La magia y el color fueron los protagonistas de la despedida de la Semana Grande gijonesa
Durante 24 minutos, la magia y el fuego robaron la atención de Gijón. Es lo que tiene el fin de fiesta de la Semana Grande, la noche que todos los gijonudos esperan con la ilusión de un niño. Da igual que uno sea un jubilado, una madre de familia o un grupo de adolescentes: todos nos mezclamos en los arenales de Poniente y San Lorenzo. Es nuestra noche.
La de este año llegaba con fuerza. Pirotecnia Zaragozana, una empresa de renombre en el sector, había diseñado un espectáculo específico para Gijón. Cimadevilla es una plataforma perfecta, al fin y al cabo, para que este y oeste de la ciudad pueda disfrutar de una noche mágica. En total ardió más de una tonelada de artificios -alrededor de dos mil proyectiles- con 42 efectos y 24 colores. Porque los fuegos de ayer destacaron por eso, por el color. Una despedida por todo lo grande de unas fiestas de Begoña que, mañana, tendrán su broche final con el tradicional Danza Prima en la playa de San Lorenzo.