Convertida en icono de la lucha contra la proliferación de la violencia en las zonas de ocio, su muerte ha suscitado numerosas condolencias en las redes sociales, incluidas las del presidente del Principado, Adrián Barbón
Ha sido un inicio de semana trágico en la ciudad de Gijón. Yolanda Fernández Robledo, madre de Germán Fernández, el camarero que en 2017 recibió una brutal paliza en un negocio hostelero de la zona de Fomento, fallecía en la madrugada de este lunes en el Hospital de Cabueñes, a los 56 años, víctima del mismo cáncer que llevaba años padeciendo. Su muerte, no obstante, deja en la ciudad, al igual que en toda Asturias, el resultado de su ardua lucha contra la proliferación de la violencia en el ocio nocturno, un compromiso que mantuvo desde el mismo día en que su hijo fue agredido, y que ha propiciado decenas, si no cientos, de muestras de condolencias desde ayer, tanto en persona como a través de las redes sociales.
El mismo presidente del Principado, Adrián Barbón, trasladaba desde su cuenta de la red X su pesar por el fallecimiento de Fernández, y su ánimo a los allegados. «Lo siento mucho, de corazón. Mi más sentido pésame a su familia y amistades», escribía el líder asturiano, en la que ha sido sólo uno de los muchos ejemplos de solidaridad manifestados desde entonces. El cuerpo fue incinerado en el propio tanatorio, en la más estricta intimidad.
El influjo de la labor de Yolanda Fernández quedó particularmente patente el pasado noviembre, después de que José Antonio Justel Alonso, cartero leonés de 44 años, perdiese la vida en la misma zona a manos de dos jóvenes que le propinaron una letal paliza. Las movilizaciones vecinales subsiguientes enarbolaron el caso de Germán como ejemplo de aquello que no debería volver a repetirse, y generaron un clamor popular que, a la postre, se tradujo en un incremento de la presencia policial en Fomento.