«Gijón es plan de vías y muro de San Lorenzo pero Gijón también es lo que necesita la vecindad de los 25 barrios y 21 parroquias rurales»

Hace sesenta semanas que me asomé a miGijón con el afán de volver a hablar de la ciudad de mi alma. Con las ganas de recorrer sus calles y sus barrios con una mirada más atenta y también, porqué no, de denuncia. Desde hace más de un año me he encontrado en mis paseos con las historias y realidades que he ido plasmando semana a semana y hoy me he dado cuenta de que de forma inconsciente he caído en el mismo lugar común de los políticos: mirar de forma prioritaria hacia el centro, olvidando que una ciudad, y posiblemente más ésta en la que vivimos, se compone y vive gracias a sus barrios.
Por dos veces que me preocupé de olvidos y deficiencias en algunos barrios de Gijón, ya no recuerdo cuántas veces he escrito sobre el Muro de San Lorenzo, el plan de Vías, el Solarón o la peatonalización de calles en el centro. Y me lo apunto como una deficiencia a corregir de igual manera que deben hacerlo los que gobiernan.
Vamos por partes. El equipo de Gobierno está cerca de llegar a un acuerdo con Ciudadanos para asegurar que en 2022 habrá presupuesto municipal. ¿Condición sine qua non?, que el Muro recupere el doble sentido de circulación. Segunda. La alcaldesa viaja a Madrid con una apretada e importante agenda para abordar el desbloqueo del plan de vías e intentar implicar a la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPIDES) en la ampliación del Parque Tecnológico.
Mientras tanto, los vecinos de Nuevo Roces han necesitado más de una década de reivindicaciones para que la Consejería de Educación adjudicase hace unos días el contrato para la redacción del proyecto de un futuro centro educativo y que la Consejería de Salud destinase una partida de medio millón de euros para la construcción de un consultorio médico.
Y si vamos un poco más allá, tenemos que parar en Roces, Portuarios, Contrueces, Tremañes, Monteana…Los barrios incluidos en el plan de “degradados” siguen esperando las actuaciones necesarias para que una ciudad como Gijón pueda quitar esa etiqueta a ciudadanos y ciudadanas que pagan impuestos de la misma manera que un vecino de Viesques, El Coto o el Centro. El proyecto ha sido víctima también de la subida del precio de los materiales de obra (en torno al 25 por ciento) que impidió a las constructoras interesadas cumplir con los presupuestos que se habían estipulado. Este parón, que afecta a unas 650 viviendas que llevan pendientes de reforma y mejora, en algunos casos, desde 2013, decidió al equipo de gobierno a destinar los 4,6 millones previstos para estas obras a las rehabilitaciones pendientes de fachadas y del plan del Muro.
En resumen, que comenzamos en el Muro y acabamos en el Muro, lo que certifica que en esta ciudad hace falta un urgente cambio de mentalidad y al igual que el presidente del Principado, Adrián Barbón, pidió disculpas a Gijón por el fiasco de la adjudicación de las obras de ampliación del Hospital de Cabueñes, ha llegado el momento de que desde el ayuntamiento se haga un acto de contrición y los barrios figuren como una prioridad absoluta en la agenda municipal.
Si Gijón es como es se lo debe a unos barrios que le han dado el carácter y la personalidad. Desde la coña marinera de La Arena a la histórica resistencia vecinal de La Calzada, al movimiento obrero del Llano, a los oficios de Roces, a la histórica y única Cimadevilla, a la acogida social de Pumarín o a la tradición industrial de Jove o Moreda. Gijón es plan de vías y muro de San Lorenzo pero Gijón también es lo que necesita la vecindad de los 25 barrios y 21 parroquias rurales que componen el concejo.