Entrevista a la streamer gijonesa
“Ser streamer no quiere decir que seas millonaria. Es cierto que puedes vivir de ello, pero menos del 1% de la gente lo hace”
“Asturias, a nivel laboral, está complicado. Mucha gente joven que conozco se está yendo porque dice que no puede trabajar”
Elena Loredo (Gijón, 1995) arranca con fuerza 2022. Por su nombre y apellido, pocos las conocen. Sin embargo, apelando a ‘Elesky’, el número de seguidores se multiplica por miles en distintas redes sociales. La gijonesa es una de las streamers del momento y ha conseguido introducir un instrumento como el piano en el universo Twitch. Las marcas se disputan a la joven de 26 años que, más allá de las música de los videojuegos, también se anima con grandes temas como el famoso ‘Bella Ciao’, un vídeo que en solo unas horas acumulaba miles de visualizaciones.
Empecemos por el principio. ¿De dónde surge todo esto?
Viene dado porque desde los cinco años me he dedicado a tocar el piano, al mundo de la música. Desde entonces no he dejado de tocar, aprender mucho, he ido al conservatorio, academias… A eso le sumo, sobre todo, mi interés más allá de lo que te enseñan en el conservatorio, porque la educación musical en las especialidades de interpretación, por lo menos en Asturias, están más enfocadas a música clásica. Mi interés por tocar bandas sonoras nace porque, además de tocar el piano desde muy pequeña, también juego a videojuegos. Me pareció un descubrimiento total cuando un día se me ocurrió juntar las dos cosas y tocar bandas sonoras. Desde que empecé no he parado y me parece de lo mejor que he podido hacer porque es juntar dos mundos: tu afición -videojuegos, series, cine, anime- y tu pasión -la música-.
¿Se considera una pianista de los videojuegos?
Me gustaría más decir de bandas sonoras, pero tampoco le hago feos al resto de géneros. También escucho música actual, rock… No me gusta encerrarme en un género, pero el que más me gusta es el de las bandas sonoras, sin duda.
“Mi interés por tocar bandas sonoras nace porque, además de tocar el piano desde muy pequeña, también juego a videojuegos. Ha sido juntar mi pasión y mi afición”
Es una habitual casi diaria en Twitch con sus directos. ¿Qué busca transmitir?
Sobre todo, compartir. Me parece que, más allá de lo que tú hagas por tu cuenta, es muy bonito el momento en el que lo compartes y cuando ves feedback de la gente que te está viendo, está disfrutando… El primer comentario que recibí no fue en Twitch, fue en otra red social, y no se me olvidará nunca porque dije: ‘Ostras, hay gente, más allá de lo que yo piense, a la que también le gusta lo que hago’. Es un sentimiento de realización y emoción absoluto.
Más de 135.000 seguidores en Twitch, 55.000 en Twitter, 24.000 en Instagram, 14.000 en Tiktok y 12.500 en YouTube. ¿En cuál se encuentra más cómoda?
Me encuentro muy cómoda en Twitch porque es donde estoy casi a diario y tengo una interacción directa con la gente. Es algo muy nuevo porque hace algunos años estaba más en auge YouTube. Ahí simplemente te grababas un vídeo, lo editabas, lo subías y la gente te ponía sus comentarios debajo, pero no en tiempo real porque tú ya habías subido el vídeo y los veías a posteriori. Con Twitch, al ser tan directo e inmediato, sí que me siento muy cómoda. También estoy muy a gusto en Twitter porque es la primera red social que tuve como como creadora de contenido. Son las dos que más he utilizado y además coincide que son las dos más grandes.
¿Le gustaría no estar en alguna, pero no le queda más remedio?
No estoy incómoda con ninguna. Al contrario, me gustaría tener tiempo para poder subir cosas, incluso a Spotify, pero es un trabajo que no puedo hacer ahora mismo porque tengo un montón de volumen entre estudios y demás y no puedo abordarlo. Querría tener más tiempo para más cositas, pero con las que tengo estoy muy contenta. No soy de las que está todos los días preocupándome si puedo hacer algo más o puedo estar en otra red social más.
¿Twitch es el presente, el medio de los jóvenes? Al final no deja de ser un canal que tiene detrás un gran grupo como Amazon.
Veo que cada vez va creciendo más. Este año Twitch ha cumplido una década y poco antes de empezar sabía que existía, pero no estaba al nivel actual. Mucha gente lo ha conocido también gracias a la cuarentena y han empezado a retransmitir y hacer directos gracias a la pandemia. Al final se ha convertido en el día a día de mucha gente, tanto para personas que retransmiten como para espectadores. Lo considero presente y le queda mucho por crecer todavía.
¿Las redes sociales generan dependencia?
En mi caso no. Antes me podía costar más estar unos días sin retransmitir en Twitch, pero este último año me he tomado un descanso en julio y agosto para disfrutar del verano. En diciembre también tuve un viaje de trabajo que junté a otro viaje para ir a un evento, precisamente de Amazon, donde había un montón de cositas de gaming, Twitch, torneos de eSports… Durante este último año sí que me he visto bastante más abierta a decir que me tomo unos días de relax, pero nunca he llegado a ser dependiente de una red social.
“Compartir lo que haces a través de las retransmisiones es muy bonito. Es un sentimiento de realización y emoción absoluto”
Pertenece a una generación que vive a través de Internet. Sin embargo, su perfil no genera animadversiones ni polémicas. ¿Esto es una virtud?
Cada persona, ya sea creador de contenido o no, pone el límite. Me parece innecesario entrar en polémicas o causarlas, es decir, no es algo que me vaya a aportar nada y no lo veo algo necesario ni que necesite hacer porque considero que hay muchas otras cosas que van a tener consecuencias positivas. Eso me hace mucho más feliz. No sé si es una virtud, pero de la forma que lo vivo, me parece súper sano para mí misma. Tampoco tengo curiosidad por saber qué pasaría si hubiera polémicas a mi alrededor. También te digo que hay gente para todo y hagas lo que hagas siempre va a haber alguien a la que le cause molestia por algún lado o por otro. Es algo inevitable, pero tú decides el valor que le das. Soy de las que trata de darle el menor posible y centrarme en lo bueno.
A la velocidad que vivimos, ¿alguna vez ha pensado que el uso de las plataformas puede ser una moda pasajera?
Después de tantos años en redes, no es ninguna moda. De hecho, es una herramienta buenísima para dar a conocer plataformas como Twitch o tu contenido. Llevo casi 13 años en las redes: desde que existía Tuenti, Messenger, los foros hasta hoy. Van evolucionando cada vez más y nos adaptamos muy bien a las nuevas propuestas que van llegando. Twitch hay gente que todavía no lo conoce, pero cuando alguien lo descubre quiere hacer cosas. Hay predisposición a lo positivo y cada vez más aceptación. Hace años el pensamiento era sobre las dudas que generaba internet, pero ahora veo muy claro que ha venido para quedarse y que no es ninguna moda.
Ha tocado el piano con Nintendo, PlayStation, Bethesda y Riot. También ha colaborado con Xbox y acaba de empezar con un espacio en un programa de Vodafone Yu. Todo esto lo hace desde Gijón. ¿Se puede ser una streamer de éxito viviendo en una ciudad pequeña?
Se puede porque al final es un trabajo que haces desde casa y muchas empresas como las que acabas de nombrar te dan esa opción. De hecho, por la pandemia ninguna me ha ofrecido ir presencialmente. Sí que hay conciertos en los que he actuado como Gamepolis, Mangafest o Ultralan donde te vas dando cuenta de que, siendo una ciudad pequeña y además tan apartada como Gijón, estás un poco vendida porque tienes que hacer desplazamientos de tres, cuatro o cinco horas como mínimo. La actividad más cercana fuera de Asturias ha sido Bilbao, pero más allá de eso, la mayoría de trabajo es desde casa y obviamente se puede hacer desde ciudades muy pequeñas. Mucha gente dice que en Madrid está todo, estás súper bien ubicada y es verdad, pero hay mucha gente que opta por ir a provincias que rodean Madrid porque es más barato, pero sigues estando en el centro y puedes llegar en una hora o 45 minutos. Cuando termine de estudiar dentro de unos meses, sí que me gustaría ir a vivir a Madrid o alrededores, pero estar en Gijón no es un impedimento. Puedes ser un streamer de éxito viviendo aquí o en cualquier otro lugar.
Perdón, streamer de éxito no, la mejor del país según el galardón que recibió en 2021. ¿Esto es una presión añadida?
Estoy agradecidísima por el premio que me dieron en los Omniscon Awards y me hizo muchísima ilusión, fue increíble. Habrá personas que te vean como la mejor y otras que consideren como la mejor a otra porque les gusta más. Al final es cuestión de gustos y con que streamer congenias más porque Twitch es mucho de eso. ¿La mejor? No me genera presión, pero sí duda. Tengo muchos compis de plataformas y guardo relación con mucha gente que hace música y no soy de compararme. Jamás se me ocurriría.
“Nunca he llegado a ser dependiente de una red social. Mi trabajo me ha servido para dar otra visión al piano, ha cambiado un poco la mentalidad de la gente”
También la hemos visto en charlas como la que ofreció el pasado mes de diciembre en el Conservatorio Julián Orbón de Avilés. ¿Ha conseguido rejuvenecer la imagen que había sobre el piano?
No pienso tanto en rejuvenecer el piano en el sentido de la edad, pero sí que he visto un poco cómo daba otra visión al instrumento. Es decir, hay mucha gente que veía el piano como algo súper aburrido porque te enseñan música de una forma muy seria, muy protocolaria en los conservatorios y viendo a gente tocar bandas sonoras o lo que le apetece, les ha cambiado un poco la mentalidad.
Sus seguidores son gente joven. ¿Se plantea llegar a un público más adulto?
En tus redes sociales puedes mirar las estadísticas para ver la edad de tu público, aunque es algo que hago bastante poco. Algunas veces las empresas te piden datos demográficos y sí que ves que rondan entre los 20 y los 30 años. Muchas de esas personas adultas que me comentas igual son padres de niños que están viendo tu streaming. Lo digo porque me han pasado algún vídeo de un hijo viendo un directo con su padre. La forma de llegar a un público más adulto no sé si sería precisamente tocar música clásica porque es algo a lo que están más acostumbrados los adultos. Cuando iba a la ópera, la media de edad era bastante alta y ese el concepto que se tiene y el que ves. Tampoco cambiaría lo que hago para llegar a más gente. Si me hace feliz hacer este tipo de música y llega a un rango de edad, perfecto y si llega a otro público, perfecto también.
¿Su trabajo lo asocia a la diversión?
Empezó como diversión, no con ninguna intención de ser un trabajo. Todo surgió cuando subí un video a Twitter hace cuatro años. Estaba tocando el opening de un anime de Digimon y ni siquiera se me veía la cara, sólo las manos y a la gente le gustó mucho. Venía de una educación muy clásica y de hacer estas cosas en mi casa sola, tocaba encerrada y pocas veces en público, nunca había subido un video tocando un tema de bandas sonoras y cuando vi eso pensé en cómo les podía gustar. Seguí subiendo videos porque me hacía mucha ilusión y al final todo surgió sin querer. Los videos llevaron a los conciertos, los conciertos a las retransmisiones en vivo de Twitch y la plataforma me ha dado todo lo que tengo hoy. Ha venido todo sin querer y es un poco la esencia, para nada lo veo como una obligación. Cuando estoy en directo lo estoy pasando muy bien siempre y si lo paso mal se nota, pero si eso sucede es porque estoy afectada por algo totalmente externo a la retransmisión, puede ser una vez al mes, pero el trabajo no lo veo como algo pesado para nada.
Otra de las fórmulas que se repite con los streamers es que, habitualmente, no hay división entre el espacio laboral y el personal. En su caso, por ejemplo, trabaja desde casa y vive con su madre. ¿Es agobiante?
(Risas). Últimamente estoy haciendo un ejercicio de separación. Hace poco decidí tener un móvil sólo para trabajo por la cantidad de contactos que tenía. Antes era coger el teléfono y tener todo en uno y ahora estoy muchísimo mejor, desde que lo he hecho soy otra persona. Es algo que necesitaba porque no dejas de tener una vida. Hay veces que quieres estar con tu gente, tranquila, pero no puedes porque tu cabeza no te deja, estás con el móvil delante y dejas de disfrutar de la vida. Es algo que no me gustaría que sucediera y por eso estoy intentando que no ocurra. Jamás imaginé tener un móvil para trabajar, te lo digo en serio. No me afecta porque en la habitación monto y desmonto el piano cada vez que hago un directo, el resto del tiempo el piano lo dejo a un lado y pongo la silla para adelante. Me queda el escritorio libre y aquí es donde estoy también la mayor parte del tiempo libre. El espacio en sí no lo asocio a trabajo.
En el otro lado de la balanza encontramos figuras como Ibai Llanos que se acaba de comprar una casa. ¿Es peligroso vincular a los streamers con el lujo?
Twitch está muy bien, pero también es muy impredecible. Tú no sabes cómo vas a estar mañana o el mes que viene. Igual hay gente que dice que quiere ser streamer para ser rico. No funciona así y hay una especie de maldición que hace que las personas que empiezan a hacer directos por dinero no lo consigan. El hecho de empezar sólo por dinero genera ciertos comportamientos, en mi caso, de rechazo porque creo que hay cosas más importantes como disfrutar de lo que estás haciendo y hacerlo porque quieres y te gusta. En mi caso comencé sin ninguna expectativa y no puedo estar más agradecida de todo lo que lo que tengo hoy, pero si esto sirve para que la gente se dé un golpe de realidad, adelante: ser streamer no quiere decir que seas millonaria, para nada. Es cierto que puedes vivir de ello, aunque hay muy poca gente que lo hace, menos del 1%.
Sony anunciaba en 2020 que apoyaría al Principado para el desarrollo de videojuegos en la comunidad, algo así como convertir a Asturias en un espacio potencial para desarrollar la industria. Desde su punto de vista, ¿tiene la región mimbres?
Se podrían hacer cositas, pero llevaría su tiempo que se asentarán. Hay comunidades como el País Vasco que tienen sus propios proyectos. ¿Un ejemplo? Euskal Encounter, promovidos por empresas como Euskaltel. En Asturias, un supuesto podría ser con Telecable que empiece a financiar un proyecto para atraer público del panorama actual que le gusten los videojuegos o que esté interesado en las nuevas tecnologías. Se podría intentar y obviamente se podría conseguir, pero llevaría años asentar asentarlo. De hecho, Euskal Encounter es un proyecto que lleva casi 30 años y para que funcione como lo hace en la actualidad ha tenido un proceso. Sí que es verdad que Asturias, a nivel laboral, está complicado. Mucha gente joven que conozco se está yendo porque dice que no puede trabajar aquí.
De hecho, Asturias fue la séptima sede de PlayStation Talents Games Camp en España. ¿Son pasos en la buena dirección?
Hombre, que una empresa como Play escoja Asturias como sede o como espacio para hacer alguna feria o algún evento ya es un paso.
Comentarios 1