Amazon ha abierto un camino en el que todas las instituciones deben ser apoyo, cauce y motor para que por fin Gijón y Asturias sean ciudad y comunidad de esas 4.0 de las que tanto les gusta hablar a los políticos
Uno. Arcelor Mittal presentará en unos días su plan de inversiones para acometer la descarbonización de sus plantas en España, proyecto que un noventa por ciento afectan a las factorías de Gijón y Avilés. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asistirá el día 13 a la puesta de largo.
Dos. Amazon levantará en el Polígono de Lloreda una estación de reparto que dará servicio a la ciudad y otras zonas de Asturias. Será un complemento al gran almacén que la multinacional estadounidense ha comenzado a construir en Siero. Amazon ha hecho una reserva de tres parcelas que suman 51.960 metros.
Tres. La empresa Sea Eight invertirá 73 millones durante seis años para la construcción de una planta de producción de lenguados en la explanada de La Figar, en el puerto de El Musel. Con una previsión de producción anual de 2.600 toneladas, está inversión generaría 145 puestos de trabajo.
Cuatro. Duro Felguera anuncia proyectos para la región relacionados con hidrógeno y almacenamientos de energía.
Cinco. Laboral Centro de Arte acogerá a partir de 2022 un centro de innovación en FP para el profesorado. Este espacio estará especializado en digitalización e industria 4.0.
Seis. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepides) aportará quince millones de euros a la zona de actividades logísticas de Asturias (ZALIA) para poder construir la subestación eléctrica, un elemento que permitirá iniciar la comercialización de las parcelas de la primera fase y desbloquear el proyecto.
Esta ciudad y esta región generó suelo industrial durante los últimos años como una prioridad irrenunciable para poder reconvertir y diversificar un tejido industrial envejecido y prácticamente sin futuro. De igual manera, en la primera década del año 2000 el Gobierno asturiano surtió la demanda de inversiones y equipamientos de los ayuntamientos con casas de cultura, piscinas y centros de interpretación. El gran exponente del esplendor municipal fue la transformación de la Universidad Laboral en una ambiciosa Laboral, Ciudad de la Cultura.
Ya lo dice el dicho: la potencia sin control es muy peligrosa y aquí sabemos mucho de eso. Durante años hemos visto crecer la hierba en los terrenos de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias; durante años hemos visto más farolas que naves en algunos polígonos industriales (el de Lloreda llega a la mitad de su ocupación trece años después de su inauguración), y no hablemos de equipamientos municipales que ni siquiera llegaron a abrir la puerta u otros que la cerraron por falta de medios para mantenerlos abiertos.
La última crisis parece haber instalado el concepto de la cordura y poco a poco podremos confiar en que, ahora sí, las inversiones se realizan con criterio y los recursos se administran con prudencia para que el futuro más inmediato asiente esta ciudad que necesita tanto el turismo y la cultura como a Arcelor y pequeñas medianas empresas atraídas por unas buenas condiciones logísticas y unas comunicaciones competitivas (además de los esperados fondos europeos). Amazon ha abierto un camino en el que todas las instituciones deben ser apoyo, cauce y motor para que por fin Gijón y Asturias sean ciudad y comunidad de esas 4.0 de las que tanto les gusta hablar a los políticos.