Ubicada entre Jenaro Suárez Prendes y el camino de la Carbayera, se halla a pocos metros de varias viviendas sociales y de VIPASA; los lugareños denuncian que, medio año después de la promesa municipal de tomar medidas, «no se ha hecho nada»
Nuevo Roces ha vuelto a desenvainar los sables de la lucha vecinal… Y a afilarlos para presentar batalla al Ayuntamiento de Gijón. Pero, en esta ocasión, el frente no se encuentra en la insuficiente comunicación mediante transporte público del barrio meridional con el resto de la ciudad, ni tampoco en la enquistada demanda de un centro municipal que, pese a las peticiones de los lugareños, sigue sin figurar en los presupuestos municipales. No… Esta vez se trata de algo más convencional y, de paso, visualmente evidente. Los habitantes de la zona han vuelto a alzar la voz contra el Gobierno gijonés para exigir, de una vez por todas, la toma de medidas para acabar con el patente estado de abandono en que se encuentra cierta parcela ubicada en la intersección entre la calle Jenaro Suárez Prendes y el camino de la Carbayera. Un problema que ya ha trascendido lo meramente estético, y que incluye la presencia frecuente de una fauna poco deseable… A escasos metros de un buen puñado de viviendas.
«Sólo hay que ver cómo está; la maleza crece por todas partes y, encima, hay roedores que se cuelan en la urbanización«, claman desde la Asociación Vecinal, que preside Graciela Buzón. Y lo cierto es que la estampa habla por sí sola… Dentro de la suerte de triángulo que forma el terreno en cuestión, la vegetación crece sin orden ni concierto, ocultando el suelo de fondo. Y un detalle más: la parcela afectada está delimitada por una vivienda unifamiliar en uno de sus lados, cierto, pero en el otro de sus flancos edificados los bloques que se levantan son viviendas sociales e inmuebles administrados por la empresa autonómica VIPASA. Por si fuese poco, algunos de esos pisos están habitados por refugiados de los que cuida la Cruz Roja. «Hay muchos bajos, y eso lo hace todo más difícil», relatan en la entidad vecinal. E inciden en que, su bien no consta todavía que alguno de los roedores se haya colado en las viviendas, «ha habido vecinas que han tenido que tirar de golpes de escoba para evitar que se les metiesen en casa«.
Una única parcela… Con varios propietarios con los que coordinarse
La suerte ha querido que, por el momento, a nadie se le haya ocurrido utilizar ese terreno como vertedero improvisado, aunque el detalle consuela poco a los habitantes de la zona. Máxime a tenor de que, según afirman en la Asociación, desde hace seis meses carecen de noticias acerca de qué medidas se plantea adoptar el Consistorio. Un asunto, por otra parte, complicado, ya que la parcela está en manos de varios propietarios, herederos de su anterior dueño, y no resulta tarea sencilla coordinarse con ellos para lograr una autorización de limpieza. «Es cíclico; tenemos que pelearlo cada cierto tiempo, pero el 5 de octubre, cuando se inauguró la senda que nos conecta con Contrueces, Gilberto Villoria (concejal de Infraestructuras Urbanas y Rurales) le prometió a Graciela que el Ayuntamiento actuaría de oficio«, narran. Previamente, en julio, el colectivo vecinal presentó por registro una petición formal de intervención, a la que siguieron «dos correos electrónicos y varios mensajes de WhatsApp. No nos han respondido a nada, en ningún sentido«.
Con semejante panorama en el horizonte, y sin que, por el momento, el Ejecutivo gijonés haya respondido a las solicitudes de información sobre el particular hechas por miGijón, los habitantes de Nuevo Roces están decididos a continuar valiéndose de la denuncia pública como arma reivindicativa. Tanto es así que varios vídeos que reflejan el estado de la parcela ya han sido colgados en sus perfiles en las redes sociales. A la espera de constatar el efecto de esa táctica, la Asociación tampoco descarta hacer un llamamiento para acometer «acciones de calle» que, de algún modo, rompan la baraja y obliguen al Consistorio a resolver el problema.