Los pisos más caros se localizan en La Arena y el centro, donde se concentra la mayor oferta de arrendamiento
Gabriel Cuesta
Una media de 576 euros al mes por alquilar un piso en Gijón. La ciudad no es ajena al incesante crecimiento de la burbuja del arrendamiento a nivel nacional y cuenta con los precios más elevados de Asturias, según el Estudio de la Vivienda llevado a cabo por el Ayuntamiento y la Universidad de Oviedo. La cifra corresponde al mes de noviembre del año pasado, cuando se realizo un muestreo con 600 pisos, además de una encuesta a los agentes inmobiliarios de la ciudad. «Cuanto menos oferta, mayor precio, Los propietarios se decantan más por la venta que por el alquiler. Principalmente, por el miedo a impagos y desperfectos. La protección a los propietarios, además, se traduce en un precio más elevado o garantías de cobro más exigentes», ha analizado José Pablo Calleja, uno de los expertos que ha participado en este análisis.
¿El importe más repetido? Un total de 550 euros, principalmente en la zona centro y La Arena, donde están la mayoría de pisos. El más barato encontrado era de 350 euros mensuales, de una habitación en El Cerillero. Estas cifras son una buena muestra de las diferencias entre barrios de Gijón. Por ejemplo, el centro y La Arena suman más del 40% de la oferta de alquiler. Son pisos más pequeños que la media de la ciudad. La mayoría, amueblados de dos habitaciones y con ascensor. Es precisamente la zona este y centro la que cuenta con precios más elevados, por encima de los 600 euros mensuales de media; mientras que en el este y sur (ya áreas más alejadas) rondan los 500. También cambian sus características dependiendo del desarrollo urbano. Por ejemplo, los pisos de Contrueces y La Calzada son más baratos y pequeños que los de Cimadevilla, de un tamaño similar, o Viesques, donde cuentan con mayor número de metros cuadrados.
Peligro de desahucio
El estudio, para el que se ha empleado un análisis comparativo con otras ciudades similares a Gijón como Valladolid, Vitoria y Hospitalet de Llobrega, concluye que los inquilinos «pagan demasiado», lo que puede suponer un «problema de exclusión» entre colectivos vulnerables, como los jóvenes, si además se suman otras variables como el elevado precio de la luz. «Ahora se termina la ley de protección contra los desahucios que el Gobierno central puso en marcha por la pandemia. Pueden elevarse», ha advertido Calleja. Los expertos, entre otras propuestas, invitan a tomar medidas para controlar la escalada de los precios del alquiler, activar mediante incentivos fiscales o gravámenes el mercado y crear un registro de vivienda vacía. «Estos datos nos ayudan a plantear qué medidas municipales podemos incluir en nuestro programa. Ahora hay que abordar junto a los técnicos de servicios sociales estas cuestiones. También estamos realizando una labor importante en la redistribución del parque de viviendas municipal», ha anunciado la concejala de Derechos y Bienestar Social Natalia González.