El docente, autor del altercado en el campus del Milán en 2019, deberá pagar una multa de unos 2.700 euros, si bien la Justicia ha absuelto a un segundo acusado que agredió al primero
Yerran quienes piensan que las tensiones políticas son algo puramente del presente. El Juzgado de lo Penal Número Tres de Oviedo ha condenado a una pena de multa de quince meses, a razón de seis euros diarios y sumando cerca de 2.700, al profesor universitario que, en abril de 2019, tiró un adoquín a una furgoneta de Vox en el campus del Milán, en la capital asturiana. Ha sido la única condena dentro de un proceso en el que también se investigó a una segunda persona, propietaria del vehículo en cuestión, que agredió al docente tras el incidente; para ese último individuo, empero, el juez ha decretado la libre absolución del delito de lesiones del que venía siendo acusado.
Los hechos ocurrieron en la calle Melquiades Cabal de Oviedo, donde se celebraba, con las debidas autorizaciones, un acto informativo del partido político Vox. Para ello, se instaló una mesa informativa, que estaba previsto que contara con un toldo y una bandera de España, con su correspondiente mástil. Desde un principio se produjeron incidentes, ya que frente a la mesa se concentraron unos 150 jóvenes, entre los que se encontraba el docente, provistos de banderas de la Segunda República; algunos de ellos, en un descuido de quien montaba la mesa, cogieron el toldo, que destrozaron, y se apoderaron del mástil y de la bandera, arrojando ambos elementos al suelo.
A la vista de lo sucedido, y ante la probabilidad de que las cosas fueran a peor, el responsable de Vox avisó a la Policía Nacional, cuyos agentes, además de recuperar la bandera y su mástil, junto con el toldo hecho pedazos, formaron un cordón de seguridad entre los cuatro miembros de la mesa informativa y los concentrados. Pese a los gritos de «Sin policía no sois nadie», «Fascistas», «Fascista muerto, abono pa mi huerto», «Hijos de puta», «Que vuelva el 34» o «Cinco gatos y veinte policías» proferidos por los opositores, los componentes de la mesa no respondieron a las provocaciones. A las 14.25 horas empezaron a recoger y a cargar el material, y se subieron a un vehículo propiedad del absuelto, que emprendió la marcha seguido por algunos de los componentes del grupo que protestaba, incluido el profesor condenado.
Adoquines, patadas y ‘porrazos’
Cuando la furgoneta se detuvo en un semáforo en rojo en la calle de Amparo Pedregal, el docente cogió una piedra, un ladrillo o un adoquín, y lo arrojó contra la parte trasera del vehículo, causando desperfectos por valor de 1.545,78 euros. Entonces se bajaron del coche el hombre absuelto y otra persona, y, con la intención de detenerlo, comenzaron a perseguir al profesor, que salió corriendo. Los dos primeros avisaron también a los agentes, que ya se retiraban, con lo que algunos uniformados siguieron a las personas que corrían. En un momento de su huida el condenado subió por las escaleras del campus; el absuelto lo agarró para detenerlo, sin lograrlo, aunque debido a ello se cayó, golpeándose en la cabeza. Ya en el suelo, le propinó varias patadas que le produjeron diversas contusiones, que no consta precisaran para su curación más que una primera asistencia médica. Por su parte uno de los policías, creyendo que el condenado trataba de levantarse y escapar, le propinó un golpe con su defensa, que le causó una contusión lineal; pese a que no precisó tratamiento, tardó en curarse sesenta días.
El profesor universitario ha sido condenado como autor de un delito de daños, y absuelto del delito de lesiones en grado de tentativa y amenazas. Además, deberá indemnizar al otro implicado en el altercado con el coste de la reparación de los daños ocasionados en su furgoneta.