbol son un mundo?

Suelo decir que un año en el fútbol es comparable a cuatro o cinco en la vida real. Hay muchos trabajos estresantes, muchas situaciones que te ponen al límite, pero el fútbol es uno de ellos y no por la presión o por el estrés que supone, sino por la repercusión que tiene y a lo que están sometidos todos los actores que interfieren.

Además, tengo entendido que están formándose continuamente… 

Sí porque no es solo llegar y ver que todo está bonito y empiece el partido. Al final son muchos aspectos que llevamos a nivel de infraestructuras, de organización, de seguridad… Son muchas cosas que nos hacen estar en un continuo aprendizaje y para ello tenemos herramientas formativas que posibilitan que tengamos un conocimiento mayor.

Voy a hacer de abogado del diablo. ¿La cercanía que hemos perdido los medos con los futbolistas se ha cargado el fútbol?

De cara a los medios puede parecerlo, pero lo veo como una organización, se ponen unas pautas. Puedo hablar porque viví la transformación de ese fútbol, estuve en clubes cuando no existía un reglamento para la retransmisión televisiva, cuando cada uno iba por su cuenta y es cierto que los periodistas tenían una cercanía mayor, llamaban al propio jugador en el momento que querían y lo tenían. Ahora es verdad que no es una regulación, es una organización propia. La entrevista tiene que pasar por unos procedimientos para llegar a ella, pero luego tú vas a tener el protagonista y vas a poder preguntar lo que quieras. Es una manera de organizarlo, de protocolizarlo, esa palabra que tanto me encanta (risas). 

¿Viajar mucho le ha hecho querer Asturias de otra manera?

¡Hombre! Reconozco que hubo una época de transición en mi vida en la que veía que en Asturias quizás no había tanta oportunidad, que debía irme y lo hice: Madrid, Londres, Guadalajara, Córdoba, Lugo… Es una experiencia que hay que vivir, pero también cada vez que estás fuera empiezas a valorar más lo que tienes en casa. En el momento que pude volver, no lo dudé. De hecho, tiene que venir una oportunidad muy gorda para que me vaya. Ahora mismo estoy encantada.

“Soy de Oviedo, pero llevo seis años viviendo en Gijón. Estoy todo el día en la Y, encantada porque tengo lo mejor de las dos ciudades”


Tiene 35 años y ha vuelto a residir en el Principado, algo poco habitual. ¿Cómo ve desde su óptica el éxodo de gente joven que no frena?

Es una comunidad un poco envejecida. Asturias para disfrutar a nivel de ocio es fantástica porque lo tenemos todo: playa, montaña, chigres y encima al alcance de la mano, pero a nivel laboral no hay todas las oportunidades que nos gustaría. También es verdad que con la pandemia tengo la sensación de que va a cambiar un poco ese panorama. ¿Por qué? Porque la gente joven que se va fuera al final siempre quiere volver y espera la oportunidad porque la calidad de vida que tenemos en Asturias no la hay en otra comunidad. Ya vemos como la descentralización de los puestos de trabajo, el hecho de no tener que estar en una oficina, lo está posibilitando y la gente está regresando. Va a ser otra oportunidad para Asturias y, sobre todo, para los jóvenes dentro del Principado.

Es de Oviedo, pero vive en Gijón. ¿Usted es un ejemplo de ruptura de localismos?

Lo tengo clarísimo. No hay distancias en Asturias. Soy de Oviedo y viví allí toda mi vida, pero precisamente el haber estado fuera me hizo volver a Asturias con otra visión. Cuando llegué, medité y dije: ‘¿Qué puedo hacer para estar mejor aquí?’ y la primera decisión que tomé fue venirme a vivir a Gijón. De hecho, son seis años ya y no me arrepiento, estoy encantada. Por familia y por trabajo estoy todo el día en la Y, pero son 20 minutos lo que nos separa y como digo: ‘Tengo lo mejor de las dos ciudades’.

¿Uno de los grandes males de esta comunidad pasa por el ombliguismo?

Sí y lo puedo decir porque estuve fuera. Está claro que todos tenemos ese orgullo de pertenencia, para nosotros lo nuestro es lo mejor y podemos estar muy orgullosos de lo que tenemos. Sí que es cierto que hay que pasar el Huerna (risas) y ver que hay mucho más, al final cada uno tiene lo suyo, todo aporta y abrir esa mente nos puede traer cosas más beneficiosas para todos.

¿La política está a la altura de las circunstancias?

El tema político llevamos unos años un poco convulso y me gusta apartarlo todo de la política porque no me gusta politizar. Si que se aprovecha cualquier circunstancia para hacerlo, pero la política tendría que hacer un examen de conciencia, reflexionar y realmente ponerse a la altura de las circunstancias. 

“La pandemia puede ser una oportunidad para Asturias y, sobre todo, la gente joven del Principado. En mi caso, tiene que venir una oportunidad muy gorda para que me vaya”


Pese a su juventud, tiene una larga trayectoria laboral. ¿Es consciente de no es algo habitual?

No es habitual y más en la época que nos tocó con todas las crisis previas porque nuestra generación viene de la de 2008 y cuando empezamos a salir llegó la pandemia y sus derivadas. No lo valoraba porque soy una persona que me cuesta creerme las cosas que me pasan, pero haciendo un poco reflexión y análisis de toda la proyección, soy una afortunada de poder haber empezado a trabajar con 20 años y, sobre todo, haber estado dedicada desde el principio a lo que me gustaba.

De las caras en las que ha trabajado en el fútbol, ¿con cuál se queda? 

En todos los clubes en los que estuve andaba a caballo entre protocolo y comunicación. Una vez que estaba dentro de las estructuras, por mi forma de ser o por mi perfil, me fui readaptando un poco a un perfil organizativo interno. Es lo que más me llama la atención. El protocolo me gusta definirlo como organización, es organizarse para los diferentes aspectos con los que nos encontramos. Aunque el mundo de la comunicación es fantástico y me gusta, me quedaría con la parte organizativa, con la que estoy ahora mismo en LaLiga. 

¿Y qué experiencia laboral le ha marcado más?

El Córdoba. El equipo estaba en Segunda División, pero fue mi mayor proyección porque en poco tiempo fue cuando más recorrido y más ascensos pude tener dentro de un club y la estructura que tenía era para estar en Primera División de sobra. De hecho, me fui y ascendió (risas). A nivel profesional fue el mayor recorrido y el más corto que tuve para ir subiendo escalones y a nivel personal Córdoba me encanta, es mi espinita, volvería. Es la experiencia que me marcó tanto profesional como personalmente.

“Córdoba es la experiencia que más me marcó profesional y personalmente. Es un lugar al que volvería, es mi espinita”


¿Pedirle objetividad al periodismo deportivo es una quimera?

Sí, pero porque al final el fútbol lleva esa parte sentimental que el periodista que está detrás obviamente es profesional, pero cuando está asignado a cubrir un club y puede ser que sea de él o no, el roce le va y es normal que cueste. El fútbol mueve sensaciones, genera sentimientos y somos personas y los tenemos. No hay más.

¿Volverá al otro lado?

Nunca digas nunca, pero ahora mismo estoy encantada y sobre todo tengo una visión 360. Lo que yo antes preparaba para que todo estuviese bien, ahora vengo a observarlo y quiero seguir muchos años en la posición en la que estoy.

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