El caso es que este ‘derroche led’ es justificado, entre otros motivos, como un argumento para fomentar el consumo en nuestro comercio
Resulta muy elocuente la pregunta que escuché hace unos días: “pero vamos a ver, ¿no tenemos que ahorrar porque la luz está muy cara? Y resulta que yo nunca vía más luces de Navidad en las calles que este año”. Alguien habrá que considere la pregunta-afirmación como un ejercicio de demagogia en unas fechas en las que si las calles no se engalanan se convierten en un arma de crítica muy hiriente contra la institución de turno. El caso es saber si realmente el derroche lumínico-festivo es coherente con la insistencia con la que las compañías eléctricas convierten cada mes nuestros cuerpos en una sudorina fría al comprobar como la factura de la luz se duplica o triplica en su valor, pero también en su repetición.
Dicen los ayuntamientos que sí, que han puesto más luces en las calles pero que el coste será inferior al de otros años por utilizar la nueva tecnología led que reduce de manera importante el coste de los consumos. Como ejemplo, Gijón ha presupuestado para alumbrar sus espacios públicos este año algo más de 320.000 euros, una cantidad similar a la de 2015 y, sin embargo, es fácilmente constatable que el número de luminarias es más que sensiblemente superior al de otros años.
El caso es que este ‘derroche led’ es justificado, entre otros motivos, como un argumento para fomentar el consumo en nuestro comercio. Establecimientos que se verán obligados a apagar la luz de sus escaparates a las diez de la noche para fomentar a la vez la reducción de consumos. Unos comercios en los que las contrataciones vinculadas a la presente campaña navideña, considerándose como tal el período comprendido entre el ‘black friday’ y las rebajas de enero, se van a reducir un 13 por ciento respecto a 2021. Según Randstad, una de las principales empresas de recursos humanos a nivel nacional e internacional, la Navidad de 2022 generará en nuestro país alrededor de 402.040 contrataciones frente a las 485.942 de la campaña anterior cuando, en el caso de Asturias, se llevaron a cabo 9.587 contratos vinculados a las necesidades propias de estas fechas. Y si bajan las contrataciones es porque también las perspectivas de consumo son menores a los de los años anteriores a la pandemia.
Al calor de estos datos, el frío de la calle me devuelve un poco de cordura para preguntarme si realmente lo que tenemos que hacer es iluminar o ahorrar en luces que permitan ofrecer más certezas a un sector que más que luminarias, estrellas gigantes, o árboles inalcanzables lo que precisa es el respaldo suficiente de las instituciones para que obliguen a las comercializadoras a rebajar unos precios inasumibles. ¡Claro que necesitamos y queremos calles iluminadas en Navidad! Pero, por encima de esos fuegos de artificio, lo que se necesita es claridad en los recibos de las eléctricas para que después de más de una hora de explicaciones sobre los números de tu factura, la única conclusión a la que puedes llegar es que nos engañan por desconocimiento y nos deslumbran con supuestas ofertas que ni suponen un ahorro real ni ayudan a tener un consumo más organizado.
Los ayuntamientos pueden poner leds en las calles, pero realmente lo que nos hace falta que de una vez por todas se establezcan las medidas suficientes para que todos podamos tener luz asequible que permita ahorrar para poder aumentar el consumo en ese comercio que si no contrata más es porque no puede. Esa es la cuestión.